Capítulo 72

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Advertencia: El segundo extra posee una situación un poco incómoda.

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Su rostro cayó sobre sus pechos desnudos, al mismo tiempo en que ella emitía un último gemido. El sonido de su corazón latiendo rápidamente, mezclado con el de sus respiraciones agitadas, provocó que una sonrisa se formara en sus labios.

- ¿Estas bien? - elevó su mirada.

- Eres incansable. - sonrió ella, mientras él se acercaba y besaba sus labios.

- No puedo evitarlo. - murmuró. - Nunca es suficiente contigo.

- Lamento decepcionarte, Taisho. - lo besó suavemente. - Pero mi familia regresará pronto y... bueno, no pueden vernos así.

- ¿Crees que no lo saben? - arqueó sus cejas.

- Estoy segura de que lo saben. - acarició su mejilla. - Pero no quieres que nos vean así, ¿verdad?

- ¿Así cómo? - sonrió pícaramente, mientras posicionaba su miembro en su entrada. - ¿Qué vean como te hago gritar mi nombre? - mordió su labio inferior.

- Inuyasha. - suspiró al sentir como él volvía a penetrarla lentamente.

- ¿Soy insaciable?

- No te detengas. - arqueó su cuerpo, sintiendo el delicioso contacto de su piel desnuda contra la suya.

Momentos después, los nuevos gritos anunciaron sus liberaciones, ésta vez, encontrándola a ella sentada sobre él.

- Lo siento. - murmuró, mordiendo sutilmente su hombro. - Ya no lo haré... al menos por esta noche.

- Espero que así sea. - se separó ligeramente, besando la punta de su nariz.

Se puso de pie, mientras él soltaba un quejido de molestia.

- No me agrada que te apartes. - se cruzó de brazos.

- ¿Y como se supone que voy a vestirme? - sonrió.

- No sería necesario si tu familia no fuera a regresar temprano.

En ese momento, el ruido de la puerta de entrada se oyó, provocando que él se pusiera de pie y comenzara a vestirse rápidamente.

- ¿Decías? - rio al ver como él ya estaba completamente cubierto, mientras ella sólo había logrado ponerse su playera para dormir.

- No quiero arriesgarme a que tu madre me odie. - se sentó en la cama.

Ella se colocó sus shorts y se sentó a su lado.

- Te amo. - beso su mejilla.

- Ahí no es. - tomó su mentón y besó sus labios. - Yo te amo, pequeña. - ella sonrió y apoyó su cabeza sobre su hombro. - ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Dime...

- ¿Por qué estaban en la casa del anciano Myoga?

- Él es amigo del padre de Sango... yo... le conté todo lo que estaba sucediendo con Bankotsu, Yura, Kikyo y mis sueños...

- Ya veo... y ella te llevó con él.

- Exacto. - suspiró. - Necesitaba... necesitaba saber la conexión entre Hikari y el collar que me regalaste.

- ¿He? ¿De que hablas?

- Bueno... mis sueños con ella comenzaron después de que tú me regalaste el collar de la Perla de Shikon.

- ¿Por qué no me lo dijiste?

- Supongo que no quería hablar por hablar, tú entiendes...

- Si... - suspiró. - Entonces, ¿Cuál es su relación?

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