Capítulo 38

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Abrió sus ojos, encontrándose con el candelabro que colgaba del techo. Al parecer, su hermano no escatimaba en gastos inútiles, cuando se trataba de la decoración. Se sentó en la cama, observando a su novia, quién aún dormía plácidamente. La contempló unos segundos, sonriendo, y finalmente se dirigió al baño privado, en donde tomó una rápida ducha.

Se colocó la misma ropa del día anterior y revisó la hora en su celular, eran las 05:45 am. Salió de la habitación y encontró dos mudas de ropa, una femenina y otra masculina, en la pequeña mesa al lado de la puerta. Reingresó, cambiándose y saliendo nuevamente.

Descendió las escaleras y al instante, gracias a su agudo olfato, pudo percibir el olor a café proveniente de la cocina. Al llegar, se encontró con su hermano sirviéndose una taza.

- Feh... ¿eres gallo que te levantas tan temprano? - bromeó.

- A menos que seas una ilusión, o un holograma mal diseñado, también estás despierto.

- Lo lamento, tu espantosa decoración me quitó el sueño.

- Hm - sonrió, mirándolo por sobre su hombro - Ni sueñes que te serviré el desayuno.

- No esperaba que lo hicieras - se encogió de hombros.

El mayor se sentó en la mesa, mientras el peliplata tomaba una taza, sirviendo su bebida y sentándose al otro extremo.

- Para ser sincero - bebió un sorbo - Pensé que tendrías un séquito de personas sirviéndote.

- No lo necesito - respondió de manera inmutable - La señora Azumi llegará a las 06:15 am, los demás, después de las 08:00 am, cuando ya estoy en el trabajo.

- Comprendo, entones Kagura era quién se encargaba de ellos, ¿verdad?

El silencio del joven le brindó la respuesta afirmativa.

- Quería hablarte de algo - hizo caso omiso a sus palabras - Pero anoche no encontré la oportunidad.

Su frente se arrugó, mostrando su confusión.

- Tú también posees la maldición - bebió un nuevo sorbo, con total tranquilidad.

- ¿Qué? - se sorprendió - ¿Cómo lo sabes?

- Pude ver el destello rojo cuando llegaron anoche - hizo una pausa - Estoy seguro que, si hubieras encontrado a Yura cerca de Kagome, hubiera despertado.

- Eso no es bueno - miró su bebida, apretando ligeramente el recipiente - No quiero golpear a ninguna mujer.

- No lo harás, lamentablemente, jamás podrás tocar a Yura.

- ¿Por qué?

- Ella fue tu pareja, en algún momento la amaste, no importa cuanto rencor sientas por ella o que el sentimiento se haya esfumado, tu sangre siempre lo recordará... lo mismo me sucederá con Kagura.

- ¿Me estas diciendo que puedo llegar a protegerla en algún momento?

- No lo sé - desvió sus ojos - Tú dijiste que, hace un tiempo, fue a tu departamento a decirte que Bankotsu la había golpeado, ¿verdad? - él asintió - Sin embargo, tu sangre no se inmutó.

- ¡Keh! No me interesa que "la sangre" tenga memoria, no pienso arriesgarme por esa mujer, no después de todo lo que ha hecho.

- Hm...

- ¿De que te ríes?

- ¿Tuvo que hacer todo esto para que te dieras cuenta de que era una loca?

- Es fácil para ti decirlo, ustedes jamás se llevaron bien...

DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora