Capítulo 77

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Acarició su cabello, notando, por la flacidez de su cuerpo, que se había dormido profundamente.

Está agotada. Kagome... lamento no haber podido protegerte.

Ingresaron por la calle principal a una velocidad bastante lenta.

- ¿Qué te sucede? - preguntó, buscando la mirada de su hermano a través del retrovisor.

- No me preguntes. - respondió, entrecerrando sus ojos.

- ¿Quieres que yo conduzca? Estoy menos lastimado que tú...

Se esperaba una rotunda negativa, sin embargo, el peliplata orilló el vehículo.

Mierda, verdaderamente no se siente bien.

Con dificultad, el mayor de los Taisho descendió, mientras Inuyasha acomodaba suavemente a Kagome, a lo largo del asiento trasero.

Tomó el lugar del conductor, mientras su hermano se posicionaba en el asiento del lado. Aceleró sin más, continuando por la avenida principal. Inevitablemente, cada ciertos segundos, redirigía sus orbes dorados a él, quién presentaba una dificultosa respiración.

- ¿Qué me ves? - preguntó, mirando al frente.

- Es la primera vez que te veo en este estado. - apretó ligeramente el volante. - Tus heridas están perdiendo mucha sangre.

- ¿Cuántas veces tuve problemas con esta clase de gente?

- Te dijimos que Bankotsu no era conveniente para esa sociedad...

- ¡¿Crees que estamos para reproches, Inuyasha?! ¡Las cosas están hechas!

- ¡Nuestras malditas vidas están en peligro por culpa de ese idiota!

- ¡Te equivocas! - sus miradas llenas de molestia se cruzaron. - ¡Kikyo es la prima de Kagome! ¡¿Cuánto tiempo crees que iba a pasar para que esto explotara?! - el menor devolvió la vista al camino. - Aunque Bankotsu no existiera... la posibilidad de que ella se enterará, siempre estuvo presente.

- ¿Sabes algo de Naraku?

Naraku... Kikyo.

- ¡Maldición! - gritó, golpeando la puerta.

- ¡Despacio, animal! Kagome está durmiendo.

- Ve a su casa, tomaremos a Rin e iremos al hospital.

- ¿Vas a curar tus heridas?

- Tonterías. - tomó su celular, marcando aquel número. - Ginkotsu. - pronunció con seriedad.

- Señor... - su voz sonaba inquieta.

- ¿Qué sucedió?

- Magatsuhi... se llevó a esa jovencita...

- ¡¿Qué?! - su grito provocó una mirada fatal por parte de su hermano. - ¡¿Y por qué demonios no me llamaste?!

- Lo... lo hice, señor... pero... no obtuve respuesta.

Alejó el móvil, encendiendo la pantalla y encontrándose con la decena de llamadas perdidas, suspiró, regresando a la plática.

- ¿Cómo está Naraku?

- Las enfermeras tuvieron que dormirlo... él se quitó todo y estaba dispuesto a salir del hospital.

- Diles que lo mantengan así, iré para allá en cuanto me desocupe.

Cortó la llamada e, inmediatamente, marcó un nuevo número.

- Kagura. - aquel nombre sorprendió levemente a Inuyasha. - ¿Cómo se encuentran?

- Sesshomaru... te estamos esperando, necesito hablar contigo.

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