Mami!!! papá! - Sara se acercó a nosotros rascándole los ojos.
- ¿Ya estás durmiendo princesa? - Pregunté llevándola en mi regazo, Poncho me miró feo y sonreí - Estoy sentado
amor...
Sara se acurrucó en mi regazo, poniendo su cabeza sobre mi hombro y abrazando mi cuello.
- Un poco de sueño. - ella bostezó.
Entonces duerme una princesita...
No quiero dormir, hizo un poquito.
- ¿Por qué?
porque me voy a perder la fiesta súper genial, y también porque sé que cuando me despierte mañana por la mañana no
estarás aquí.
- ¿Qué?
- Ya sé que viajarás al No sé qué de miel. - ella puso los ojos en blanco. - Y me quedaré con la abuela...
- No sólo con la abuela mi amor.. ¡Te quedarás con tus dos abuelas y las dos abuelas y también con la tía Sophie y la tía
Nick!
Sara ensanchó los ojos y abrió una sonrisa de zafiro.
Hasta que no sea mala idea, susurró.
¿qué? - pregunté sin entender.
- ¡Nada mamá... Nadinha! - ella se rió y bostezó de nuevo colocando su cabeza sobre mi hombro.
- Duerme mi amor. - Hablé acariciándole el cabello.
Minutos después su respiración ya estaba pesada en mi cuello y Poncho la sacó de mi regazo.
La fiesta estaba a punto de terminar y todos vinieron a despedirse.
besé a Sara en la mejilla y Poncho se la entregó a Sophie y nuestras familias fueron a la casa de Poncho.
- ¿Vamos? - preguntó Poncho con una sonrisa sucia.
- ¡Seguramente! - respondí y le envolví los brazos alrededor del cuello. - ¿Pero ya estamos viajando? - pregunté.¡No! nuestra entrada está prevista para mañana por la mañana.. Hoy vamos a un lugar sorpresa para que nuestra
noche de bodas sea increíble...
- Mmm... Y puedo saber ¿qué lugar es este? - arqueó la ceja.
- Claro... - respondió. - ¡¡¡Qué no!!! es sorpresa Bobinha!
Me apretó la nariz y le mostré la lengua.
Fuimos a su coche y empezó a conducir Nos detuvimos en un faro y me hizo poner una venda, obedecí a regañadientes.
De repente se detuvo y me sacó del coche.
Cierra los ojos, me susurró al oído y me tiró de la venda...
Abrí los ojos y vi el hotel más magnífico que había visto en mi vida Era todo dorado, tenía dos fuentes y su entrada era
espléndida.
parece más un castillo, 'dijo tonto.
- Te lo mereces. - me llevó por la cintura dando un beso en la parte superior de mi cabeza.
Entramos al vestíbulo y fue aún más sorprendente.
Sonríe cuando un mayordomo nos respondió, ofreciendo champán, sin alcohol, por el bien del bebé y felicitándonos por
la boda.
Sostuve la cola del vestido y con la otra mano, la copa de champán Poncho tomó mi cintura y me dirigió a un ascensor,
subimos a la suite presidencial.
- ¿Agárrame? - me preguntó extendiendo la copa de champán Me la tomé enseguida, y sacó una carta de su bolsillo,
abriendo entonces la puerta de la habitación Me quitó los dos cuencos de las manos y rápidamente se puso una mesa
que estaba al costado de la puerta, dentro.
Luego volvió a mí y sonrió, pasando un brazo por mi cintura, y otro por mis piernas, llevándome en su regazo con la
facilidad que atrapó a Sara, solté un poco de susto y se rió.
Le envolví los brazos alrededor del cuello y lo tiré para un beso, sediento, y lleno de voluntad Él me puso en el suelo y
seguí con los brazos alrededor del cuello, besándolo, y apretando mi cintura con posesión.
- Tranquilo - susurró viendo mi desesperación por quitarme el traje Dejé ir un muxoxo de desaprobación - Tenemos todo
el tiempo del mundo - me besó la nariz y sonreí.
Entregó de nuevo mi vaso y tomó el suyo, y me llevó por la cintura hasta el balcón de la habitación Que daba a un lago
que estaba en la parte trasera del hotel El paisaje era maravilloso y me sentí abrumado unos minutos, solo admirando
ese maravilloso lugar.
Poncho se volvió para enfrentarme, y tomó mi mano vacía.
Me tocó la cara delirando, sus ojos estaban en un verde tan profundo que hice todo lo posible para no romper ese
contacto mágico que establecimos.
eres tan hermosa, dijo todavía tocándome la cara y suspiré, finalmente cerré los ojos. No puedo creer que aceptara ser
mi esposa...
Su esposa, su mejor amiga, su eterna novia, la madre de sus hijos, susurré abriendo los ojos lentamente y él sonrió
abiertamente.
- Un brindis... - levantó la copa e hice lo mismo. - ¡El primer día de nuestra eternidad!
Brindamos y bebemos con los brazos entrelazados.
Y luego me besó, pero no fue un beso ardiente como esperaba que fuera en nuestra noche de bodas Tocó mi cara con
tanta devoción y cariño, sus labios se movieron como una caricia en los míos, nuestras lenguas bailaron juntas y
entonces me di cuenta de que no había mejor lugar para estar que allí, en sus brazos.
-/-
Nos despertamos al día siguiente y fuimos directo al aeropuerto Poncho me exigió que eligiera el destino, que era un
lugar donde siempre soñé con estar.. Elegí las islas griegas, desde que vi la película Mamma mía, estoy enamorado de
ese lugar y siempre les conté a todos mi sueño.
Llamamos a Sara desde el aeropuerto y ella dijo que estaba bien, nos dijo que aprovecháramos y le lleváramos miel.
Hicimos paradas en Toronto y Londres, pero no pudimos salir de los aeropuertos Horas más tarde, finalmente llegamos
a Grecia.
Tomamos un taxi hasta nuestro hotel y nada más entrar en la habitación noté un paquete encima de la cama.
- ¿Qué es? - pregunté y miré a Poncho que sonrió.
- No sé. - ella se encogió de hombros y yo sonreí. - Se abre.
Me senté en la cama corriendo y tomé la caja en mis manos, parecía un niño en la mañana de Navidad.
Deshice el lazo amarillo que sostenía y abría la caja, mis ojos se llenaron de lágrimas al momento siguiente,
cubriéndome la boca con las manos.
- ¿Po-po-poncho? - Pregunté sacando el contenido del interior de la caja.
Era un par de bebé blanco todas estrellas, y un cuerpo, también blanco, con la siguiente frase: "¡Mami, Papi y Tartlin me
aman!"
¿Te gustó? - preguntó con las manos en el bolsillo.
- Son las primeras pequeñas cosas del bebé - susurré tocando la tela tan fina y delicada.
- Lo sé... Quería ser el primero en darle el regalo a nuestro bebé... Quería comprar algo que fuera unisex porque aún no
sabemos quién está aquí... - me tocó la barriga. - Así que soborné a todos diciendo que no era para nadie entregar
ningún regalo.. ¡Quería ser el primero!
¿Cómo sobornó?
- Mi madre y su madre ya compraron miles de cosas para el bebé.. - Me reí bajo, realmente fueron muy exageradas. -
Pero no dejé que dieran nada... Quería sorprenderte?
- ¿Si me gustó? - Susurré con lágrimas en los ojos. - Poncho.. - Tomé su cara en mis manos. - Me encantó... Fue lo más
hermoso que alguien haya hecho por mí!
Se unió a nuestros labios en una silla de montar que pronto se convirtió en un beso.
y esa frase? - pregunté tocando el cuerpo.
- Ue... ¡Es la verdad! - sonrió. - Quería hacerlo con varias frases personalizadas, pero sin saber si es Santiago o Valentina,
¡no puedes!
Se rió y le toqué la cara con cariño.
- Eres el mejor padre del mundo.. Tengo mucha suerte de ser la madre de tus hijos.. ¡Da Sara, el bebé y todos los demás
que vienen! - besó tus labios con afecto.
- ¿Todos los demás? - preguntó sonriendo.
- Sí. Tendremos tantos como quieras. 3.6.9.12...
- ¡¡¡Armemos un equipo de fútbol!!! - sonrió.
- Todo para hacerte feliz.. ¡Me haces la mujer más feliz del mundo y quiero retribuir en todos los sentidos posibles eimaginables!
Créeme En cada gesto siento tu amor por mí Cuando elegiste criar a mi hija como si fuera tuya, cuando me perdonaste,
cuando me diste otro hijo...
Le toqué la cara con cariño, trepando hasta su cabello y luego bajando las yemas de los dedos bordeando cada marca
de expresión, cada rastro, cada detalle de su rostro.
- ¿Qué haces? - susurró.
- Te estoy admirando - dije simplemente y abrió una enorme sonrisa - Te quiero Poncho...
- También te amo Annie... ¡Más que yo!
Nos unimos a los labios en un beso apasionado Explorando sabores, gustos, presiones, y caricias.
-/-
Caminamos por varios puntos turísticos de las islas, deteniéndonos más en las playas de aguas cristalinas.
- No, no, no... ¡Me temo!! - dijo saliendo corriendo del agua que avanzaba sobre mí.
¡ahora vamos Annie! - me pidió Poncho la mano y me tiró, sólo que me fui más atrás.
- ¡¡¡No!!! no quiero!! - dije cuando sentí un chapoteo helado en mi pierna.
Annie, sabes nadar porque siempre nadamos en la piscina de casa...
¡pero ahí es diferente! - dijo mirando el agua, asustado.
- No es amor.. ¡Vamos!
- ¡No, no! - Hice un pequeño puchero moviendo mi dedo índice.
Poncho me sujetaba por la cintura, colocando su mano cariñosamente sobre mi vientre ya más sobresaliente y me
guiaba lentamente.
- Ahh tú sí! vinimos a las islas griegas para que hicieras esto??
- Hunf. - Crucé los brazos haciendo una cara.
- Ahh ¿será así? - preguntó y yo estuve de acuerdo con la cabeza. - ¡así que ok!
Me levantó en su regazo con un empujón y me agarró las piernas.
- ¡Poncho!! - Grité ya riendo.
Y luego corrió hacia el agua, hacía frío y solo se detuvo cuando el agua estaba en su pecho Bajó de su regazo y me
golpeé los dientes sosteniendo sus brazos.
eres-ta-ta fri-ii-io...
- Te calento. - me abrazó cariñosamente y puse su cabeza sobre su pecho. - Te amo princesa. - susurró besándome la
parte superior de la cabeza.
- ¡Te quiero más! - Hablé elevándome a tus labios y sellándolos a los míos.
-/-
Las dos semanas de viaje transcurrieron rápidamente, todos los días hablábamos con Sara por la mañana y por la
noche, ella siempre decía que faltaba, pero era para nosotros disfrutar Estaba con un corazón lleno de anhelo por mi
princesa, quería verla y apretar esas mejillas rosadas Era solo un día para regresar y sabía que extrañaría Grecia, pero
anhelando casa y Sara hablaba más alto.
El ruido de una llamada tipo skype de celular nos hizo saltar de la cama, era casi medianoche y estábamos cansados
por el agotador día de los tours por la ciudad.
Poncho agarró su celular y arqueó su ceja.
¿quién es el amor? - pregunté rascándome los ojos.
- El Ucker... - Poncho miró el reloj y calculó rápidamente las horas. - Hay 15 horas?
Hizo clic para responder y el video mostraba a Ucker muy preocupado, con las manos en el pelo resoplando y los ojos
enrojecidos.
- ¿Qué pasó?
- Sara. - susurró.
Sentí que mi corazón se detenía, algo le había pasado a mi princesa.
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nueva alumna
FanfictionLlega una alumna nueva y cambia toda su vida al conocerla a rlla y su padre