47 Santiago

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Empecé a desesperarme y Poncho también parecía haber dejado de respirar.
- Rapid! ¡Desobstruye sus vías respiratorias! - el médico entregó a mi bebé al mismo médico
que lo había ayudado con el cordón y lo perdí de vista.
¡mi bebé! - Hablé desesperado.
- ¡Cálmate, por favor! - preguntó el médico. - Cerremos tu cesárea ahora.
A lo lejos, pero aún en la misma habitación escuché la conversación entre los médicos que
quizás estaban con Santiago.
- Rapid! Masaj cardiac! ¡Desatascando! - habló rápidamente y vi que trabajaba a toda
velocidad. - ¡Le faltaba aire! ¡VAMOS!
Lágrimas brotaron de mis ojos y Poncho se levantó para mirarlos trabajar, todavía aferrado
a mi mano.
- Santiago.. - Lloré y lo llamé. - ¡Por favor, bebé mío!
Después de unos minutos, que parecían horas, un sonido calentó mi corazón y dejé de llorar
inmediatamente.
Lloró, un grito fino, estridente, fuerte y fuerte.
Las lágrimas volvieron a mis ojos, pero ahora una enorme sonrisa también se ha posado en
mi rostro. Poncho se agachó y besó mis labios, llorando también.
- ¡Está bien! - dijo el médico. - Nació a las 11:43 del 18 de abril, 53cm y 3.780kg, ¡un niño!
Lloré aún más al escuchar el hermoso llanto de mi bebé, estando ahora limpio para ser
entregado a mí.
- ¡Te amo! - Poncho habló con lágrimas corriendo y besó mis labios. - ¡Gracias por este
maravilloso regalo, gracias por ser la madre de mi hijo!
- ¡Te amo Poncho! - Hablé con lágrimas corriendo también.
- ¡Aquí está! - El médico se acercó a Santiago envuelto en una manta azul, todavía llorando
fuerte. Ella se acercó a él para que yo pudiera ver su carita, que ya no era tan violácea, y a
pesar del grito que se abrió, él era hermoso. Tenía las mismas características que Poncho y
era muy peludo, con cables muy negros. Con los ojos cerrados por el llanto incesante, por
lo que no pudimos ver el color de los ojos.
le toqué la cara con las yemas de los dedos, todavía no pude atraparlo porque todavía
cerraron mi cirugía. Y el llanto cesó en el mismo momento, frunció el ceño y abrió la boca,
haciendo una mueca.
- ¡Reconoció el toque de su madre! - Poncho habló y Santiago volvió a abrir la boca, en la
misma mueca.
¡Y la voz de papá! - Susurré y besé tu frente. - ¡Te amo tanto hijo!
- ¡Tengo que llevarte a hacerte algunas pruebas ahora! - dijo el médico. - ¡Pronto, cuando ya
estés en la habitación, te dejaremos contigo! - ella sonrió. - ¡A pesar de haber nacido 8
meses, este bebé es muy fuerte! ¡No necesitarás quedarte en una incubadora!
- Serios?? - Abrí los ojos sonriendo.
- ¡Sí! - ella sonrió. - Tengo que tomarlo ahora. ¡Pero tarde ya te lo llevo en la habitación!
- Adiós bebé.. - susurró y Poncho sonrió. - ¡Mami te estará esperando!
- ¡Te amo Santiago! - Susurró Poncho besándole la frente.
-/-
Aproximadamente media hora después ya estaba en la habitación, sentado en la cama y
muy ansioso por el momento en que llegara Santiago. Sólo Poncho estaba conmigo porque
dijeron que nadie podía entrar a la habitación todavía.
- Al meu. Dios. - Hablé frotándome las manos. - ¿Viste lo hermoso que es? - Pregunté por
milésima vez y Poncho se rió.
- Da dragoste.. ¡Lo vi! - respondió y sonreí.
- Ai... Están tardando demasiado, no es así, pero la frase se me quedó grabada en la
garganta cuando reconocí un grito en el pasillo, me subí a la cama y me froté las manos
nuevamente.
Sonrió abiertamente cuando se abrió la puerta y Santiago lloró muy fuerte en el regazo de
la enfermera.
¡hay alguien realmente enojado aquí! - ella habló y yo me reí.
Se acercó a mí y me entregó a mi bebé en su regazo, que se calmó con mi toque.
Siempre me sentí muy inseguro con los bebés, hasta el punto de que en mi familia, cada
vez que nacía un bebé, sólo lo recogía después de 6 meses porque tenía mucho miedo.
Resulta que eso es lo que siempre dicen, el instinto maternal surge cuando es tu bebé.
Tomé Santiago y sentí mucha confianza, sabiendo que estaba haciendo lo correcto.
- Bună iubito! - Le susurré y le besé la frente. Volvió a hacer una cara hermosa.
- ¡Creo que tiene hambre mamá! - la enfermera habló y yo asentí, sabiendo ya qué hacer por
instinto.
saqué mi pecho de la camisa y le puse el pico en la boca, que estaba abierta. Parecía tener
un susto repentino, pero segundos después ya apretó la boca, chupando de deseo.
¡pero este bebé es muy inteligente! - dijo la enfermera sonriendo. - ¡La mayoría de los bebés
tardan mucho en entender la propuesta de "pecar"! - ella dijo y se rió. - Veo que están muy
bien, todo estará en el pasillo.
Ella salió de la habitación y nos dejó solos con nuestro bebé. Santiago apestaba mucho y le
hice algunas caras. Sí, eso duele mucho. Pero todo el mundo dice que es sólo una cuestión
de costumbre.
- Dios mío! - Poncho susurró revolviendo su cabello. - ¡Qué hermoso es!
- ¡Dije! - Sonreí con orgullo y besé tus labios. - Él es el mejor regalo que podrías darme, mi
amor... Él y Sarah son mis mayores regalos.. ¡gracias!
¡te amo tanto Annie! -susurró y me besó.
Santiago me mordió el pecho con las encías y solté los labios para formar una cara.
- ¡Celoso! - Poncho se quejó mostrando su lengua, haciéndome reír.
Santiago simplemente amamantó y soltó mi pecho, me recompuso y volvió a mirar su carita.
- ¿Puedo? - - preguntó Poncho y sonrió, entregándole a Santiago.
Poncho lo tomó magistralmente y ya lo puso de pie en su regazo, golpeándolo en la
espalda, haciéndolo eructar después de amamantar. Y esa fue simplemente la escena más
hermosa que jamás había visto.
- Uau! ¡Tomas el camino de Gatito! - Hablé riendo y él se rió, orgulloso.
- Știu asta! ¡Gané el trofeo Papa Note 10 cuando Sara era un bebé!
- ¡Eres una hermosa!!! - sonríe mordiéndose el labio.
Tan pronto como Santiago eructó, lo volvió a poner en mi regazo y mi bebé se acurrucó.
- ¡Ah Santi! - Le susurré y le besé la frente.
- Santi? - Poncho preguntó encontrándolo gracioso y me reí.
¡tiene cara de Santi! ¿Qué puedo hacer? ¡Sara tuvo razón todo el tiempo!
Nos reímos juntos, solo faltaba una persona para que nuestra familia estuviera completa.
- Busca a Sara, amor mío! ¡La quiero aquí con nosotros y con Santi!
Él estuvo de acuerdo y salió de la habitación, diciendo que pelearía con todos en ese
hospital que se opusieran.
-/-
- Papá.. - Sara habló mal nada más entrar a la habitación, Santiago ya dormía con el
estómago lleno en los brazos. - ¿Y si no le agradara?
- ¡Es imposible que no te gustes Sara! - Poncho habló cariñosamente pasando su mano por
su cabello y yo sonrío.
pero papá, ella me miró de un vistazo, pensando que no estaba escuchando nada de eso.
- Princesa.. - Llamé y ella me miró, con un puchero. - ¿Cuál era mi amor?
me temo que no le agradaré a Santi...
¿y por qué piensas eso?
El tío Chris dijo afuera que cuando nació la tía Soph y papá fue a verla, mi tía comenzó a
llorar mucho y solo se detuvo después de que papá salió de la habitación... ¿Qué pasa si a
él tampoco le agrado y empieza a llorar?
Miré a Poncho y él puso los ojos en blanco.
- Charlaré un poco más tarde con tu tío Chris, Sarinha. - Poncho dijo. - Esta es una gran
mentira de princesa... La tía Soph empezó a llorar porque tenía hambre, de hecho, siempre
me amó desde que era un bebé y ¡aún hoy!
- ¿Es realmente serio? - preguntó sospechosamente.
¡Lo juro! - ella se rió y se acercó lentamente a la cama.
es tan hermoso Sarinha.. ¡Necesitas verlo! - Hablé y ella sonrió, de puntillas, pero aun así no
vio nada.
Poncho la tomó en su regazo y la colocó sentada en la cama, frente a su hermano.
Sonriendo, le tocó el rostro con cariño y el pelo.
- ¡Hola Santi! - susurró cerca de él. - ¡Soy Sara, su hermana mayor! - dijo con orgullo.
Santiago hizo una mueca y abrió la boca, y me imaginé que empezaría a llorar. Pero para
nuestra sorpresa, abrió los ojos por primera vez y vimos ojos inmensamente azules, como
los míos.
Miró a Sara con devoción, movió los brazos y luego abrió la boca con una gran sonrisa.
Sara abrió los ojos y también sonrió, mientras él le agarraba con fuerza el dedo.
¡dios mío! - Exclamé.

¿Qué? - preguntó todavía sonriendo a su hermano que jugaba con el dedo.
esa fue la primera vez que abrió los ojos y también la primera vez que sonrió... Sara, te
ama!!!
y yo también te amo mucho, Santi. - dijo dándole un beso a la manita que sostenía su dedo,
y Santiago volvió a sonreír.
- Me estoy poniendo celoso. - dijo con el puchero.
- ¡Y no eres sólo tú! - Poncho habló cruzando los brazos, divertido.
- Calm... ¡Están Sara y Santiago para todos! Sara dijo riendo y me besó en la mejilla,
haciendo lo mismo con Poncho después.
Și brațul tău?
El médico dijo que fue sólo un giro... ¡Nada más! - se encogió de hombros todavía
hipnotizada con su hermano.
Toc-toc
- ¡Hola familia! - el médico que dio a luz entró en la habitación sonriendo. - Fue un parto tan
apresurado que ni siquiera tuve tiempo de presentarme.. Eu sunt Dr. Lorenzo!
Era increíblemente alto, tenía cabello castaño claro y ojos verdes, era realmente muy guapo
y no había podido notarlo antes.
- ¡Muy placer! - Dije sonriendo y me acerqué. - ¡Muchas gracias por todo doctor, gracias por
salvar a mi bebé!
sólo mi trabajo, señora. Herrera. - él sonrió. - ¿Y cómo está el pequeño Santiago?
- ¡Es genial! - sonríe emocionado y Santiago me miró, abriendo una sonrisa.
- ¡Este pequeño es realmente inteligente! - sonrió tomando su manita. - Y extrañas, ¿quién
eres? - apuntó a Sara.
- Sara. - ella respondió tímida. - La hermana mayor de Santi..
- Trae vida Santiago! - apuntó al bebé. - Qué hermosa hermana mayor fuiste a arreglar... Si
fueras unos 20 años mayor, ¡te invitaría a tomar un helado conmigo!
Riendo y Sara también, Poncho simplemente sonrió en un rincón.
¡no hay problema, puedes llamarme de todos modos porque me encanta el helado! - ella se
encogió de hombros y se rió aún más.
El médico estrechó la mano de Poncho.
- Felicitări domnule. Herrera! ¡Tienes una hermosa familia!
- ¡Muchas gracias! - Poncho dijo que parecía tragar seco, y ya sabía lo que estaba pasando.
Y el pequeño monstruo de los celos volvió a aparecer.
bueno, y tú Anahi, ¿cómo te sientes? ¿Tiene dolor en el lugar de la cirugía?
- Me siento genial. - Hablé sinceramente. - Y no tengo dolor..
¿Sientes tus piernas normalmente? - preguntó apretando mi dedo gordo del pie y me reí.
- ¡Sí! - Hablé entre risas y él también se rió.
bueno, como ya son geniales, liberaré las visitas.. ¡Tu familia es realmente grande! ¡Hay
mucha gente que quiere conocer a Santiago Herrera!
- În regulă! - Smi.
- Felicitări din nou! Y Sara, más tarde realmente vamos a tomar un helado, ¿de acuerdo?
Ella sonrió haciéndole una joya, quien pronto abandonó la habitación.
- ¡No hables! - Ya pregunté mirando a Poncho. - Te amo Gatito... ¡Solo tú y siempre tú!
Sonreí y le toqué la cara, sentí que sus rasgos se relajaban.
yo también te amo, princesa.. Mis dos princesas y mi príncipe me dieron una silla de
montar, un beso en la frente de Sara y otro en Santiago.

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