3 meses después...
Navidad y Año Nuevo ya habían pasado con mucha alegría, por supuesto.
Mis padres se quedaron hasta Año Nuevo y luego se fueron nuevamente a Acapulco. Los
padres de Poncho también habían regresado a Monterrey poco después de Año Nuevo.
Sophie y Nick se hicieron muy buenos amigos y decidieron quedarse en la Ciudad de
México con nosotros, pero alquilarían un departamento cerca de la universidad a la que
irían juntos, de hecho, ambos decidieron seguir la misma carrera: ¡Moda!
María Fernanda fue condenada a 15 años por el jurado por secuestro e intento de
asesinato, el día del juicio nos obligaron a comparecer como víctimas. Sara se puso muy
nerviosa cuando vio a su madre y se aferró a mí.
Sin embargo, María Fernanda parecía realmente arrepentida, me pidió perdón miles de
veces, me agradeció por criar a su hija con tanto amor y cariño, también dijo que se
merecía esta lástima, que nunca quiso lastimar a Sara, y Le pidió perdón por no haber sido
nunca la madre que merecía.
Sara bajó la mirada y dijo que la perdonaba, lo que la hizo sonreír, segundos antes de ser
llevada a prisión.
Los días continuaban extrañamente tranquilos, mi embarazo iba viento en popa. Santiago
ya tenía miles de cosas y estábamos terminando de decorar su cuarto. Ya era enorme a
mis 30 semanas.
Chris y Mai anunciaron que se casarán a mediados de año, lo que me llenó de alegría. ¡Mai
realmente merecía ser feliz!
Por otro lado, Ucker y Dul habían roto, Dul entró en una gran depresión, ella simplemente
lloraba y comía demasiado, incluso ganó algunos kilos. Intenté ayudarla en todos los
sentidos, pero ella no me dijo por qué terminó tan repentinamente. Solo lloré.
Y habían pasado casi dos semanas desde que esto sucedió y Dul seguía igual.
Y yo, con mi enorme barriga de embarazada, tenía que cuidar a mi amiga.
Le pedí a Greg que me dejara en la puerta de mi antiguo edificio con las chicas y Mai
después de clase, Dul no había vuelto a enseñar. Aprovechamos que Sara hoy tuvo un
resfriado leve y no fue al colegio para venir directamente aquí. No podía tardar mucho,
después de todo, Sara sólo quería abrazarse a mí cuando estaba enferma.
- Es hoy que le sacamos su problema a Dulce María... - dijo Mai despertándome de mis
pensamientos.
- ¡O mi nombre no es Anahi! - Respondí con convicción.
Entramos a mi antiguo apartamento y todo parecía igual que antes. Podía oler el hogar, el
olor de un hogar joven. Amaba a mis amigos, pero no cambiaría el olor a familia que siento
en mi casa por Poncho.
- ¡Tonto! - llamó y Dul salió de la habitación minutos después, vestía una camiseta vieja, su cabello estaba despeinado, tenía profundas ojeras.
- Dulce María, por Dios... - Me acerqué a ella y la abracé, con cierta dificultad a causa de su
barriga. - ¿Qué te pasó a ti?
- No quiero hablar... - olfateó en mi hombro.
- ¡Cada vez es lo mismo, cada vez es la misma excusa! - dijo Mai. - Dulce, nos preocupamos
por ti... ¿Somos tus amigos o no?
- Cla-cla-¡claro que sí! - ella dijo.
- ¡Entonces pruébanoslo! - exclamó Mai con lágrimas en los ojos. - ¿No ves que nos
sentimos mal al verte así? ¿Y no poder ayudar en absoluto?
- Lo siento... - se separó del abrazo, secándose los ojos. - No quería hacerte daño... -
respondió ella seriamente, pero pronto volvió a sollozar. - Pero lo que tengo realmente no
sirve de nada...
- Dul, aunque no haya solución... Sabes que un hombro amigo es lo mejor cuando estamos
así... Puede que no haya solución, pero sí. ¡Siempre será de ayuda! ¡Aunque sea sólo para
llorar contigo! - dijo pasándose la mano por el pelo.
- Lo sé... Es que... me da vergüenza... - susurró.
- ¿Avergonzado de nosotros? - preguntó Mai.
- No... ¡Qué vergüenza la situación en su conjunto!
- ¿Te pillaron haciendo el amor en público y por vergüenza rompió contigo? - Mai se
arriesgó y logró arrancar una enorme carcajada de Dul, creo que este fue el primer rastro de
alegría en las últimas semanas.
- No... No nos pillaron haciendo nada... Y fui yo quien rompió con él... - susurró nuevamente
en voz baja, noté que su voz se ahogaba nuevamente.
- ¿Qué? ¿¿¿Pero como asi???
- Chicas... Eh... Hace poco descubrí que tengo un pequeño problema... O sea, no es nada
pequeño... - Exhaló con dificultad. Eso pareció dolerle mucho.
- ¿Qué es Dul? - Pregunté al ver que necesitaba un incentivo para continuar.
- Tengo endometriosis...
- Dulce, sé lo que es la endometriosis... Es una enfermedad difícil, por el dolor durante las
reglas, pero todo tiene solución, medicamentos, tratamientos! - dijo Mai.
- Calambres fuertes, flujo intenso... ¿Pero y qué? ¿Qué tiene esto que ver con Tucker? - No
estaba entendiendo.
- Mi médico dijo que esto causa esterilidad... ¡No puedo tener hijos! - susurró y escondió su
rostro entre sus manos.
Se me había olvidado ese pequeño detalle, la infertilidad que provoca esta enfermedad.
- Dul... - Bajé la vista y me senté a su lado, pasando mi mano por sus hombros.
- ¿Lo entiendes? - resopló, levantando los ojos llorosos. - Ucker ama a Sara y siempre
hablaba de nuestros hijos cuando estábamos juntos... El sueño de Ucker es ser padre y yo
no podré darle eso... No es justo que se quede conmigo cuando ¡No soy suficiente mujer
para hacer realidad su sueño!
Ella lloró y la abracé con más fuerza.
- Dul, perdóname... No me lo imaginaba... - susurró Mai y se sentó al otro lado de ella,
tomando su mano.
- Nadie se lo imaginaba... - se secó las lágrimas con la mano libre.
- ¿Tucker sabe que por eso lo terminaron?
- No.. - ella negó con la cabeza. - Dije que ya no lo quería, que peleábamos demasiado y no
funcionaba... pedí tiempo y luego terminé diciendo que estaba mejor sin él... - cayó en llanto
compulsivo. de nuevo.
- Pero Dul... ¡Ucker está sufriendo tanto como tú! - susurré y era verdad. Pasó unos días en
casa después de la ruptura y parecía un zombie, caminando por la casa con los ojos rojos y
sin expresión alguna. Sara todavía intentaba llamar su atención pero él no tenía fuerzas
para hacer nada. - No lo sé, simplemente no creo que esté bien que le ocultes el verdadero motivo de la ruptura.
- ¿Para que pueda sentir lástima por mí? ¿Que se quede conmigo por lástima? ¡No gracias! -
dijo irónicamente. - Prefiero estar solo...
- Sólo creo que ustedes como pareja deberían decidir esto... Dul, hay otros métodos,
puedes probar la fertilización en el laboratorio, ¡o incluso adoptar! ¡Sé que a Tucker no le
importaría eso! - dije acariciando su espalda.
- No, Annie.. Olvídalo.. ¡No hay otra manera! - dijo sacudiendo la cabeza.
- ¡No te rindas así, Dul! - Mai abrazó su cintura.
- Lo siento chicas... ¡me mejoraré! ¡Solo necesito poner las cosas en su lugar! Poniendo
ideas en su lugar... - susurró.
- ¿Prométeme algo? - pregunté mirándola a la cara, luego ella levantó los ojos mirándome. -
¿Prometes que al menos pensarás en la posibilidad de hablar con Ucker sobre esto?
- No... ¡No hay posibilidad! - dijo sacudiendo la cabeza y poniéndose de pie.
- ¡Tonto! - La llamé y ella se dio vuelta. - ¡Pensar! ¡Al menos piensa! ¡Por favor!
Ella puso los ojos en blanco, secándose algunas lágrimas más que cayeron y resopló.
- ¡DE ACUERDO! - dijo finalmente. - ¡PENSAR! ¡No te prometo nada más que eso, Annie!
- Ya es suficiente... - susurré y me levanté para abrazarla. - ¡Cuenta conmigo pelirroja, te
amo!
- ¡Con nosotros! - Mai también se levantó y se unió al abrazo. - ¡Te amo Dul!
- Las amo chicas. ¡Gracias! - resopló y sonrió con sinceridad. Dando un beso en mi mejilla y
luego otro en la de Mai.-
/-
Llegué a casa y escuché una tos recorriendo la habitación. Entrecerré los ojos, tratando de
identificar de dónde venía. Sara bajaba las escaleras con la bata atada a la cintura, la nariz
muy roja y los ojos caídos.
- ¡Mami! ¡Tú llegaste! - Abrazó mis piernas y las bajé. - ¡Al fin!
- Lo siento, princesa.. - le acarició el pelo. - Estuve en casa con tía Dul, ¡ella también está
enferma!
- ¿Ella esta enferma? - me preguntó con ojitos.
- Sí.. Enfermo del corazón... ¡Cosas de adultos! - dije besando su cabello. - Ven, vamos a
tomar un poco de sopa para entrar en calor... ¡Luego nos tumbaremos y veremos dibujos
animados toda la tarde!
- ¿¿¿Grave??? - ella sonrió.
- Por supuesto... - Me reí. - ¡Él viene!
Fuimos a la cocina y le pedí a Marleide que le preparara un poco de sopa de pollo a Sara y
luego se la llevara a su habitación. ¡Dos platos, después de todo, yo no estaba hecho de
hierro! ¡Yo también merecía una sopa calentita!
Subimos a su habitación y nos tiramos en la cama, nos tapamos hasta el cuello y encendí
la televisión poniendo los dibujos animados que le gustaban a Sara. Quien me observaba
en silencio, acurrucado contra mí y acariciando mi vientre.
La sopa llegó casi media hora después y la comimos, en la cama y luego le di antibióticos.
Tomé el termómetro y vi que no tenía fiebre, gracias a Dios.
- Mamá, ¿podemos ver una película? - preguntó después de que nos acurrucamos bajo el
edredón.
- ¿Qué película? - pregunté arqueando una ceja.
La enorme y traviesa sonrisa que me dio después de esa pregunta me hizo estar seguro de
qué película se trataba.
- ¡Y allá vamos a ver Frozen otra vez! - dije poniendo los ojos en blanco y ella lo celebró en la
cama, aplaudiendo.
- ¡Eres la mejor mamá del mundo! - dijo depositando un beso en mi mejilla, mientras yo 1ponía la película con el mando a distancia. - Tenemos la mejor mamá del mundo, ¡mira
Santi! - Descubrió mi torso y besó mi vientre.
- ¿Santi? - Pregunté divertido.
- Sí... ¡Necesitaba un apodo! - ella rió. - Santi es más fácil... - acarició mi vientre, apoyando
su cabeza sobre él suavemente. - ¿Te gusta Santi? - susurró y supe que la conversación ya
no era sobre mí.
Santiago me pateó dentro de mi vientre, ella levantó el rostro sonriendo.
- ¡Mira mamá, le gusta! - Ella sonrió aún más. - ¡Te amo Santi! - Le dio un beso más a mi
vientre, antes de volver a cubrirme. Colocando su mano sobre mi vientre nuevamente. Y
Santiago pateó exactamente en el mismo lugar que su mano.
- ¡Esta es su forma de decir que él también te ama, princesa! - dije acariciando su cabello.
Ella sonrió y volvió a mirar la televisión donde se reproducía Frozen por enésima vez.
Miramos un poco en silencio.
- Mamá, ¿la tía Dul está enferma como el tío Tucker? - preguntó Sara llamando mi atención.
- ¿Como? - Pregunté arqueando una ceja sin entender.
- Sí.. El tío Ucker me dijo cuando estuvo aquí, que estaba triste porque estaba enfermo del
corazón.. Al igual que la tía Dul... ¿Se pelearon?
- Ella es mi princesa... - Pasé mi mano por su cabello, suspirando. - Se pelearon...
- Pero volverán a gustarse, ¿verdad? ¡Como tú y papá!
- No lo sé... Esta vez fue un poco más serio...
- Pero el tío Ucker ama a la tía Dul... - Hizo un puchero. - ¡Hasta dijo que le iba a regalar un
anillo!
Abrí mucho los ojos.
- ¿Qué?
- Sí... Me dijo que estaba triste porque le había comprado un anillo, pero que ya no lo tenía...
¡Qué hermoso era el anillo! ¡A tía Dul le encantaría!
- ¿Cómo era ese anillo? - Yo pregunté.
- Ahh, estaba en una cajita negra, y en realidad tenía dos anillos, ¡ambos eran dorados!
Aspiré aire y me tapé la boca con la mano.
- ¡Oh Dios mio! ¡¡¡Ucker iba a pedirle a Dul que se casara con él!!! - exclamé sentándome en
la cama.
- ¿Y ya no se casarán más??? - Sara hizo un puchero.
- ¡Creo que ni siquiera preguntó! - Dejé escapar un suspiro.
- ¡¡¡Mamá, tenemos que volver a juntarlos!!! - Exclamó también Sara sentándose en la cama.
- ¿Como? - pregunté sin entender.
- ¡Como en las películas, hacemos un plan para que se reúnan y hablen!
Sonreí, ya ideando este plan en mi cabeza.
- Ya sabes Sara... ¡Creo que es una gran idea! - sonríe entrecerrando los ojos.
-/-
- ¿Pero qué es eso de la cena de patrocinio? - Poncho me arqueó la ceja haciéndome reír.
- Nena, presta atención… ¿Recuerdas que te conté todo lo que pasó con Dul y Ucker,
verdad? Entonces... Esta cena será una excusa para... Er... Cómo puedo decir... ¡Reúnelos!
- Cupido Anahi vuelve a atacar… - se rió, jalándome de la cintura.
- Piénsalo, solo faltan dos meses y medio para que llegue nuestro príncipe... ¡Necesitamos
decidirnos por la madrina y el padrino!
- ¿Y cómo piensas?
- ¡Dul y Ucker serán los padrinos de Santiago! - sonreí. - ¿Qué opinas, mi amor?
- Mira... Por mí está bien... Después de todo, Chris es el padrino de Sarinha, sólo estoy
preocupado por Mai... ¿No crees que se enojará porque elegiste a Dul?
- ¡Déjame entender con doña Maite! - Me reí, de hecho ya había hablado con ella, y le encantó la idea de darle un ahijado a Dul, ya que ella no puede tener hijos. Ella no estaba
molesta y fue un gran apoyo.
Pero no quería contarle a Poncho el problema de Dul, es personal y aunque es mi esposo
no puedo decírselo. Además, ¿va a decirlo todo y decírselo a Tucker? Eso arruinaría todo mi
plan.
- ¿Entonces lo hemos decidido? ¡Dul y Ucker serán los padrinos de Santiago!
- ¡Como usted desee! - dijo sellando nuestros labios.
- Entonces les enviaré un mensaje a todos, ¡tengamos una gran cena de patrocinio! - Sonreí
emocionado y comencé a escribir en mi celular.
- ¿Y cuándo piensas hacer eso?
- ¡Viernes! - sonreí. - ¡Sé que es poca antelación, pero todo estará bien Gatito!
- Si tú lo dices... - puso los ojos en blanco y yo reí, depositando un beso en sus labios, luego
colocó su mano sobre mi vientre, acariciándolo ligeramente. - Santiago, tu mamá está muy
loca, pero igual la amo...
- No estoy loca, cariño... - dijo acariciando mi vientre también.
Santiago pateó justo donde estaba la mano de Poncho y este se rió.
- ¡Parece que Santiago está de acuerdo conmigo, y contigo no! - se rió y yo puse mi mejor
cara de enojo.
- Ahhhh es así Santiago?? - Hice un puchero y Santiago me pateó la mano de inmediato. -
¡Así está mejor, jovencito!
- ¡¡Desde la barriga nuestro bebé ya es muy inteligente!!
- ¡Es porque es nuestro Gatito! - Sonrió y me dio un beso. - ¡Te amo!
- ¡Yo también Annie!
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nueva alumna
FanfictionLlega una alumna nueva y cambia toda su vida al conocerla a rlla y su padre