Madre e hija entraron a la habitación y Azul se sentó en su cama, mirando hacia la ventana.
AZUL: -Ya se de que quieres hablar-
ANAHÍ: -Sobre lo que pasó ayer-
AZUL: -Si. Ya lo hablé con papá-
ANAHÍ: -¿Te regañó?-
AZUL: -Para nada. Y fue algo que me sorprendió-
ANAHÍ: -No pues, si te regañaba lo mataba- Sonrió –Azul...- se puso más seria –Me siento culpable, porque no me dí cuenta-
AZUL: -No es tu culpa. Lo mismo le dije a papá-
ANAHÍ: -Pero sí te descuidamos-
AZUL: -Porque tienen muchas cosas de las que ocuparse. Lo dije porque estaba enojada, solo eso. Pero... Mamá, yo quiero que sepas que lo entiendo, que entiendo que no es nada fácil ocuparse de todo, mucho menos cuando se tiene 3 bebés pequeños-
ANAHÍ: -No puedo con todo Azul, pero no debí descuidarte. También eres mi hija. Trataré de no descuidarte, ni a ti ni a Alfonsito- Suspiró –Es que ando muy atareada, entonces no me doy cuenta. Hago todas las cosas automáticamente, porque de verdad estoy agotada- Se arrodilló enfrente de su hija y le tomó las manos –Házmelo saber si no me doy cuenta, porque no quiero que perdamos esa confianza que hay entre nosotras. Quiero que seas abierta y que puedas decirme lo que te molesta de mí, por favor. Es necesario- Azul asintió –Es necesario que me lo digas porque tengo demasiadas cosas en la cabeza, y puedo olvidarme de algunas- La adolescente volvió a asentir –Sé que no te he dedicado el tiempo suficiente porque estoy dedicada a tus hermanos, y quiero remediar eso, porque sé también que te sentiste excluida. Te prometo que cambiarán las cosas, y trataré de no descuidar a ninguno de ustedes y dedicarles la misma atención a los cuatro-
AZUL: -No hace falta, ellos te necesitan más-
ANAHÍ: -Pero tú también me necesitas. Siempre me necesitarás, así estés viejita y tengas canas - Sonrió. Azul hizo lo mismo.
AZUL: -Está bien-
ANAHÍ: -¿Me lo dirás? ¿Me harás saber que hago mal?-
AZUL: -Si-
ANAHÍ: -Gracias- Sonrió.
AZUL: -Gracias a ti mamá, por comprenderme. No sé, me sentí mal pero ya está, fue un arranque que tuve-
ANAHÍ: -Por suerte tuviste ese "arranque" y me hiciste ver las cosas- Le acarició la mejilla y dejó un suave beso en ella –Te quiero, te amo. No lo olvides-
AZUL: -Nunca mamá. Yo también te amo-
Poncho miró el peluche de felpa celeste que estaba en el bolso de los niños.
PONCHO: -¿Y este? No lo había visto antes-
ELISA: -¡Ah! ese peluche se lo regalaron a Abril-
PONCHO: -¿Quien?-
ELISA: -Azul dijo que un conocido suyo que se cruzó fuera de la clínica, hoy-
PONCHO: -¿Conocido?-
ELISA: -Así dijo ella-
PONCHO: -Que raro-
En la clínica, Dulce revisaba su celular mientras su hijo dormía. Sintió que abrieron la puerta de la habitación y le echaban cerrojo.
DULCE: -Que...- Se calló al momento que vio a Rodrigo apoyado contra la puerta.
RODRIGO: -Dulcecita hermosa-
DULCE: -¿Qué haces aquí?- Preguntó muy asustada.
RODRIGO: -Vine a traerte esto- Le entregó un peluche –Bonito ¿verdad?-
DULCE: -¡Vete de aquí Rodrigo o llamaré a seguridad!-
RODRIGO: -¡No lo harás!- Dijo con expresión fría, acercándose –Tu niño es muy lindo- Dijo mirando hacia el cunero –Pensar que, si no hubieses matado a nuestro niño, hoy tendría...- pensó –Como casi un año- La miró fijamente desde muy cerca –Pero eres una asesina, mataste a tu propio hijo-
DULCE: -Vete Rodrigo, por favor- Suplicó -¿Qué quieres de mi?-
RODRIGO: -Te voy a hacer la vida imposible, Dulce. Por haber matado a mi hijo, y por despreciarme de este modo-
DULCE: -¡Te odio! ¡Vete!-
RODRIGO: -¡Cállate si no quieres que te pase algo!- Le dijo con el mismo tono frío, tomándola.
DULCE: -No serías capaz de dañarme. Me lo dijiste-
RODRIGO: -Pero si no me queda de otra, si no te callas, puedo hacerte mucho daño-
DULCE: -Ucker no tarda en regresar-
RODRIGO: -¿Ucker? ¿El padre del niño?-
DULCE: -¡Qué te importa!-
RODRIGO: -Baja la voz, maldit'a sea- Dijo tomándola del brazo –No me canses, Dulce-
DULCE: -Vete por favor- Lloriqueó y Rodrigo la miró fijamente.
RODRIGO: -No llores-
DULCE: -Vete-
RODRIGO: -No me iré-
DULCE: -¡Ya! ¡Vete Rodrigo!- Lloró -¡Déjame en paz de una maldit'a vez! Deja ya tu obsesión, por favor-
RODRIGO: -No llores- pidió acercándose y tomándola de la cara –No es una obsesión lo que siento por ti- Dulce trató de respirar al tener la cara de Rodrigo tan cerca –No es una obsesión-
DULCE: -Estás loco-
RODRIGO: -Por ti Dulce. Me tienes loco hace años-
DULCE: -Estás loco- Volvió a repetir en un susurro, entre el llanto –Déjame por favor- Rodrigo la soltó sin dejar de mirarla.
RODRIGO: -Te dejaré. A ti te dejaré en paz-
DULCE: -¿Lo dices enserio?- El tipo asintió.
RODRIGO: -A ti si- Dijo caminando hacia la puerta –Solo a ti-
DULCE: -¡¿Qué harás?!- Preguntó preocupada, pero Rodrigo se salió sin responderle. -¡¡Maldici'ón!! ¡Maldit'o seas Rodrigo!- Maldijo por lo bajo, sin dejar de llorar.
Cuando volvieron, Poncho le preguntó a Azul quien le había regalado ese muñeco a la niña.
AZUL: -Fue un conocido, papá-
PONCHO: -Pero quien, Azul-
AZUL: -Un... amigo-
ANAHÍ: -¿Amigo?-
AZUL: -Algo así. Alguien que conozco hace poco- Mintió. No lo conocía, pero sus padres le iban a prohibir acercarse a un desconocido, mucho peor, la iban a regañar por haber hablado con él y dejar que le regalara cosas a Abril.
ELISA: -¿Quién es hija? ¿Un muchacho interesado por ti, o que?-
AZUL: -No abuela. Es un chavo que... No está interesado en mi, solo hablamos y ya- Mintió otra vez, no era un chavo, era un hombre.
PONCHO: -¿Del colegio?-
AZUL: -No. Ya basta de preguntas-
ANAHÍ: -Es que nos preocupa, no debes hablar con personas desconocidas-
AZUL: -No es desconocido- Volvió a mentir, sí era un desconocido, pero quería ahorrarse el discurso de los adultos, así que no le quedó otra.
***
Al otro día a Dulce le habían dado el alta, era momento de regresar a casa, pero esta vez con su niño ya en brazos. Mientras acomodaban los bolsos, Christopher la notó rara.
UCKER: -¿Estás bien?- Dul lo miró y asintió. -¿Neta? Estás rara. No sé, seria-
DULCE: -Es que ya me quiero ir- Sonrió de lado, disimuladamente para calmarlo y que no sospechara nada –Solo eso. No soporto estar internada-
UCKER: -Entonces cambia esa cara, si ya nos vamos- La animó.
DULCE: -Si- susurró.
UCKER: -Dulce ¿Ha pasado algo?-
DULCE: -No, nada. ¿Por qué lo preguntas?-
UCKER: -Ya te lo dije, estás rara. No estás feliz-
DULCE: -Si estoy feliz, pero también estoy cansada. Quiero llegar a casa, estar en mi casa. Entiéndeme-
UCKER: -Está bien- Dejó de insistir pero la miró de reojo. Dulce no estaba feliz, y algo le sucedía.
Anahí, Azul, Elisa y Solange habían decorado toda la casa de Dulce para darles la bienvenida a ella y al niño. Había globos celestes y blancos, guirnaldas, carteles de "Bienvenido Alexander" y varios regalos.
Ellas seguían con los últimos detalles, mientras Elisa y Fernando jugaban con los trillizos y las hijas de Sol, y Poncho y Oscar platicaban en la cocina preparando algunos bocados.
OSCAR: -¿A que se debe tanta felicidad?-
PONCHO: -La vida que tengo, la mujer que me tocó, los hijos que me dio-
OSCAR: -Ya. Pero hay algo más- Sonrió palmeándole la espalda –Vamos papá, cuenta-
PONCHO: -Es una sorpresa-
OSCAR: -¿Para mi?-
PONCHO: -¡No menso! Para Annie-
OSCAR: -Entonces nada te impide a que me lo cuentes. Anda. ¡Soy tu hermano!-
PONCHO: -No te contaré mis intimidades-
OSCAR: -¡Ámonos papá!- Rió y lo abrazó -¿Hoy te toca?- Poncho no pudo contener la risa.
PONCHO: -¡Menso! Te contaré, pero de aquí no sale ¡eh!-
OSCAR: -A mi nadie me saca información. Desembucha-
***
Cuando Dulce llegó con Ucker y el bebé se encontró con una bella sorpresa. Su casa hermosamente decorada para la bienvenida del niño, su familia y amigos reunidos, un almuerzo preparado ¿Qué más podía pedir? Además tenía un hijo precioso con el hombre de su vida. Todo eso hizo olvidar por momento el mal gusto que le había dejado Rodrigo.
Estaban almorzando y platicando en la mesa cuando sonó el timbre. Dulce miró a su alrededor, no faltaba nadie. Entonces el pánico la invadió.
ANAHÍ: -¡Yo voy!- Gritó levantándose de la mesa. El corazón de Dul se frenó.
DULCE: -No, no-
ANAHÍ: -¿Por qué? Déjame, yo voy. Tú no te preocupes-
DULCE: -Yo iré- Annie la miró raro y asintió. Entonces se levantó y caminó con miedo hacia la sala para abrir la puerta.
Al abrir no vio a nadie, entonces miró el piso y había una canasta enorme con un oso también enorme con globos y un listón que decía "Bienvenido". Su corazón aún latía desenfrenadamente, pero no quitó los ojos de encima de la canasta. Dudó en tomarla, y cuando se acercó una voz la asustó.
*******: -¡Felicidades mi Dulce!- Levantó la vista y vio a Christian, su amigo, su mejor amigo allí de pie, con una sonrisota en los labios. Instantáneamente sus ojos se llenaron de lágrimas y lo abrazó.
DULCE: -Chris- Lloró.
CHRIS: -Ey. No pensé que te iba a poner tan mal verme- Bromeó.
DULCE: -Ni de broma. Me pone muy feliz- Dijo aún abrazada a él –Te eché tanto de menos-
CHRIS: -Yo también mi castaña- La abrazó con cuidado. -¿Qué? ¿No piensas tomar el regalo para mi sobrino?- Preguntó separándose.
DULCE: -¡Ay Chris!- Volvió a abrazarlo -¡No sabes lo que te extrañé! Me pone tan feliz tenerte aquí conmigo-
CHRIS: -Y me soportarás hasta el día que me muera, porque aquí me quedo-
DULCE: -Pasa- Dijo cuando se dio cuenta que aún seguían parados en la puerta. Christian tomó el regalo y lo apoyó en el piso de la sala.
CHRIS: -¡Que lindo todo!-
DULCE: -Lo han hecho entre todos. Están en el comedor-
CHRIS: -Si lo sabía-
DULCE: -¿Cómo...?-
CHRIS: -Era una sorpresa. Por eso me aparecí acá justo hoy. Había hablado con Annie-
DULCE: -¡Ay Chris!- Volvió a abrazarlo –Te quiero tanto-
CHRIS: -Yo más chaparra. ¿Dónde está mi sobrino?-
DULCE: -Ven. Están todos en la sala-
Definitivamente todos se sorprendieron menos Anahí, que había planeado todo.
Pasaron un día increíble. Hablaron de todo; niños, trabajo, esposos, mujeres, planes a futuro.
Christian había regresado para quedarse. Se habían complicado las cosas en el trabajo, por eso no había podido volver al país. Estaba más que ocupado con su labor que no tenía tiempo de visitar México.
Dulce se había olvidado lo ocurrido en la clínica, la presencia de su familia y sus amigos la habían hecho despejar su cabeza.
Cuando tuvo que alimentar a su hijo, Annie la acompaño hasta la habitación.
ANAHÍ: -Bella sorpresa ¿verdad?-
DULCE: -¡Estoy mas que feliz! Christian completó mi felicidad, y todo esto me pone tan contenta- Sonrió –Sobre todo me hacen olvidar del mal trago que pasé en...- Se calló cuando se dio cuenta que había hablado de más.
ANAHÍ: -¿Qué mal trago?- Dulce no respondió, solo la miró. –Me dices Dulce María, porque ya metiste la pata. ¿Qué pasó?- Dulce suspiró y dejó a su bebé a su lado en la cama, dormido.
DULCE: -Rodrigo-
ANAHÍ: -¡Ay no! ¡No me digas que ese maldit'o hijo de su chinita volvió a aparecer!-
DULCE: -Si. Annie, tienen que tener cuidado-
ANAHÍ: -¿Te amenazó?-
DULCE: -Si lo hizo. Dijo que podría hacerme mucho daño, pero luego dijo que me dejaría en paz. Que a mí me iba a dejar en paz- Se tomó la cabeza –No lo entendí-
ANAHÍ: -¿Piensas que...? ¿Piensas que nos puede hacer daño a nosotros?-
DULCE: -Si Annie. Él ya me ha amenazado con hacerles algo a ustedes. Tengan cuidado-
ANAHÍ: -Hay que denunciarlo, está completamente desquiciado. ¿Por qué se la ha agarrado contigo?-
DULCE: -Porque aborté a su hijo- Lloró.
ANAHÍ: -Ay Dul- Se inclinó para abrazarla y tranquilizarla –Yo me encargaré de que lo metan preso por acoso y amenazas-
DULCE: -¿Cómo lo haremos?-
ANAHÍ: -Deja que se acerque a mi o a mi familia y no tendré piedad-
DULCE: -No te pongas en peligro-
ANAHÍ: -Tú no te preocupes-
DULCE: -¡Si Annie! ¡Me preocupo porque no quiero que nada te pase!-
ANAHÍ: -Nada me pasará ¿si?- La tranquilizó.
DULCE: -Por favor, no te pongas en peligro-
ANAHÍ: -Tranquila. Nada me pasará-
Anahí no iba a permitir que Rodrigo siguiera amenazando a su hermana, mucho menos que le hiciera daño a su familia. Algo iba a hacer, pero ese maldit'o no se iba a salvar de estar donde hace mucho tiempo tendría que estar; la cárcel.
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Una fotografía de la vida | Anahi y Alfonso Herrera |
FanfictionHistoria rescatada del foro unvision, la subo con el permiso de la autora. Todos los derechos reservados