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Azul caminó hacia la puerta seguida por Annie. Cuando salieron de allí ambas suspiraron y bajaron hacia el estacionamiento. A partir de ahora comenzaba la nueva vida de Azul Herrera.
Dentro del departamento, apenas Azul salió de aquél lugar con su madre, Poncho tiró todo lo que estaba a su alcance. Lanzó los adornos, una mesita, unos floreros que decoraban el lugar, rojo de la furia, enojado por estar perdiendo a su hija. Maite quedó paralizada, jamás lo había visto así, no era un hombre agresivo ni siquiera con las cosas. Trato de acercarse y calmar a su marido pero éste la empujó, haciéndola aterrizar en el piso. El fotógrafo volvió en sí y trató de ayudarla a levantarse, pero ésta se negó.
MAITE: -No me toques Alfonso-
PONCHO: -Perdóname Maite... no... no quise hacerlo-
MAITE: -Nunca quieres hacerlo, pero lo terminas haciendo Poncho. ¿Por qué? Ya no eres el mismo, te comportas como un adolescente ¡Tu hija es mas madura que tú!- contestó entre gritos y lágrimas -¡No puedes reaccionar de esta forma! Sinceramente no te conozco, has... has cambiado mucho-
PONCHO: -¡Toda esta situación me supera Maite! A nadie le gusta ser odiado por su propia hija-
MAITE: -A mi tampoco me gusta esta situación, yo también estoy sufriendo, no eres el único- apenas podía hablar, el llanto se lo impedía –Pero tenemos que aceptar que hicimos las cosas mal, y lo estamos pagando-
PONCHO: -¡Lo hicimos por su bien! Ella no supo valorar lo que hicimos por ella... se fue, no le importó nuestro dolor-
MAITE: -¡Se fue porque está dolida, así como nosotros estamos ahora! Sin embargo ella no actuó así, tirando todo y poniéndose agresiva. Supo afrontar las cosas como una adulta, apenas teniendo casi 15 años. Y tú... - negó con la cabeza y suspiró -
PONCHO: -¡Como una adulta no, porque es una caprichosa que se fue con esa mujer para hacernos sentir mal!
MAITE: -¿Hablas en serio?- Preguntó con el seño fruncido y confundida –Eres un...- se calló, tomó aire y continuó –Esa mujer es su madre, quiera o no lo quieras. Annie no tiene la culpa de nada, porque a ella también le mintieron ¡Y ya ves! No te guarda rencor ni te odia... en cambio tú no quieres aceptar la realidad y te comportas como un energúmeno. No tienes por que tratarla mal sabiendo que no tiene la culpa- Se sentó abatido en el sofá, Maite tenía razón pero el era muy duro como para aceptarlo, su orgullo podía mas que él.
PONCHO: -OK, sí, tienes razón... Annie no tiene la culpa de nada, vivió casi quince años pensando que su hija estaba muerta... Pero me duele perder a mi hija- Maite se acercó lentamente y se sentó a su lado, tomándole las manos.
MAITE: -Si te sigues comportando así la alejarás mas, y eso no es lo que quieres. Poncho, siempre fuiste comprensivo con ella, conmigo, con todos. No se por qué ahora no lo entiendes, no sé por qué te pones en este rol de duro, de desalmado-
PONCHO: -¿La escuchaste como nos gritó? ¡Nos dijo que nos odiaba!-
MAITE: -Ambos sabemos que ella es incapaz de odiar a alguien, lo dijo solo porque estaba dolida y porque tú le gritabas-
PONCHO: -Ahora yo tengo la culpa de todo-
MAITE: -No, de todo no. Pero reconoce que la trataste mal, que no supiste comprender el dolor que le causó enterarse de un segundo para el otro que yo no era su mamá, que la verdadera supuestamente la había abandonado y que vivió una vida llena de mentiras. Poncho, ponte en su lugar un segundo ¿Cómo hubieses reaccionado tú?-
PONCHO: -Mucho peor que ella-
MAITE: -Lo ves- le acarició la espalda –Hablaremos otro día mas tranquilos y prométeme que te pondrás en su lugar, que no le gritarás y tratarás de arreglar las cosas-
PONCHO: Poncho asintió y le dedicó una sonrisa de lado a su mujer, luego la abrazó por largos minutos –Me encanta como eres Maite, siempre tienes una respuesta y una solución para todo-
MAITE: Sonrió aún abrazada a su esposo –No siempre, pero hago lo que puedo-
PONCHO: -¿Me perdonas por lo de recién?-
MAITE: -No es nada- respondió separándose y acariciándole la mejilla con su mano.
PONCHO: -Si que es. Perdóname, sabes que soy incapaz de levantarle la mano a alguien-
MAITE: -Y no lo hiciste, simplemente quise calmarte y entre tanta furia me empujaste y caí. Sé que no eres capaz-
PONCHO: -Te quiero mucho, mucho- Maite le dedicó una sonrisa de lado, algo triste y fingida. Poncho muy pocas veces le decía que la amaba, él se llevaba mejor con el "te quiero mucho", y ahora se estaba dando cuenta del por qué. Él no estaba enamorado de ella, o tal vez si se llegó a enamorar, pero a partir de la llegada de Anahí a su vida las cosas cambiaron... y mucho. El fotógrafo se acercó para dejar un tierno y corto beso en sus labios que, obviamente, ella no correspondió; solo lo recibió.

Una fotografía de la vida | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora