Estoy sentado en la sala de los menesteres, esperando a que llegue Draco. Nuestros encuentros aquí se han vuelto una especie de ritual secreto, un escape de la realidad, un refugio donde podemos ser quienes realmente somos, sin juicios ni expectativas. Desde aquel primer encuentro tan íntimo, hemos tenido algunos más. Siempre nos encontramos aquí, y lo que tiene que pasar, simplemente sucede. Pero esta vez algo se siente diferente. Draco entra, y su expresión es extraña.
Sus ojos, que normalmente reflejan confianza y determinación, hoy parecen llenos de dudas y conflicto interno. Mi corazón late más rápido ante su presencia, anticipando la conversación que está por venir. ¿Qué está pasando por su mente?
—¿Estás bien? —pregunto, tratando de ocultar mi propia ansiedad.
Draco se acerca y se sienta a mi lado, su mirada perdida en el suelo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para expresar lo que siente.
—Apolo, necesito hablar contigo —susurra, su voz apenas audible.
Mi corazón se hunde ante su tono preocupado. ¿Qué podría estar pasando por su cabeza? ¿Acaso he hecho algo mal?
—Claro, Draco. ¿Qué sucede? —pregunto, tratando de sonar lo más calmado posible, aunque por dentro estoy ardiendo de preocupación.
Draco finalmente levanta la mirada, y sus ojos encuentran los míos, llenos de incertidumbre y vulnerabilidad.
—Me siento confundido, Apolo —confiesa, y puedo ver el dolor en su rostro.
Una oleada de preocupación y comprensión me embarga. ¿Confundido? ¿Sobre qué?
—¿Confundido? ¿Sobre qué estás hablando, Draco? —pregunto, intentando sonar lo más comprensivo posible.
Draco suspira, como si el simple acto de hablar fuera un esfuerzo monumental.
—Me siento atraído hacia ti, Apolo. Pero también sigo queriendo a Harry —admite, y sus palabras golpean como un puñetazo en el estómago.
Mis pensamientos se agitan en un torbellino de emociones contradictorias. ¿Cómo podría reaccionar ante esto? ¿Qué debería decirle?
—Entiendo, Draco —digo finalmente, tratando de mantener la calma y la compostura. —Tomate el tiempo que necesites para pensar en todo esto. Estoy aquí para ti, pase lo que pase.
Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que sus palabras floten en el aire entre nosotros. Esta vez, la sala de los menesteres parece más grande y vacía que nunca, como si fuera incapaz de contener la complejidad de las emociones que estamos experimentando.
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Los días han pasado desde la conversación con Draco. Le he dado su espacio, enfocándome en mis estudios y en el deporte, especialmente ahora que Dumbledore me ha permitido volver a unirme al equipo. Todo parecía estar en calma, hasta que los gritos de Harry rompen el silencio del día.
Lo encuentro en la sala de estudio, con una expresión de furia que hace que mi corazón se acelere en anticipación. ¿Ya se habrá enterado de lo que Draco y yo hemos estado haciendo en secreto?
Sin decir una palabra, Harry se abalanza sobre mí, empujándome con fuerza contra la pared más cercana. Su mirada está llena de ira y decepción, y los gritos llenan la habitación mientras acusa y juzga cada uno de mis actos.
—¡No puedo creer que hayas hecho esto, Apolo! ¡¿Cómo pudiste?! —grita Harry, su voz llena de rabia.
Mantengo la calma, dejando que sus palabras pasen por encima de mí como una tormenta. Mi rostro está serio, mi mirada fija en la suya, sin mostrar ninguna emoción. No hay necesidad de discutir con él, no ahora.
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𝑪𝒐𝒏𝒔𝒕𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 & 𝑬𝒔𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 || 𝑨𝒑𝒐𝒍𝒐×𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐
FanfictionMiré a Draco, sus ojos brillaban con una intensidad que siempre me había parecido fascinante. - Draco- comencé - Siempre he encontrado algo increíblemente interesante en ti. Me gusta cómo tus ojos brillan cuando hablas de algo que te apasiona. Esa...