Visita a los abuelos

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Solo habían pasado tres meses desde que Shaka había llegado a sus vidas, y ya era la adoración de absolutamente todos.

No había día en que los padres de Asmita no le pidieran cuidar del pequeño. Avenir incluso se ofreció a ir por las tardes para ayudarlos con la limpieza de la casa o cuidar al bebé por unas horas mientras ellos tomaban una ducha y dormían un poco.

Los hermanos y amigos de ambos lo mismo. Siempre que podían, llevaban un regalo para el pequeño Beta.

Pero el permiso por maternidad había terminado para Asmita, y era hora de volver al trabajo. Kardia no podía encargarse sólo del bebé y atender los asuntos de trabajo al mismo tiempo.

Ya se habían planteado la idea de la guardería, incluso le habían pedido a Aspros los datos a la que fueron enviados sus gemelos en su momento. Pero después de la insistencia de los padres de Asmita, abogando que aún era muy pequeño, decidieron aceptar su ayuda.

— Gracias por hacer esto.- Agradeció Kardia a su suegro, que lo recibió.- Pero no crean que será por siempre esto, o que no vamos a compensarlo de algún modo.

— No te preocupes por eso, Kardia.- Negó Avenir, acercándose a su esposo para recibir al pequeño en brazos.- Lo hacemos con todo el gusto del mundo. Shaka es nuestro primer nieto y estamos felices de poder pasar este tiempo con él.

— Aún así, Asmita y yo estaríamos más tranquilos si aceptaran recibir un pago por su tiempo y esfuerzo.- Insistió el peli-violeta.- O que nos dieran alguna opción para pagarles por esto.

— Asmita está todo el día en el hospital dando consultas, y tú dando vueltas por toda la cafetería supervisando a tus empleados y ayudándolos cuando algo pasa.- Replicó Avenir.- Ninguno de los dos puede prestarle la atención que necesita en estos meses, y Shaka aún es muy pequeño para quedarse en una guardería con desconocidos. Con permitirnos cuidarlo y tener la tranquilidad de que está seguro con nosotros, es más que suficiente.

Kardia suspiró con algo de pesadez. Sus suegros siempre habían sido personas increíbles, y a quienes no sabía cómo agradecer tantas cosas. Ellos siempre los ayudaban en todo, y ahora no podía evitar sentir que abusaba de su cariño.

— Un vaso de café espresso extra grande y una rebanada de pan de limón gratis en cada visita a la cafetería y estamos a mano.- Habló Hakurei con una pequeña sonrisa.

— Hecho.- Le devolvió Kardia la sonrisa.

— Bien, ahora mejor date prisa y ponte a trabajar, que esos pañales no se van a comprar solos.

— Sí, señor.- Rió Kardia levemente.- Preparamos la pañalera desde anoche, tiene todo lo que podría necesitar. Pero si necesita algo más, solo llámenme y vendré cuánto antes.

— Claro. Ahora date prisa, que ya casi es hora de abrir.

Después de despedirse y agradecer una vez más a sus suegros, Kardia finalmente se marchó directo al trabajo.

— ¿Dijiste lo del café en serio?- Preguntó Avenir con una sonrisa divertida.

— Sabes cómo es tu yerno, si no lo hacía pagar con algo, no iba a irse de aquí jamás.- Rió, encogiéndose de hombros el Alpha.- Solo aproveché mi oportunidad... ¿O crees que debí pedir un pay de limón entero?

Avenir solo rodó los ojos con una sonrisa, meciendo a su pequeño nieto en brazos.

— Vamos, abuelo Hakurei. Quedan pocas horas para que los gemelos lleguen.- Bromeó el Omega, siendo seguido por su Alpha.

— Y con suerte, solo una para que Asmita o Kardia llamen preguntando si la casa no se ha incendiado.

Ambos rieron ligeramente por aquella broma. Sabían que lejos de la realidad no estaba, era muy normal en padres primerizos como ese par.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora