Día de escuela

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— ¡Vamos, pequeños, de pie!- Hablaba Kardia, abriendo las cortinas de la recámara de sus hijos.- ¡Ya es hora de ir a la escuela!

Shaka refunfuñó, cubriéndose completamente con las mantas, intentando esconderse.

Milo, al contrario, se incorporó emocionado, esperando a su padre con el uniforme.

— Vamos, Shaka. Las vacaciones terminaron.- Insistió Kardia a su primogénito, moviendo el bulto de cobijas.- ¿Quieren ayuda o pueden vestirse sólos?

— ¿Me ayudas, papi?- Pidió Milo, alzando los brazos para que su padre lo alzara sobre sus hombros.

— De acuerdo, pequeña manzana chantajista.- Rió el mayor, alzando a su pequeño.

Milo se encargó de doblar su pijama, una vez que Kardia terminó de ayudarlo a colocarse el uniforme, y solo faltaba peinar su cabello, cuando Shaka finalmente se dignó a salir de su escondite.

— ¿Dónde está mamá?

— Mamá se siente un poco enfermo.- Respondió Kardia, comenzando a desenredar el cabello de Milo.- Así que hoy somos solo ustedes y yo para vestirlos y peinarlos.

Shaka suspiró, y después de unos segundos, se encargó de vestirse, doblar su ropa, y peinar su largo cabello rubio. Solo desenredarlo, colocarse algo de crema para peinar, y un par de broches que su madre le había obsequiado en su primer día de clases hace un año, y enseñado a usar.

Kardia se encargó de desenredar el cabello de Milo y después de pensarlo unos minutos juntos, decidir peinarlo con una coleta.

— Parece más cola de hámster en vez de cola de caballo... Pero es lo que hay.- Rió Kardia, compartiendo la risa con su hijo menor.- ¿Ya están listos?

— Sí, dejé todo listo desde anoche.- Asintió Shaka, tomando su mochila, mientras soltaba un bostezo.

— ¡Sí!- Asintió Milo.

— Bien, entonces vamos a desayunar, y después nos vamos a la escuela.

En el comedor ya los esperaban dos platos con un panqueque y una porción de fruta en cada uno, además de una malteada de fresa con banana, y algo de crema batida con una cereza en la cima.

Tener un padre con una cafetería tenía sus ventajas, como poder disfrutar de desayunos como ese.

— ¿Mamá no va a desayunar con nosotros?

— Iré a ver cómo sigue.- Respondió Kardia, acariciando el cabello de sus dos hijos.- Ustedes dense prisa, que los panqueques se enfrían. Hay crema batida, jalea de melocotón, chocolate, mermelada de fresa y chispas de colores.

Los dos niños asintieron, y le permitieron a Kardia marcharse con una taza de té en dirección a la habitación que compartía con Asmita.

— ¿Cómo te sientes?

— Un poco mejor.- Mencionó bajo el Omega, apretando una compresa contra su vientre.- Lo que le pongas a los panqueques parece funcionar para curar todo.

— Gracias, pero no tienen nada más que un toque extra de vainilla y mucho amor.- Rió el Alpha, acercándose para besar le frente de su Omega y tomar la compresa con cuidado.- Ten. Te traje algo de té de jazmín para ayudarte con los cólicos.- Añadió, entregándole la taza.- Iré a recalentar esto al microondas.

— Gracias.- Musitó el rubio, dándole pequeños sorbos a la bebida.- ¿Los niños ya están listos?

— Están desayunando.- Le tranquilizó el Alpha, acariciando su cabello.- ¿Seguro que puedes tolerar el dolor, o quieres ir a emergencias?

— No te preocupes, estaré bien.- Negó Asmita.- Pero no sé si podré levantarme de aquí en unas horas.

— ¿Ya llamaste a tus jefes?

— Les envié un mensaje ya.

— ¿Entendieron por las buenas, o va a ser necesario patearle el trasero a alguien?

Asmita rió ante las palabras de Kardia, negando con la cabeza.- No será necesario, entendieron la situación y dijeron que no había problema.

— Bueno, entonces tú quédate aquí y descansa hasta que te sientas mejor.- Indicó Kardia, besando la frente de Asmita.- Yo me encargo de llevar a los niños a la escuela.

Asmita sonrió con cierta tristeza, agachando la mirada. Quizás solo eran sus hormonas fuera de control, pero le fue imposible no sentirse mal por no ser capaz de acompañar a Milo en un día tan importante como su primer día de escuela.

Kardia rápidamente notó el pesar en sus ojos, y reaccionó abrazándolo y besando su mejilla.

— Oye, tú ya te encargaste de soportar muchos cólicos para tenerlos, de darles forma ahí adentro, y parirlos.- Mencionó, dándole una sonrisa a su Omega, acariciando su vientre para ayudar a aliviar el dolor.- Siempre estás para nosotros cuando te necesitamos, eres la mejor mamá y Omega que cualquiera podría desear... Pero se joden, porque nosotros te vimos primero, y mucho trabajo me costó enamorarte.

Asmita no pudo contener la pequeña risa que se le escapó ante la pequeña broma de Kardia, logrando aliviar su pesar.

— Podemos encargarnos solos una vez.- Siguió Kardia, dejando un pequeño beso en sus labios.- Y para que no te pierdas de nada, me aseguraré de tomar muchísimas fotos... Podemos hacer una videollamada cuando estemos ahí si quieres.

— ¿Harías eso por mí?

— Por supuesto que sí, cariño.

Al final, tras esa breve conversación, Kardia les informó la situación a sus hijos, diciéndoles que su madre se encontraba algo enfermo y no podría acompañarlos, pero que harían una videollamada al llegar al escuelo. Aunque por ahora debían ir a despedirse de él.

— ¿Estarás bien, mami?- Preguntó Milo, abrazando a su progenitor.

— Sí, cariño.- Asintió Asmita, abrazando a sus dos retoños.- Papá me va a cuidar mientras ustedes están en la escuela, no se preocupen. Y perdón por no acompañarlos en su primer día.

— No importa, mami.- Le sonrió Milo.- Puedes acompañarnos mañana.

Shaka solo asintió, concordando con las palabras de su hermano menor.

— Bien, es hora de irnos.- Sonrió Kardia, conmovido por la reacción de sus hijos.- Las loncheras con sus almuerzos ya están en la barra de la cocina. Tomen la suya y los veo en el comedor.

Los dos niños asintieron, y después de darle un beso a su madre, se retiraron a dónde su padre les había indicado.

Kardia se despidió de su Omega tras entregarle una compresa caliente y una taza de té, y después se encargó de cargar las mochilas de los dos niños.

Una vez se encontró con sus hijos y verificó que llevaran todo lo necesario, cargó en brazos a Milo y tomó a Shaka de la mano, para comenzar el descenso hasta la cocina de la cafetería.

En el auto, Shaka solo miraba por la ventana, luchando por no quedarse dormido en el camino, mientras Milo no dejaba de dar pequeños saltitos en su asiento, emocionado por su primer día como estudiante.

Kardia solo sonreía sutilmente por ver las diferencias de sus dos vástagos. Ya sabía por su experiencia previa con los gemelos que los niños podían tener reacciones completamente opuestas a una misma situación, pero no dejaba de parecerle tan tierno como gracioso.

Al llegar, tal y como prometieron, hicieron una videollamada que Asmita atendió rápidamente, pudiendo de esa manera, ver a sus pequeños iniciar el ciclo escolar.

El primero de días que por momentos parecían eternos. Cada uno completamente diferente, con una nueva aventura. Algunos calmados, otros completamente alocados y caóticos... Pero sin duda, recuerdos que atesorarían y verían con nostalgia y alegría algún día.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora