Escape de casa

45 11 39
                                    

"Shaka, ¿dónde está tu hermano?"

Esa simple pregunta, respondida con un: "No sé. No subió después de la merienda." Fue el desencadenante de todo ese caos.

Kardia de inmediato corrió para encender el auto y dar indicaciones a sus empleados de informarle si el niño volvía. Todos conocían al pequeño, algunos desde que era un bebé, así que también se alarmaron y se ofrecieron a unirse a la búsqueda. Un niño de cinco años no podía haber ido tan lejos sólo. Seguramente podrían encontrarlo trabajando juntos.

Kardia y Asmita decidieron aceptar la ayuda, y tras una rápida organización, todos se pusieron en marcha.

Kardia a buscarlo por los alrededores, mientras Asmita fue a la estación de policía, mientras llamaba a su primo y su tío para agilizar los trámites. Sabían que cuando se trataba de un niño desaparecido, cada segundo contaba.

Llamaron a todos sus amigos y familiares, diciéndoles lo que había pasado, con la esperanza de que estuviera con alguno de ellos, pero nada, ninguno sabía nada de Milo. Pero todos se pusieron en marcha para unirse a la búsqueda y tratar de encontrarlo.

No tenían idea de dónde podía estar Milo, si estaría bien, si estaría herido, asustado... Solo lo querían encontrar.

Mientras que a varios kilómetros de su casa, prácticamente al otro lado de la ciudad, un pequeño Alpha de cabellos violetas caminaba sin un rumbo fijo, tras haber subido al tren subterráneo y un par de unidades de transporte público colándose entre las multitudes, y continuado su andar a pie por varios minutos más, antes de decidir sentarse en la orilla de la acera, abrazando sus rodillas, suspirando con pesadez.

Escuchó un trueno, y alzó ligeramente la vista, notando el cielo cubierto de nubes grises. Pronto comenzaría a llover.

Solo pudo agachar la cabeza de nuevo, buscando ocultar su rostro entre sus rodillas, hasta que escuchó una voz conocida a su lado.

— ¿Milo?

Reconoció la voz de Kanon, y alzó la vista, encontrándose con el adolescente de 13 años, cargando una mochila al hombro y una bolsa de supermercado en la mano.

— ¿Qué haces aquí?

— Me fuí.- Respondió, sorbiendo su nariz.

— ¿Cómo que te fuiste?- Preguntó el Alpha peli-azul.- ¿Dónde están Kardia y Mita?

Milo solo negó con la cabeza, intentando volver a su escondite.

— Ven, vamos adentro, que está a punto de llover.- Añadió Kanon, logrando convencerlo de levantarse.

Avanzaron solo unos cuantos metros más, hasta llegar a un edificio, justo a tiempo, antes de que las nubes dejaran caer todo el torrencial sobre la ciudad.

— Hola, señora Duolois.- Saludó Kanon a la recepcionista.

— Hola, Kanon.- Le respondió la mujer con una sonrisa.- ¿Todo en orden?

— Sí. Saga llegará en un rato, y Aspros probablemente llegue tarde.- Respondió el adolescente.- Yo me encargo de este pequeño fugitivo.

— De acuerdo. Si necesitas ayuda, llámame.

Kanon asintió, y continuó el camino hasta el elevador al lado de Milo.

El niño miraba con curiosidad los botones brillantes del panel de control, asustándose un poco al sentir el movimiento de la maquinaria, pero sonriendo después, observando como las luces encima de las puertas metálicas iban cambiando de posición, hasta que finalmente se detuvieron.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora