Primera papilla

54 14 7
                                    

— Y... ¡Listo!- Celebró Kardia, tras terminar la decoración del platillo que había preparado para su pequeño.

— ¿Seguro que es buena idea?- Cuestionó Asmita, observando al bebé ya de seis meses en la silla periquera.- Va a terminar cubierto de zanahoria, huevo, y... Lo que sea que le hayas puesto.

Kardia rápidamente notó que Asmita estaba más pálido de lo normal, y cómo parecía luchar contra las ganas de vomitar... ¿Acaso...?

— Mita, ¿te sientes bien?

— Yo... Sí, no es nada.- Afirmó el Omega, desviando la mirada de la comida.

Kardia decidió probar algo, colocando el plato de madera frente al bebé, demasiado cerca de Asmita, que no pudo resistir más y salió corriendo al baño para vaciar el contenido de su estómago.

El Alpha permaneció al lado de su cachorro, observando la dirección en la que se había ido Asmita. Ahora tenía demasiadas dudas que necesitaban respuesta.

Shaka solo miró con curiosidad la comida servida en el plato, antes de decidir aventurarse a probar la papilla de zanahoria con su dedo, y después el puré de manzana.

— ¿Tú también estás pensando lo mismo que yo?- Preguntó Kardia al pequeño rubio, que solo lo observaba con curiosidad mientras comía el contenido de su plato.- Bueno, Shaka... Creo que serás hermano mayor antes de lo pensado.- Añadió con una leve risa, acariciando la pequeña cabeza rubia.

Asmita volvió del baño algunos minutos después, temblando ligeramente, y con el rostro pálido. Kardia se apresuró a sujetarlo con cuidado del brazo para ayudarlo a caminar y llegar hasta la sala y sentarse en el sofá, lo más lejos posible del comedor, dónde Shaka continuaba experimentando con los sabores y texturas en su plato.

— Mita, ¿crees que...?

— No, no creo.- Replicó con agitación el blondo.- No es posible.

— ¿Se te olvida que en San Valentín aprovechaste demasiado bien que tus padres se ofrecieran a cuidar de Shaka por la noche?

Ante aquel recuerdo, las mejillas del Omega se tiñeron de un tenue rubor, mientras una pequeña risa nerviosa escapaba de sus labios. Vaya que lo recordaba.

— ¿Ya te bajó este mes?

Ante la pregunta de Kardia, la sonrisa se le borró de inmediato...

— ¿Cuánto tienes de retraso?

— Más de una semana.

— Bueno... Creo que es hora de hacer una pequeña visita a la farmacia, y después al doctor.- Mencionó Kardia, intentando contener una pequeña risa.- Vuelvo en diez minutos. Llevo a Shaka conmigo, pero procura no acercarte al comedor. No quiero que termines vomitando por toda la casa.

— Muy gracioso.- Rodó Asmita los ojos, con una sonrisa forzada.

Kardia solo rió ligeramente y besó la frente de su Omega, antes de volver al comedor por su hijo, limpiarlo de algunos restos de comida, y colocarlo en una cangurera para llevarlo con él.

— Ya nos vamos.- Sonrió Kardia, llevando al pequeño en su cangurera.- ¿Quieres que te traiga algo?

— Creo que una botella de suero no me caería mal.

— ¿De frutos rojos?

— Qué bien me conoces.

Kardia sonrió, encogiéndose de hombros, para despedirse de su Omega, y finalmente emprender el camino junto a su pequeño vástago.

Asmita permaneció en casa, mientras el malestar mermaba. Dudaba estar en cinta de nuevo tan rápido, Shaka acababa de cumplir seis meses, era muy pronto todavía... Pero, ¿y si Kardia tenía razón?

Perdido en sus pensamientos, se le fue el tiempo, hasta que padre e hijo volvieron, con una botella de suero rehidratante y una prueba de embarazo casera.

Ansioso por despejar sus dudas, fue directo al baño y siguió las instrucciones para hacer la prueba. Diez minutos después, con sus manos temblando, observó el resultado, saliendo del baño con el pequeño disposición en la mano.

— Bueno, veelo por el lado amable.- Dijo Kardia, intentando contener la risa al ver la reacción de Asmita.- Al menos no tendremos que volver a gastar en ropa, y podremos ahorrar al menos dos o tres semanas de pañales.

Asmita solo se sentó al lado de su Alpha, aún incrédulo del resultado.

— Yo te dije que debíamos averiguar si había un condón roto.- Alegó Kardia, acariciando el cabello de su Omega.- Esta vez la pastilla no funcionó.

— Van a ser nueve largos meses.

— No te preocupes. Me encargaré de darle de comer a Shaka lejos de tí, y de cubrir los muebles con plástico por si acaso.- Bromeó el peli-violeta, dejando un pequeño beso en su frente, provocando una pequeña sonrisa en el Omega.- Estaremos bien.

Bueno, vaya que un día tranquilo terminó dando un giro bastante inesperado. Pero al menos la primera comida de Shaka había sido un éxito.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora