Dibujo en la pared

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Ese día, el pequeño Alpha se había despertado muy temprano, antes de que sus padres y su hermano lo hicieran.

Era domingo, el único día en que la cafetería abría al mediodía y que todos aprovechaban para dormir hasta tarde. Pero él había decidido salir de su cama y escabullirse en silencio por la habitación, buscar algunos materiales como crayones, botes de pintura y pinceles, meter todo en una pequeña cesta, y salir con su pequeño cargamento a cuestas.

— ¿Qué estás haciendo, Milo?

Al escuchar la voz de su hermano mayor, dió un salto del susto.

Los dos tenían aún puesta la pijama. Milo con su cabello suelto y algo erizado, mientras que Shaka lo llevaba trenzado. Y de algún modo, el Beta había logrado seguir a su hermano sin ser detectado hasta que le dió alcance en la sala.

— Shaka, me asustaste.- Suspiró el menor.- ¿Cuándo te despertaste?

— Desde que te escuché levantarte de la cama y revolver la caja de pinturas.- Respondió el rubio, tallándose los ojos.- ¿Qué estás haciendo?

Milo permaneció en silencio por unos segundos, antes de finalmente rebuscar en las cosas que había llevado, sacando una hoja de papel, que desdobló y mostró a su hermano.

— Iba a hacerle un regalo a mamá por su cumpleaños.

— ¿Y por qué no solo esperaste a que despertara para darle el dibujo?- Cuestionó Shaka, observando el dibujo en la hoja.

— El de la hoja no es el regalo.- Negó el menor.- Voy a hacer ese dibujo más grande en la pared.

Tal afirmación logró hacer que hasta el más mínimo rastro de sueño en Shaka se fuera. Y rápidamente mirase a su hermano.

— Milo, ¿estás loco?- Regañó al peli-violeta.- Mamá y papá van a arrojarte por la ventana si haces eso.

— Pero es un regalo para mamá.

— ¡Pues dale un dibujo en una hoja y no en la pared!

En cuestión de segundos, la discusión escaló hasta terminar en un forcejeo por las pinturas.

Milo logró alcanzar un frasco de pintura acrílica rosa, y sin pensarlo, le quitó la tapa para vaciar el contenido en la cara de su hermano.

Shaka se limpió la pintura de los ojos, y enojado, tomó un tubo de pintura, respondiendo al ataque.

Pintura volando de un lado a otro, un marcador impactando en la mejilla de alguno de los dos infantes, crayones destrozándose, pinceles yendo a dar al otro lado de la habitación...

Hasta que un par de brazos sujetó a cada uno, deteniendo la revuelta.

— ¿Qué está pasando aquí?

Al escuchar la voz de su madre, ambos dejaron de patalear al instante, observando el desastre que habían causado.

Los dos estaban con la cara garabateada, cubiertos de pintura, desde el cabello hasta los pies, y ni hablar del suelo y la pared de la sala... Ahora sí podían darse por muertos.

— ¡Milo iba a dibujar en la pared!

— ¡Shaka quiso quitarme mis pinturas!

— ¡No son tuyas, también son mías, y fue porque querías rayar la pared!

— ¡Hey!, ya basta.- Intervino Kardia, sujetando a Shaka, mientras Asmita sostuvo a Milo, evitando una nueva pelea.- Cálmense los dos.

Los dos niños forcejearon un poco, pero finalmente se calmaron, al menos por unos segundos. Antes de comenzar a llorar en los brazos de sus padres.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora