Dientes de leche

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— ¿Abuelito, por qué Shaka salió de la escuela temprano?

— Bueno, digamos que hubo un pequeño incidente.- Respondió Hakurei la pregunta de su nieto.- Nada grave, pero los maestros decidieron que lo mejor era que descansara un poco.

— ¿Qué le pasó?- Preguntó Milo, observando a su hermano mayor, cubriéndose la boca para comer la sopa en su plato.

— Shaka perdió su primer diente de leche.- Respondió tranquilamente Avenir.

Kanon contuvo la risa, disimulando su sonrisa bebiendo algo de agua, ganándose una mirada afilada del pequeño Beta rubio.

— ¿Qué es un diente de leche?- Preguntó Milo.

— Todos los que tienen ustedes, enano.- Respondió Kanon, comiendo un trozo de carne.- Todos los dientes se les van a caer y les van a brotar nuevos. ¿No recuerdas que Shaka tenía el diente flojo hace una semana?

— Cállate, Kanon.- Gruñó el niño Beta, dejando ver la falta de sus dos dientes frontales superiores.

Los gemelos y Milo no pudieron contener la risa, ganándose el enojo completo de Shaka.

Los adultos solo suspiraron, negando con la cabeza. Aún recordaban cómo fue pasar por la etapa de los dientes de leche, existiendo años de diferencia entre un hijo y otro.

— No te enfades, Shaka. Ahora brotarán dientes nuevos y permanentes.- Intervino tranquilamente Avenir.- Además, tendrás la visita del hada de los dientes. Y te dará un premio doble por ser dos dientes.

— ¿El hada de los dientes?- Inquirió Milo con curiosidad.- ¿Qué hace esa hada, abuelito?

— Se lleva tu diente de leche y deja dinero a cambio.- Explicó el Omega.- Entre mejor sea el estado del diente, mayor es la cantidad. ¿No es así, Saga y Kanon?

— Por supuesto.- Asintió Kanon, siguiendo el juego del mayor.- A mí una vez me dejó diez euros por un diente.

— ¿En serio?

El adolescente de 13 años asintió, siendo secundado por su gemelo, procediendo a contarle a Milo aquellas historias de su niñez.

El pequeño Alpha de apenas cinco años, escuchaba con fascinación las anécdotas de los mayores, creyendo en su veracidad.

Shaka solo bufó, terminando de comer en silencio y sin descubrirse la boca en ningún momento. Ya sabía que sus dientes comenzarían a caerse, pero no esperaba que fueran dos al mismo tiempo y su ausencia fuera tan notoria.

Ya suficiente había tenido con sentir un tirón en la mandíbula mientras corría en la clase de deportes, y sentir el sabor metálico y dos objetos pequeños y extraños en la boca, antes de escupir en sus manos los dos dientes y la sangre.

— ¿Te asustaste mucho, Shaka?- Preguntó en un susurro Avenir, mientras Milo y los gemelos estaban completamente distraídos. Shaka no respondió.- No te sientas mal, pequeño. Los accidentes pasan. A tus tíos Tokusa y Shion también les pasó algo similar cuando perdieron su primer diente de leche.

— ¿En serio?

— Sí. Cuando eran niños, Shion estaba jugando con tu mamá en el patio con una pelota. Pero tu tío no logró atraparla cuando Asmita se la lanzó y se terminó golpeando en la boca y tirándose el diente de leche.- Contó el Omega a su nieto.- Y cuando Tokusa era pequeño, estaba en una salida escolar al cine, cuando mordió su hot dog, y su diente se quedó atorado en la salchicha.- Añadió, logrando sacarle una risa al menor.- Los dos se asustaron mucho, pero cuando le pasó a Tokusa, por suerte tu tía Yuzuriha estaba con él y logró avisarle a un maestro y calmarlo. Y cuando le pasó a Shion, tu mamá lo calmó y corrió a avisarnos a tu abuelo y a mí.

— ¿Los dientes nuevos tardan mucho en salir?

— Eso depende de cada niño.- Explicó Avenir.- Pero no te preocupes, eres idéntico a tu madre, tendrás dos dientes nuevos relucientes cuando menos lo esperes.

Shaka asintió ante las palabras de su abuelo, sonriendo mucho más tranquilo y animado, continuando con el almuerzo y la rutina para esperar a que Asmita fuera por ellos.

Cuando la hora llegó, y Asmita apareció en la puerta, fue rápidamente informado por sus padres del reciente acontecimiento.

El Omega rubio se encargó de abrazar y mimar a su pequeño primogénito por unos minutos, sabiendo de sobra lo avergonzado y nervioso que debía sentirse en ese momento. Hasta que finalmente, decidió pedirle prestado un álbum de fotos a sus padres, y mostrarle algunas a los cuatro menores bajo su cargo.

— Vaya que te pareces a tu mamá, Shaka.- Mencionó Kanon, mirando unas fotografías de Asmita a la edad de Shaka.

— Lo sé, pero eso no es lo que quiero mostrarles.- Sonrió Asmita, acariciando el cabello de su primogénito.- Aquí está.

Asmita señaló una fotografía entre todas las del álbum, que lo retrataba con una enorme sonrisa, dejando evidente la ausencia de los dos dientes frontales superiores, los mismos que Shaka había perdido ese día.

— También perdí dos dientes a la vez, pero eso solo me hacía ver más adorable.- Sonrió el Omega.- Además, el hada de los dientes es muy generosa.

— ¿A mí también se me van a caer dos dientes al mismo tiempo, mami?- Preguntó Milo, sujetando sus dientes.

Los demás presentes rieron ligeramente por la pregunta del niño. Vaya que un año sí hacía mucha diferencia.

— No lo sé. Quizás seas como tu padre y pierdas un diente a la vez.- Respondió Asmita, abrazando a su hijo menor.- Tendremos que esperar al menos un año para saberlo.

— ¿Por qué siempre tengo que esperar un año más que Shaka para todo?

— Porque él nació un año antes que tú.- Habló Saga.

Milo infló las mejillas, cruzándose de brazos. Los gemelos y su madre solo le revolvieron el cabello, negando con la cabeza.

Una vez el álbum devuelto a su lugar, y habiéndose despedido de los dueños de la casa, era hora de marcharse, con Shaka mucho más animado, e incluso comenzando a pensar qué haría con el dinero que el hada de los dientes le diera, recibiendo varias sugerencias tanto de su hermano menor, como de los gemelos.

Asmita solo pudo sonreír con ternura y felicidad, observando por el retrovisor a los cuatro.

Quizás Saga y Kanon no habían nacido de su vientre como Shaka y Milo, pero tras haber compartido más de trece años de su vida con ellos, haberlos visto pasar de bebés a niños, y ahora de niños a adolescentes, era imposible negar cuánto los adoraba, y sabía que Kardia también.

Ya habían pasado por la etapa de los dientes de leche con los gemelos, siendo Kanon el primero en perder un diente, y poco después Saga.

Aún recordaba cómo Saga tuvo una reacción similar a la de Shaka, mientras que Kanon pasaba los días moviendo uno a uno sus dientes, en busca de uno flojo...

— ¿De nuevo vamos a pasar por esa etapa?- Preguntó Kardia con una ligera risa, tras ser puesto al tanto de lo ocurrido, mirando a los cuatro menores hablar sentados en la mesa.

— Con Shaka no creo, pero con Milo probablemente el próximo año.- Sonrió Asmita.

— Me aseguraré de mantener bajo llave los cordones, piedras, no dejar las escaleras descubiertas, ni las puertas sin supervisión.

Ambos rieron, recordando todos los intentos de Kanon por "apresurar" la caída de sus dientes de leche, afortunadamente, logrando frustrar la mayoría. Excepto el que logró sacarse al atar el extremo de un hilo a su diente y otro a una puerta y cerrarla.

— No quiero volver a dar al dentista por una "extracción casera".

— Al menos el doctor dijo que no dañó ningún nervio y no dejó ningún rastro de diente dentro.- Bromeó Asmita, recordando las palabras del médico.- Al menos debes darle crédito por eso.

Ambos rieron y negaron, para simplemente abrazarse y observar a los niños.

Los gemelos en más de una ocasión les habían dado un buen susto, pero no cambiarían ninguno de esos recuerdos por absolutamente nada.

Sabían que no eran sus hijos, pero después de tantos años, les era imposible hacer diferencias entre ellos y Shaka y Milo.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora