Noche de cine

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— Gracias por esto, Asmita. Pero, ¿están seguros de que pueden con todos los niños?

— Descuida, Sísifo. Estaremos bien.- Asintió el blondo.- Además, los gemelos y Aioros van a quedarse también, no se preocupen.- Añadió.- Es el cumpleaños número dieciocho de los gemelos. En solo unos meses, ellos y Aioros se irán a la universidad, y los niños van a extrañarlos.

— No puedo creer que el tiempo pase tan rápido.- Suspiró el Omega castaño, observando a su primogénito y sus sobrinos subir las escaleras con el resto de los niños.- Parece que apenas ayer eran unos bebés que cargaba en mis brazos... Y ahora, ya son prácticamente unos adultos.

— Tranquilo, aún te queda Aioria.- Sonrió Asmita al notarlo derramar unas lágrimas.- Tú y Def tienen ocho años para aprovechar antes de que él deje el nido.

— Yo ya no veo la hora en que mi pequeño buitre emprenda el vuelo.- Mencionó Manigoldo.- Lo amo, pero si no estoy en su escuela tratando de salvar su pellejo porque se metió una pelea, estoy haciendo una maqueta a las 3:00 de la mañana, o siendo perseguido por un enjambre de abejas en medio del bosque. Y así va a ser por al menos otros diez años.

— ¿Ya se te olvidó cómo eras tú, Manigoldo?- Rió Asmita.- Ahora sabes lo que mi tío pasó contigo.

— Tú tampoco eras un ángel precisamente.

Ambos soltaron una pequeña risa al rememorar esos días de sus lejanas infancias. Dónde más de una vez fueron cómplices de aventuras y travesuras, como ahora lo eran Milo y Angelo, junto a los demás niños.

Una vez afinados los detalles finales, los adultos se despidieron, y Asmita se encaminó escaleras arriba. Aún faltaban un par de horas para que la cafetería cerrara, pero mientras Kardia los alcanzaba, se encargarían de preparar todas las cosas para la fiesta de pijamas que habían organizado.

Aioros y Saga se ofrecieron a ayudar a Asmita a preparar la comida, y Milo se les unió poco después.

Kanon, Angelo, Aioria, Shaka y Afrodita se encargaban de preparar los sacos de dormir en la sala, frente a la pantalla.

Mientras se encargaba de mover los sillones a los costados para que los niños pudieran colocar sus sacos, el joven Alpha no pudo evitar que su mirada se posara en el dibujo aún presente en la pared de la sala.

Todavía recordaba el día que ese dibujo llegó ahí, después de que Shaka intentara evitar que Milo dibujara en la pared, y terminaran haciendo un desastre peor. Y cómo Asmita había decidido solucionarlo haciendo un boceto sobre la mancha multicolor del dibujo inicial que Milo quería plasmar, y que al final, todos ayudaron a colorear.

Era evidente el paso del tiempo sobre la pintura, pero el sentimiento cálido en su pecho al recordar ese día, seguía siendo el mismo. Aunque ahora, acompañado de una tenue sensación de nostalgia al recordarle que en un par de meses más, al igual que su hermano y su primo, se iría a otra ciudad para estudiar la carrera que había elegido.

La suya era la más cercana, solo un par de horas en carretera, pero sin duda, iba a extrañar ver a todos casi a diario una vez que se fuera.

— Kanon, ¿estás bien?

— Sí, no se preocupen, enanos.- Sonrió, tallándose los ojos.- Solo me entero algo en el ojo.

— ¿Recuerdos?- Bromeó Angelo.

— Sí... ¡No!- Corrigió rápidamente al notar cómo había caído en la broma del niño. Pero finalmente solo rió y admitió todo.- Bien, eres bueno en esto, pequeño demonio. ¿Ya todos eligieron una película?

— Nosotros sí, solo faltan mi hermano, Saga y Milo.- Respondió Aioria.

— ¿Y se puede saber cuáles eligieron ustedes?

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora