EMMA

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Me puse mi bañador negro, uno precioso, sin mangas y cogido al cuello. Y bajé a la piscina, no sin antes coger mi imprescindible bolsa de la playa (aunque en este caso fuera para la piscina). Una bolsa transparente en la que había: una toalla, crema solar, cacao para los labios, mis gafas de sol, una gorra y un libro (siempre llevo el mismo "Luna nueva").

- ¿Alguien va a probar la piscina? - dice Isabella -. Que bien te queda ese vestido -, llevo un vestido con un estampado de flores en colores bastante cálidos.

- No es verdad, casi no me lo pongo.

- Pues te lo tienes que poner más.

- Vaale. Adiós Bells -. A Isabella solo la llamamos Bells, mi madre, el que era el padre de Chris y yo.

Cuando llego a la pisina, me quito el vestido, coloco la toalla, me echo crema y cacao, y saco el libro.
Empiezo a leerlo por duodécima vez o así, ya he perdido la cuenta.

Quince minutos después llega Chris, con una sonrisa simpática y la toalla colgada al hombro.

- ¡¿Esperándome para bañarte, Bichito?!

- ¡No! Esperando a que la crema haga efecto.

- Uff... Alaska le ha pasado factura a tu piel, ¿eh? -, empieza a reír como cuando eramos pequeños, eso no ha cambiado -. Emma, pareces un vampiro o algo así.

- Por eso tomo el sol.

- Ya, pero no tienes este bronceado. Todas están loquitas por mi gracias a esto - dice, señalando su bronceado.

- Todas no, falto yo.

- Vamos, tú eres la excepción , Bichito -. Me toca el pelo como si fuera un perro (como muestra de aprecio, pero que yo detesto) -. ¿Qué? ¿Te das un baño conmigo? - dice, poniendo la cara típica de animal mono.

- Vaale. De verdad, que alguien me explique por que te sigo soportando.

Porque es Chris.

Gracias conciencia por esa increíble aportación.

- Porque ahora vives conmigo. Aparte, soy el mejor - dice mientras me quita el libro.

Estuvimos un buen rato nadando (lo que también implicaba risas y salpicaduras), hasta que Bells nos llamó para que fuéramos a cenar, según ella, a la primera cena oficial. Y como siempre que Bells denominaba que alguna actividad era por una "Ocasión especial" tenía que proponer un brindis.

- Bien, como Alice y Emma ya están aquí, voy a...

- Proponer un brindis, ya lo sabemos mamá. Puedes dejar ya de torturarnos.

- Naa - Bells le hace un gesto con la mano a Chris, restándole importancia a su comentario -. Bueno... Por la nueva familia.

Todos levantamos los vasos y brindamos.

Reimos, comimos ( mi comida preferida, salmón con patatas al horno). Y Chris y mamá, decidieron irse a la cama. En cuanto a Bells y a mí, nos quedamos en el salón, viendo una película romántica.
Ella es la única a la que le gusta ver pelis románticas conmigo.

- Bueno, ¿que te ha parecido? - dice cuando apagamos la televisión después de acabar la película.

- Bien, Cat tiene una manera un poco extraña de ver las cosas, pero por lo demás, bien. Nada mal.

- Ya sabía yo que Diez razones para odiarte te gustaría.

Me quedé un rato más viendo una serie en el salón sola. Cuando acabo, fui a subir las escaleras para dormir, pero no sé si fue el cansancio o mi torpeza al andar en una casa que no pisaba hacía tres
años pero resvalé con algo y lo vi todo oscuro.

Un verano contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora