CHRIS

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Después de las peliculas, Alex se va a dormir con esa parsimonia que lo caracteriza, Grace intenta que me quede con ella a ver otra peli, pero tengo tantas cosas encima que niego. Necesito despejarme la cabeza.

Voy mi cuarto, y como siempre desde que tenía ocho años, anoto todas mis preocupaciones para intentar sacarlas de mi cabeza -, cosa que nunca funciona -, pero yo lo sigo haciendo.

Emma desde que tenía uso de razón ha querido ser actriz. Según Alice, cuando eramos pequeños, "eso era una etapa por la que toda niña debía pasar". Pero Emma no, ella sigue con su sueño de ser actriz, y es realmente buena.

Tu opinión no cuenta.

En Anchorage iba a clases de teatro, así que paso todo el tiempo en mi habitación buscando un grupo de teatro por aquí cerca.

Media hora más tarde tenía la cabeza que me iba a estallar de dolor.

Bajo a las tumbonas de la piscina a relajarme un rato. Y un tiempo después, estaba en mi mundo, pensando en mis cosas, cuando oigo unas pisaditas rápidas acercandose. Grace obviamente.

- ¿Te importa? - pregunta.

- Para nada.

- Oye, Chris, tengo que decirte algo.

- Dime.

- Quiero que sepas que puedes contarme cualquier cosa, ¿vale? Lo que sea, sobre Emma, sobre ti, sobre lo que piensas o lo que te pasa... lo que sea.

- ¿A qué viene...?

- Es que, a ver - dice casi llorando -. ¡Me tenía qué bajar hoy! Bueno, a lo que iba. Quiero que sepas que no solo soy tu amiga por Alex. Me caes genial, y te mereces estar con Emma, de verdad que sí...

No puedo soportarlo más y la estrecho entre mis brazos, abrazandola muy fuerte. Cosa que hacía cuando alguien iba a llorar -, aunque en este caso Grace ya lo estaba haciendo -.

- Gracias de verdad.

¿Cómo puede parecer que todo lo que pasaba desde ese dos de enero es tan subrealista?

- Estuviste conmigo, Grace, estuviste ahí cuando nadie podía, me viste llorar como un niño cuando mi padre murió, lo viste y no dijiste nada malo. Tan solo te sentaste y me ayudaste a incorporarme.

- Yo también lo hacía en ese momento. Tu padre fue un gran hombre, Chris.

- Nunca lo podré superar, ni reemplazar, pensar en que ya no está, sonreir cuando el ya no puede, me hunde, no sabes cuanto.

- Es normal, Chris. Y claro que no lo podrás reemplazar, porque el era único, y tú también, a tu manera, cambias a las personas para que sean felices, no para que mejoren...

- No sabes lo mucho que te aprecio, Grace - digo llorando ya.

-  Yo también a ti,Chris.

- Y a él, lo quería demasiado como para despedirme para siempre. Ni antes ni ahora, para mi era imposible, y sigue siéndolo aunque se haya ido. Soy incapaz de concebir un mundo sin él, ni sin su sonrisa o su cariño...

- Lo sé, y para mí. Pero no se ha ido. Sigue en todas partas, en esta casa, en su jardín, en nuestros corazones... Y sobre todo, en todos los recuerdos que creó.

- Quien diría que nos ponemos tan cursis de vez en cuando, ¿eh?

- Ni que lo digas. Para la próxima avisa, que no me echo rímel. Se me han manchado las mejillas - dice rozandoselas para intentar difuminar los restos de maquillaje que hay sobre estas -. Buenas noches, Chris.

- Dulces sueños, Grace.

Un verano contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora