EMMA

41 3 8
                                    

Por dios...

¿Por tanto había pasado Chris?

Me resulta imposible pensar que alguien tan completamente especial y fuerte a ojos de los demás hubiera sufrido tanto.

- Chris... yo... - ¿Qué le decía? ¿Que lo sentía? Eso no describe lo que quiero decirle y es muy superficial -. Yo... voy a estar ahí, siempre, en cada paso.

Chris, que ya está llorando, se pasa las manos por la cara, casi como si se estuviera cubriendo con ellas. Pero al oír eso levanta la mirada y se descubre las manos. Me mira a los ojos y suspira antes de murmurar:

- ¿Pase lo que pase?

- Pase lo que pase - respondo más segura de esto de lo que lo he estado en mi vida.

¿Y si...?

¿Y si lo besaba?

No tiene sentido. Ninguno.

Vuelvo a la realidad, una realidad donde Chris me observa con ojos suplicantes y pregunta casi en un murmullo:

- ¿Vamos dentro?

Me sorprende que sea él quien pregunte si volver, pero asiento decidida y entrelazo mis dedos con los suyos antes de levantarme arrastrándolo tras de mí.

Una vez llegamos dentro, Alex y Grace se giran rápidamente hacia nosotros y, esta última se abalanza sobre Chris haciendo que casi pierda el equilibrio - de no ser porque yo lo sujetaba se hubiera caído.

Mantenemos una muy seria conversación con Chris sobre todo relacionado con los ataques de pánico, hasta que empieza a sonar una canción bastante animada.

Grace me mira, ya que yo estoy algo incómoda, miro a Chris, sus labios y luego sus ojos. Alex ve esto y me gesticula con los labios un "a por todas", yo le sonrió algo avergonzado de que se haya dado cuenta de todo esto.

- ¡Me encanta esta canción! - Grace coge la mano de Alex y lo empieza a arrastrar hacia la pista de baile, Grace me guiña un ojo y tira de Alex muy insistentemente. Lo último que veo antes de que se camuflen entre la multitud es la cara de horror absoluto de Alex.

Y...

... Me quedo sola, y la única opción que me queda es girarme hacia Chris, que me mira con ojos expectantes.

Carraspeo ruidosamente para matar el tiempo.

Anda que te lo montas mal...

- Bueno... - dice Chris notablemente incómodo.

Lo miro fijamente, clavo mi mirada en la suya - para no bajarla a sus labios -, haciendo la escena todavía más incómoda. Estoy decidida a besarle, mi mente buscaba opciones por las cuales fuera una mala idea. Como que nuestra relación podría destruirse, o que todo sería raro, o que nunca había besado a nadie... Pero estoy tan nublada por todo lo que siento que, para mí, ninguna es notablemente importante.

Cuando ya me he hecho a la idea y estoy a punto de besarle, Chris se levanta muy rápido, sin darse cuenta de mis intenciones. Carraspea, devolviendome a la realidad.

- Esto... Yo... Voy a por algunas bebidas - dice intentando escapar de la situación.

Emma, cuando venga lo besas.

Cállate, conciencia.

No me voy a callar, lo vas a besar.

Uf... Vaale...

Ya me lo agradecerás.

Entonces veo que Chris se acerca a mí con dos botellas de agua en las manos. Las deja delicadamente en la mesa y se sienta a mí lado, en el mismo sitio que antes, a mí derecha. Miro sus ojos, azules como el océano. Miro sus labios y rápidamente desvío la mirada nuevamente a sus ojos.

Lo miro, lo miro. Lo miro.

Antes de que él pudiera hacer o decir nada, lo beso sin pensar. Aunque tan solo es un leve roce de nuestros labios, Chris se tensa de pies a cabeza.

¿Y si no le ha gustado?

¿Y si no era lo que él quería?

Me separo poco a poco de él, incorporándome un poco. Y tan rápido como dura un pestañeo, se acerca a mí y me besa. Pone sus manos en mi cintura y yo las mías en su cuello.

Siento el beso, lo siento dulce y potente a la vez que tierno y alarmante. No quiero que esto termine, y espero que él tampoco. Pero el final de una canción interrumpe el momento y separ sus labios de los míos.



Un verano contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora