CHRIS

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Estaba en mi cuarto, escuchando música, Count on me de Bruno Mars, pensando en que esa canción daba a entender todo lo que yo quería ser para Emma. Cuando escuché un grito y un ruido, y fui corriendo escaleras abajo.

Me encontré a Emma tirada en el suelo, inconsciente.

Fui hasta ella y la intenté despertar. Vi que poco a poco iba recuperando la consciencia, así que fui a la cocina y le llevé una botella de agua.

- ¿Qué ha pasado Bichito?

- No sé, creo que me he resbalado con la alfombra.

- Ten - digo ofreciéndole la botella -, bebe un poco.

- Gracias.

La ayudé a subir hasta su habitación y me quedé parado en el umbral.

- Entra si quieres, me da igual.

Era cierto, Emma no era una de esas chicas a las que les daba vergüenza que un chico entrara a su cuarto, era muy abierta en ese sentido.

- Se nota la mano de tu madre en la habitación.

- Ya, siempre le ha gustado redecorar.

- Que mejor momento.

- Sip, estoy cansado. Buenas noches Bichito.

- Dulces sueños Chris.

Me voy riendo porque de pequeños le dije a Emma que la noche era en realidad una excusa para que un hombre gigante eligiera cada día una chica a la que comerse, y le daba miedo la noche, asi que, nunca dice "Buenas noches" si no "Dulces sueños".

Cuando salí de la habitación me sentí raro.

Es que, a ver, Emma me volvía loco, y podía ver que yo era una de las únicas personas que lo sabía casi todo de ella, hacía que me pareciera todavía mejor.

Estaba claro, Emma Brooke me había robado el corazón.

Un verano contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora