El espadachín negro cazador de demonios

Capítulo XLV: Encuentros inesperados

Guts se encontraba nuevamente el aquel espacio negro donde se encontraba la bestia de la oscuridad. El espadachín negro buscaba con la mirada hacia todas partes buscando aquel ente con forma de perro, después de unos momentos aquella bestia apareció frente a Guts.

-Ha pasado tiempo-.
Dijo Guts al ver a la bestia.

-Supongo que has notado cambios en la armadura ¿No es así?-.
Hablo con su profunda voz la bestia.

Guts solo asentiria, aquella vez en la que Zohakuten lastimo su pierna y la propia armadura hizo que se sanara fue algo extraño, aunque al quitársela sitio todo el dolor y la misma molestia que conlleva usar la armadura.

-Esta evolucionado. La armadura es un ser vivo que tu puedes controlar a voluntad gracias a mi. Ahora es capaz de sanar tus  heridas abiertas, podrás estar más tiempo con ella sin perder tanta sangre. Pero no te confies, si la usas en un tiempo largo tu alma se consumirá y serás un muerto en vida-.
Explicó la bestia dejando a Guts con asombro ante lo mencionado.

-¿Un ser vivo? ¿Esta evolucionado?-.
Pregunto Guts.

-Así es, ahora es capaz de adaptarse a las necesidades del usuario, aunque si te rompes los huesos seguirá poniéndolos en su lugar con las agujas que crea, así que ten cuidado-.
Respondió la bestia haciendo que Guts sonría por lo conveniente que es esto.

-Te estas volviendo más poderoso... pero sigue el riesgo de que mueras si usas la armadura, aunque ya no sientas las concecuencias de usarla... Te estas quedando sin vitalidad...-.
Soltó la bestia, quitándole la sonrisa a Guts.

-Era demasiado bueno para ser verdad-.
Guts dijo con gracia.

-Ya eres muy poderoso sin la armadura y con el aliento que creaste y que te ayude a perfeccionar, inclusive podrías matar dioses si te lo propones-.
Hablo la bestia.

-No me tientes...-.
Dijo Guts con sarcasmo.

-Ahora despierta, espadachín negro. Te están esperando-.
Dijo la bestia, Guts sentiría  como todo desaparecía y una voz se empezaba a escuchar.

-Señor Guts, despierte ya es tarde. Llevo rato tratando de despertarlo-.
Una de las asistentes sacudía levemente a Guts para despertarlo.

-¿Que? Oh lo siento... gracias, Mei-.
Guts espabilaba mientras que la asistente hacia una reverencia y salía de la habitación.

Guts se pondría su armadura, se pondría sus montones de armas y su clásica matadragones en la espalda. Dirigiendo su mirada a una mensa que había a lado de la cama se veía a Puck dormido placidamente en una caja junto a unos pedazos de tela que usaba como sabanas.

-Oye Puck ¿Vienes o te quedas?-.
Dijo Guts agachadose para picarle las mejillas al elfo.

-Yo siempre estoy listo-.
Dijo Puck saltando se su caja y con una pose heroica apuntaria a quien sabe donde con su flor (?) Que usaba como espada.

Guts saldría de la casa e iría hacia la puerta donde ya lo estaban esperando los pilares que irían.

-Te tardaste mucho-.
Hablo Tokito con su característica seriedad.

-Nos haces perder tiempo-.
Hablo Sabemi de mala gana.

-¿Dormiste bien?-.
Pregunto Mitsuri tiernamente.

Obanai solo gruñiria, Uzui solo
Saludaba con la mano y Tomioka estaba callado.

-Me quedé dormido-.
Dijo Guts para luego empezar a caminar y ser seguido de los demás.

-¿A donde vamos, Guts?-.
Pregunto Mitsuri curiosa de donde iba ser el encuentro con el apóstol.

-Hay un poblado cerca. He oído que el que gobierna ahí hace cosas raras-.
Respondió Guts.