ʟᴏᴠᴇʟʏ ʟᴏᴠᴇ! [Quackity x Female!Oc]

72|Torbellino de emociones (+18)

Alex podía recodar a la perfección la primera vez que le hicieron..."trabajitos". No fue mucho después de su fiesta de cumpleaños número dieciocho, esa donde perdió su virginidad. Mary aún se quedaba con los Maldonado aún faltaba una semana más para irse, misma semana donde cada segundo a solas era para aprovecharse al máximo junto a su novio. Estaban tan hormonales que no les importaba que fueran días corridos, si querían hacerlo iban a hacerlo.

El pelinegro estaba sentado en su sofá con la televisión encendida y su celular en sus manos. Aveces usaba el celular y otras veces se quedaba mirando la tele. Estaba tan entretenido que no le dió importancia cuando su madre le avisó que iba a salir a casa de su tia para ayudarle con una cena. En la tarde cuando su hermano saliera de la escuela y su hermana de la universidad irían todos a cenar con la familia. Su padre estaba trabajando así que él llegaría un poco después a la cena. En fin, cuando su madre dijo aquello y se despidió cerrando la puerta tras ella los dejó totalmente solos a él y a su novia. La castaña estaba en la habitación durmiendo, o eso se creía. No la habían ido a revisar para saberlo exactamente.

Alexis miraba la televisión callado y recostado del sofá. Por las pisadas que bajaban las escaleras luego de que el auto de su madre se fuera podía asumir que eran de su novia pero no dijo nada, no había porqué pensar en eso. Ella, por su lado, estuvo pendiente a cuando se fue el auto, tenía muchas ganas de poner en práctica algo y no podía si había gente en la casa. Mary entró a la sala y lo vió casi tirado en la esquina de el sofá, pensó que era el momento perfecto para poner a prueba lo que quería intentar.

"Hola." Le dijo Alex con un tono chillón tan pronto la vió acercársele. Pero y ya. No le prestó más atención y no preguntó del porqué no le respondió. "Estás en el medio." Murmuró él para inclinarse un poco hacia al lado y así ver la pantalla.

Mary se ató bien el cabello frente a él. Parecía que estaba tan entretenido que no entendía las señales. La castaña se arrodilló frente a él y no fue hasta que le comenzó a desabrochar el pantalón que se dió cuenta de lo que hacía.

"Aguas, aguas, ¿qué haces?" Preguntó rápido cuando la vió hacer todo esto e intentó sujetar sus manos para impedirlo. No sabía que quería hacer y por eso reaccionaba así, pero ni con las manos sujetadas ella iba a detenerse.