ʟᴏᴠᴇʟʏ ʟᴏᴠᴇ! [Quackity x Female!Oc]

89|Una nueva normalidad (+18)

La forma en la que Alexis la tomó del cuello para besarla solo la hizo sentirse ebria. Extrañaba sus besos como si hubiera sido su adicción. Sus labios, su lengua, lo húmeda que estaba esta última, todo lo había extrañado tanto que no se sentía real. En el momento que dejó de besarla fue para besar su cuello y Mary se encontró tirando la cabeza hacia atrás para darle todo el espacio que quisiera. Con su otra mano la tomó de la cintura firmemente y en algún momento su agarre se aflojó para subirle la camisa holgada que tenía, al tener la cabeza levemente tirada hacia atrás Mary pudo verse en el espejo de la habitación al abrir los ojos levemente. Mientras él devoraba su cuello ella vió su imagen, su rostro se veía cansado, su figura bajo esa camisa holgada y esos pantalones de pijama ya no era perfecta. Claro, si tenías cuatro hijos no podías esperar tanto una figura perfecta. Pero también era saboteo personal, porque dos de sus embarazos no tuvieron panza y era algo imposible que se anchara su cuerpo por eso, aún así, ella se veía mal.

Alexis le quitó la camisa y fue allí cuando ella pudo ver la marca de la cicatriz en su vientre. No se veía tan linda que digamos y no pudo evitar sentirse mal por esta. Pero eso no le importaba al pelinegro. Él la seguía besando, besaba su piel, olía su aroma y la agarraba como si temiera que se fuera.

La mano del chico se coló por los pantalones de ella y encontró su camino por su ropa interior. No pudo evitar sentirse sorprendido cuando sintió lo húmeda que estaba. Suponía que no mintió en ningún momento cuando dijo que solo él la ponía así, sólo habían pasado menos de cinco minutos y ya estaba como si fuera cascada. Los dedos del chico la hicieron soltar un gemido suave a la vez que cerraba los ojos por el placer, la mataba cuando hacía aquella magia con sus dedos y se le notaba en la cara.

Con algo de agilidad le quitó aquellos pantalones de pijama dejándola en sus bragas. El frío golpeó su cuerpo dándole escalofríos que se multiplicaron cuando la acostó en la cama. Sobre ella Alexis vió todo su cuerpo y donde ella vió miles de imperfecciones él juró que estaba más hermosa que antes. No se había casado con ella por su cuerpo pero amaba cada rincón de este como si fuera así. Su mano subió por su panza con suavidad acariciando la cicatriz de esta en el proceso, cuando vió que se le erizaba la piel bajó lo suficiente hasta quitarle las bragas que, efectivamente, estaban húmedas con notoriedad y solo se habían dado besos.