Alexis conoció a Marilyn en la escuela cuando eran niños. Ella y su familia viajaron a México hace muchos años por cosas de sus padres y el trabajo.
Ese fue el mejor año en la vida de ambos.
En el presente tienen una hermosa familia llena de amor...
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Eran las diez de la noche y Alexis estaba bizco del sueño que traía. Era horrible el sentirse tan cansado y que tus tres criaturas no quisieran dormir en una semana de clases.
"¡Papa! ¡Hay que jugar a algo!" Exclamó Alexa con una gran sonrisa sujetándose del pantalón de su padre.
"¿Ah, sí?" Preguntó el chico cargándola para dejarla en su corral. "Juguemos a que nos dormimos todos."
"Eso es aburrido..." resopló la pequeña.
"Pues, juguemos a que dejamos a papá dormir y no hacemos ruido." Respondió Alex arropándola para encender la lamparita y apagar la luz luego de acostar a Tiana.
Obviamente que la pequeña estaba quejándose en todo el proceso, a su padre poco le importó en lo que cerraba la puerta. Estaba demasiado cansado, trabajaba, hacía sus cosas en internet y cuidaba de sus hijos, era demasiadas cosas para poder tener algo de energía. Mary se estaba recuperando, pero para evitar alguna situación Alexis prefirió que se mejorara al cien por ciento, esto hizo que fuera papá todas las horas del día cuidando a sus hijos y en situaciones a su esposa.
"¡Yo no quiero dormir!" Gritaba Thiago mientras era arrastrado a su habitación pataleando como si fuera un caballo.
"No pregunté." Respondió Alex entrando a la habitación.
Fue un arte la forma en la que enrolló a Thiago en sus cobijas para que no se moviera ni un poco. El niño quedó perfectamente envuelto en la tela y solo su cabeza sobresalía, misma a la que sacudía con fuerza chillando.
"¡Te odio!" Le gritó Thiago.
"Que casualidad, yo también me odio." le respondió el chico sin mucha importancia mientras acomodaba almohadas alrededor de la cama para evitar accidentes.
"¡Te odio mucho!"
"Es imposible que me odies más de lo que me odio." Alexis le dejó su peluche de dinosaurio a un lado y le acomodó su lamparita encendida luego de apagar la luz.
"¡Eres un monstruo!" Le continuaba gritando.
"Monstruo el que está en el armario." Respondió Alex para finalmente salir de la habitación escuchando como su hijo gritaba del miedo dentro de esta.
Una vez ya los niños en sus camas, se dispuso a caminar a la cocina con la intención de ir a tomar una cerveza antes de tirarse al sofá para no hacer nada durante unas horas. Al llegar vió a Amely rebuscando en la nevera, no hacía falta preguntarle para saber que tenía hambre.
"Mañana debes levantarte temprano, ¿qué haces despierta?" Preguntó Alexis colocándose las manos en la cintura y espantándola en el proceso.
"Es que quería comer algo, tengo mucha hambre." Dijo la pequeña, Alex recordaba que la pequeña no quiso cenar y ahora estaba pasando hambre.
"¿No queda cena?" Preguntó él revisando, solo encontró todo vacío. "Hay que hacer compra también..." Murmuró para si mismo. Luego de unos momentos suspiró rendido, no iba a cocinar, le daba pereza, así que llegó a otra idea. "Ve a ponerte las chanclas, pero no hagas ruido." Le dijo.
Amely fue corriendo en silencio y bajó momentos después con sus crocs, Alexis la esperaba con sus llaves y segundos después salieron al auto.
[...]
Alex y Amely regresaron luego con bolsas de McDonalds, luego de un aviso de que no hiciera ruido y de que se fuera a comer a su habitación la pequeña se despidió de su papá muy, muy contenta. Ahora pudo recostarse del sofá con su comida para ver la televisión sin preocupaciones y con algo para disfrutar su serie.
Su noche se fue así, luego de comer viendo la tele se quedó dormido en el sofá roncando. En la mañana Mary lo despertó y le dijo que se fuera a la habitación a dormir, ella se encargaría de esperar a que el autobús pasara por los niños para la escuela. Alexis pudo dormir hasta las once de la mañana con comodidad.
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