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"Todo el mundo sabe quienes somos"
Catherine Riddle:
—¡Buenos días!—Senti la voz de Charlotte en mi oído.
Abrí los ojos lentamente y los rayos de sol se posaron rápidamente en mi rostro, me puse de pie y Charlotte me pasó mi ropa.
Eran un vestido blanco hasta las rodillas de tela muy fresca y elegante, con unos tacones del color verde, Charlotte acomodo mi cabello mientras yo me colocaba un collar.
—Estas hermosa—dijo Charlotte.
—Tu igual, Lottie—sonreí.
Salimos de la habitación mientras bajamos las escaleras sentí que alguien me abrazo, era Alessia.
—¡Madre! ¡A que no sabes quien vino!—dijo sonriente.
—¿Quien?—pregunte.
—¡El abuelo y Daisy!—contesto feliz.
Admito que desde que se fue mi madre a Francia mi padre me ha caído mejor y mejoró como padre y Daisy...es Daisy.
Charlotte me dio una mirada rápida y bajamos las escaleras completamente, Charlotte nos guió hacia donde se encontraban mi padre y Daisy.
—¡Hija!—dijo mi padre abriendo sus brazos para envolverme en un cálido abrazo.
—Padre...—sonrei mientras él acariciaba mi cabello.
Aunque no tuve esto de pequeña ahora valía un poco la pena tenerlo de adulta.
—¿Cómo te dejaron entrar?—pregunté cuando me separé del abrazo.
—Órdenes de Alessia—río.
—¿Cómo es posible...?
—No lo sé.
—Vinimos a desayunar, haré el té—dijo Daisy yéndose a la cocina.
—Toma asiento, tío—dijo Charlotte.
Nos sentamos los cuatro en el sofa, Alessia jugaba con sus manos mientras nos oía conversar.
—Estaba pensando dar un recorrido por Londres, si desean pueden ir, podemos ir a ver el Palacio de Buckingham...
—Sería agradable...pero no creo poder salir de aquí. Lamento decirte que tendré que rechazar la invitación—dije con una sonrisa triste.
—Ya veo, no importa—sonrio.
Luego de unos minutos Daisy volvió con el té, la única taza que ya estaba servida era la mía, me entregó la taza mientras a los demás les servía.
—Alessia, cariño—dije agarrando su mano—. Si no es mucho pedir...¿podrías decirle a Alessandro que venga? Si es que no sigue dormido—reí—, Porfavor cariño.
