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"La venganza llega de la forma más inesperada"
Catherine Riddle:
Me coloque el vestido negro, era de mangas largas y me llegaba por debajo de las rodillas, Pinky me ayudó a colocar el tocado, era una tiara pequeña la cual por la parte de atrás colgaba un velo negro, por último me coloqué la pequeña rosa roja en el vestido y baje las escaleras.
Allí se encontraban Charlotte, Mauren, Druella, Cygnus, Walburga, Orión, Joseph, Claire, Aurora, Narcissa, Alessia, Alessandro, Regulus, Sirius, Evan y Alphard.
—¿Vamos?—pregunto Charlotte.
—Vámonos.
Salimos de la mansión y afuera nos esperaban varios carruajes, subi con mis hijos a un carruaje mientras los demás subían en otros con sus respectivas familias, el carruaje se puso en marcha, iba muy rápido.
—Estoy nerviosa por conocer a la princesa Anne—dijo Alessia.
—Eso no es lo que debes preocuparte, Sia—dijo Alessandro.
—Deben preocuparse por conocer a los demás Gautier—dije mirando por la ventana.
—¿Son tan malos?—pregunto Alessia.
—Son elegantes y su presencia te dará miedo, mucho miedo—dije con una sonrisa—. Debes demostrarte fuerte ante ellos, te observan hasta como pestañeas y más la tía Beatrice.
—La tía Beatrice...es un lindo nombre, seguro ella da miedo—dijo Alessandro.
—Aún así demuéstrense fuerte ante ella...
—Nunca saben si nos quieren dar en nuestro punto más débil—siguió Alessia.
—Exactamente, sia—sonrei
—Madre...¿cómo sabemos si nos gusta alguien?—pregunto Alessandro.
—Cuando veas a esa persona creerás que no hay nadie más perfecto que aquella persona, ante tus ojos es perfecto, ademas cuando lo veas sentirás algo dentro tuyo, una emoción, cuando hables con esa persona estarás nervioso, muchas cosas puedes sentir...¿por que le pregunta?
—Creo que me gusta Augustine...
—¿Augustine?
—Bonavich—dijo Alessia.
—Ah, Los Bonavich...
El carruaje se detuvo, significaba que habíamos llegado finalmente, la puerta del carruaje fue abierta, fui la primera en bajar, mientras Rabastan me ofrecía la mano para bajar con cuidado.
—Gracias, Rabastan—dije empezando a caminar hacia la entrada de aquel velorio.
Mis hijos caminaban detrás mío, los dos con la cabeza en alto, al igual que yo, Alessia caminaba de forma segura y elegante que su caminata trasmitía poder, Alessandro caminaba como su padre, tan arrogante y cualquiera creería que el que caminaba no era Alessandro, era Lord Voldemort, no lo era, él era mi hijo.
