"¿Corazones rotos?"
Adrien
Me quedo observando en punto fijo en el techo, escucho bullicio y se que es mi padre llegando, el Rey viene a verme y espero que venga con su mujer.
He estado sentado en esta cama un día entero y lo peor es que no puedo hacer nada.
Se escuchan pisadas y ne preparo para quien sea que entre primero.
Las puertas se abren dejando pasar a mi padre y no puedo apartar la mirada cuando la mujer de atrás entra con un vestido diferente, dejando su marca de ser única.
¿Porqué mi corazón no me permite odiarla?
Esta hermosa y no se puso así por mi.
-Adrien hijo.
-Majestad, no tenía porque molestarse en venir aquí.
-siempre velaré por mis hijos, ustedes siempre estarán en primer lugar.
-ya te habrás enterado que yo...
-padre... si eres feliz esta bien.
Marinette
No le creo nada de lo que acaba de decirle a su padre.
Esta mirándome también, pero no como antes, es odio y yo se diferenciar esas miradas, le dice una cosa a su padre y a mi me lo grita y es un silencio mortal.
-espero que mejore príncipe.
-Marinette, siempre se han tratado de tu, no quiero que eso cambie, ¿no tienes problema con eso cierto Adrien?
-para nada-Gabriel observa por la ventana-
-me disculpan pero debo dejarte para poder saludar a los reyes, llegamos cuando ellos no estaban.
Sale de la habitación y nos encontramos solos.
-déjame explicarte-me siento a su lado y no deja que hable-
-elegiste tu camino y tu destino, ¿estas satisfecha?, cumpliste con todo lo que Elena dijo de ti.
-¿puedo hablar?
-no, que lo único que escucharé de ti, son excusas.
-también lo hice por ti... suena tonto Adrien ya se, pero...
-Marinette no hables más, escúchame bien, porque esto no lo volverás a oír-me detalla unos segundos-yo habría dejado todo por ti, lo habría hecho, pero no sabes esperar.
Los ojos me arden y me reclamo del porque soy tan impulsiva, lo estoy perdiendo.
-¿te está gustando ser su esposa?
-...yo no-ve hacia la puerta-
-estaré bien Marinette-hay alguien alli-solo me rompí la pierna.
Y yo te rompí el corazón.
Mi mente me traiciona y respiro antes de darme la vuelta y ver quien se encuentra en la puerta.
-majestad
Se inclina y me paro, también debo saludarla como se debe pues es una princesa.
Es hermosa.
La típica princesa modelo que la corte ama, rubia, ojos azules, es a lo que todos están acostumbrados y me atrevo a compararme con ella.
Pero no puede conmigo, no siendo hija de una bruja.
No soy como las demás princesas, ni reinas que hay.
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Amante Real
Novela JuvenilEl amor se presenta en diferentes ocasiones, en diferentes formas y casi siempre en lo prohibido. A el no le importa que sea la mujer de otro, mucho menos la mujer del rey, de su padre exactamente. Cupido guarda silencio, porque es un instante tan f...