Capitulo 10

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"¿Corazones rotos?"

Adrien

Me quedo observando en punto fijo en el techo, escucho bullicio y se que es mi padre llegando, el Rey viene a verme y espero que venga con su mujer.

He estado sentado en esta cama un día entero y lo peor es que no puedo hacer nada.

Se escuchan pisadas y ne preparo para quien sea que entre primero.

Las puertas se abren dejando pasar a mi padre y no puedo apartar la mirada cuando la mujer de atrás entra con un vestido diferente, dejando su marca de ser única.

¿Porqué mi corazón no me permite odiarla?

Esta hermosa y no se puso así por mi.

-Adrien hijo.

-Majestad, no tenía porque molestarse en venir aquí.

-siempre velaré por mis hijos, ustedes siempre estarán en primer lugar.

-ya te habrás enterado que yo...

-padre... si eres feliz esta bien.

Marinette

No le creo nada de lo que acaba de decirle a su padre.

Esta mirándome también, pero no como antes, es odio y yo se diferenciar esas miradas, le dice una cosa a su padre y a mi me lo grita y es un silencio mortal.

-espero que mejore príncipe.

-Marinette, siempre se han tratado de tu, no quiero que eso cambie, ¿no tienes problema con eso cierto Adrien?

-para nada-Gabriel observa por la ventana-

-me disculpan pero debo dejarte para poder saludar a los reyes, llegamos cuando ellos no estaban.

Sale de la habitación y nos encontramos solos.

-déjame explicarte-me siento a su lado y no deja que hable-

-elegiste tu camino y tu destino, ¿estas satisfecha?, cumpliste con todo lo que Elena dijo de ti.

-¿puedo hablar?

-no, que lo único que escucharé de ti, son excusas.

-también lo hice por ti... suena tonto Adrien ya se, pero...

-Marinette no hables más, escúchame bien, porque esto no lo volverás a oír-me detalla unos segundos-yo habría dejado todo por ti, lo habría hecho, pero no sabes esperar.

Los ojos me arden y me reclamo del porque soy tan impulsiva, lo estoy perdiendo.

-¿te está gustando ser su esposa?

-...yo no-ve hacia la puerta-

-estaré bien Marinette-hay alguien alli-solo me rompí la pierna.

Y yo te rompí el corazón.

Mi mente me traiciona y respiro antes de darme la vuelta y ver quien se encuentra en la puerta.

-majestad

Se inclina y me paro, también debo saludarla como se debe pues es una princesa.

Es hermosa.

La típica princesa modelo que la corte ama, rubia, ojos azules, es a lo que todos están acostumbrados y me atrevo a compararme con ella.

Pero no puede conmigo, no siendo hija de una bruja.

No soy como las demás princesas, ni reinas que hay.

Amante RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora