Antes de comenzar a leer, quiero dejar un saludo muy especial a Flavia, (WhiteLily09). Saludos hermanita!!
Ahora sí, prosigan ;)
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—¿Ya puedes dejar de reír, por favor? —pongo los ojos en blanco con pesadez.
—Lo siento, guapa, aún no me recupero de esa caja de condones. —y vuelve a reírse, pero mirando al frente, a la carretera.
Los diez minutos que llevamos en el coche y concretamente, desde que salimos de casa, se la ha pasado riendo "disimuladamente". Lo que él no sabe, es que yo lo observo cada vez que sus hoyuelos se forman en esa sonrisa burlona tan característica suya.
Lo odio.
—Pero, ¿qué tiene de malo mi caja de condones? —me quejo.
—Oh, no, no. Nada. —se apresura a decir—. Lo que pasa es que creí que no te interesaban esas cosas. Ya que siempre me estás rechazando cuando te propongo meternos en el baño. —bromea.
—Muy gracioso. —le hago una mueca, aunque no me ve—. Y no me interesan. Por lo menos no ahora. Mi hermana me dió esa caja antes de venir hacia acá, pero yo no tengo intención de usarla.
Él se queda pensativo unos segundos, mordiendo su labio inferior.
—Espera, ¿eres virgen? —pregunta él después de unos minutos, a la vez que aparca el coche en el estacionamiento del campus.
Me aclaro la garganta.
—No, no. No soy virgen. Pero en mis próximos años universitarios no tengo planeado nada que tenga que ver con chicos o sexo.
Él suspira, antes de abrir la puerta y salir del coche. Yo hago lo mismo y lo alcanzo, caminando por el campus hasta llegar a la puerta de entrada de la universidad.
—Nos vemos más tarde, guapa. —y se marcha escaleras arriba.
Inmediatamente después de que se fue, busco mi celular y marco el número de Jade.
Después de tres tonos, descuelga la llamada.
—¿Dónde estás? —pregunto directamente.
—Detrás de ti. —escucho su voz en la línea y la vez, detrás de mí.
Me volteo y me encuentro a una Jade hecha un completo desastre; el pelo despeinado y revuelto, con ojeras debajo de los ojos, la ropa arrugada y los cordones de los zapatos desatados.
—¿Y a ti qué te ha pasado? —pregunto cuando llega a mi lado, me da un pequeño abrazo y al separarse, me mira suplicando auxilio.
—La fiesta. Eso me pasó. Acabó a las cuatro de la madrugada, nada más pude dormir tres horas y me levanté súper tarde, casi corriendo. Es una suerte que Owen me haya traído a casa en la mañana. Si no, no me estuvieras viendo ahora mismo. —hace una pausa en la que toma aire por hablar tan deprisa—. ¿Y tú? Mark y los demás me dijeron que te fuiste, o mejor dicho, que te arrastraron de allí. ¿Cómo es eso?
—Sí, sí, sí. Más tarde te cuento. Ahora me vas a decir con lujo de detalles todo lo que pasó entre Owen y tú. Desde ese reto del beso no los volví a ver en toda la noche. —sonrío con malicia—. ¿Qué tanto hacían?
Jade se encoge de hombros antes de encadenar mi codo con el suyo y que comencemos a caminar hacia la primera clase.
—Sólo conversábamos. —se limitó a decir.
Detengo en seco mis pasos.
—¿¡Te le declaraste!? —grito.
Jade rápidamente me tapa la boca con una mano.
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Un Error que volvería a cometer
Roman pour Adolescents¿Qué pasaría si de la nada tuvieras que compartir tu nuevo departamento con alguien por un error de una empresa inmobiliaria? ¿Te lo has preguntado? ¿Y si ese "alguien" es un chico? ¿Qué harías? ¿Y si está guapísimo? ¿Y si está buenísimo? ¿Y si tien...