—Puedes dejar de asesinarme con la mirada ¿sabes? —dice Matteo.
—No. No lo haré hasta que todo quede absolutamente limpio. ¿Está claro? —sigo mirándolo con los ojos entrecerrados y soltando chispas de furia por los oídos.
—Que siiiiiií jefa. —pone los ojos en blanco y continúa su tarea.
¿Qué sucede ahora mismo?
Ah. Pues que el idiota de Matteo, "usó demasiada fuerza" abriendo el grifo de agua del lavamanos del baño esta mañana hasta el punto de que éste se desprendiera y empezara a botar agua como una cascada. Todo el suelo quedó con charcos, el lavamanos desbordándose, las cortinas y paredes salpicadas, mis botes de champú y acondicionador empapados y tirados en el suelo chorreando, las toallas húmedas y ni hablar de la encimera; llena de agua.
En resumen; mi baño se convirtió en el Océano Atlántico.
Ahora mismo él anda con un delantal y un trapo blanco amarrado en la cabeza mientras agarra el trapeador y limpia el suelo como si fuera una mucama. Yo mientras, absorbo el agua de la encimera con un paño azul el cual exprimo en un cubo de agua cuando está enchunpado en agua.
Ninguno de los dos fue a la universidad hoy.
—Por cierto, ¿sabes algo de fontanería? —pregunto. Ah, y de mala gana.
—No mucho. ¿Por?
—Para que arregles eso.
Él deja el trapeador apoyado en la pared de un tirón y me mira con el ceño fruncido.
—¿Acaso me ves cara de fontanero? —pregunta lentamente.
—Ajá.
—¿Por qué no llamamos uno y resolvemos el problema?
—Porque no confío en desconocidos.
—¿Y en tu casa quién hacia este tipo de cosas?
—Lo que pasa es que en mi casa no había un idiota que "utilizara demasiada fuerza" en un grifo. —sonrío inocente.
—Vale, vale. Lo pillo. Ya veré qué hago. —vuelve a coger el trapeador y sigue limpiando el suelo.
Después de casi dos horas limpiando como condenados todo el puto baño, logramos escurrir hasta la última gota de agua.
—Bueno, trabajo terminado. —dice Matteo mientras se estira como un gato apenas levantado.
Me acerco y le doy una palmada en el hombro.
—Queda el problema mayor, idiota. —señalo el lavamanos, el lugar donde hay un hueco en el cual iba el grifo.
Él lo mira y cierra los ojos con fuerza.
—Mierda. Voy a comprar uno nuevo.
—No te tardes.
—Vaaaale.
Y así es como estoy completamente sola en mi habitación leyendo una revista de moda y ropa súper aburrida.
Ahora que lo pienso, no he desayunado ¿no?. Después de todo el barullo que hizo Matteo en el baño no tuve de tiempo de hacer nada.
Me dirijo a la cocina y comienzo a hacer mi desayuno.
Decido hacerme unos huevos revueltos con tocino. Y un zumo de naranja.
Reviso mis redes sociales antes de ponerme a desayunar y me doy cuenta de que tengo tres mensajes.
El primero es de hace una hora.
JADE: ¿Por qué no viniste hoy? El profesor de Álgebra está súper pesado y no tengo a mi mejor amiga al lado para que lo aguante conmigo. ¿Qué pasa? ¿Problemas en el paraíso?
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Un Error que volvería a cometer
Novela Juvenil¿Qué pasaría si de la nada tuvieras que compartir tu nuevo departamento con alguien por un error de una empresa inmobiliaria? ¿Te lo has preguntado? ¿Y si ese "alguien" es un chico? ¿Qué harías? ¿Y si está guapísimo? ¿Y si está buenísimo? ¿Y si tien...