Elías✨
La vida ha sido injusta conmigo los últimos dos años; ha sido como una tormenta que no termina de pasar por mi vida. Suspiro mientras conduzco hacia el apartamento que me han asignado en mi nuevo trabajo. Hace ya dos años que me mudé a Estados Unidos, exactamente a Pennsylvania. Esa ciudad, con su mezcla de historia y modernidad, tiene un aire acogedor que a veces me reconforta. Las calles están adornadas con árboles en cada esquina, y hay una gran cantidad de cafés y librerías que invitan a la reflexión. Sin embargo, a pesar de su belleza, siempre sentí un vacío; no es mi país, aquí no está mi familia, y eso pesa mucho en mi corazón.
Los motivos por los cuales me mudé son complicados. Tuve que dejar atrás todo lo que conocía para huir de una maldita traición que me dejó devastado. Viajé desde Francia, exactamente desde Niza, hasta Pennsylvania, donde estuve viviendo con un viejo amigo llamado Marcus y nuestra amiga Amanda. Aunque ellos hicieron todo lo posible por ayudarme a adaptarme a esta nueva vida, debo ser sincero: su forma de ayudarme a veces era dura. No les gustaba verme mal y herido, así que en su intento de motivarme, podían ser bastante exigentes.
Ahora, He decidido mudarme de ciudad nuevamente. La oportunidad llegó cuando Amanda y Marcus me dijeron que les habían ofrecido trabajos en Nueva York. Inspirado por querer dar un nuevo rumbo a mi vida, busqué una plaza donde me ofrecieran mi propio espacio. Para mi sorpresa y alivio, me han dado un puesto como docente en una prestigiosa universidad de la Gran Manzana.
Suspiro, sintiendo los nervios a flor de piel. El GPS me guía hacia lo que se conoce como Tribeca, aquí en Nueva York. Con cada giro y cada cambio de dirección, mi corazón late más rápido. Miro la pantalla y sigo las indicaciones: giro a la derecha en Canal Street, donde las luces brillantes y el bullicio de la ciudad me envuelven. La energía vibrante de este barrio se siente en el aire; hay un grupo de artistas pintando murales y el aroma de la comida callejera me hace la boca agua.
Luego, giro a la izquierda en West Broadway, donde los edificios históricos se mezclan con modernos lofts, creando una atmósfera única. Los ladrillos expuestos y los grandes ventanales cuentan historias del pasado industrial del lugar. Finalmente, llego al edificio que alberga mi nuevo apartamento. Es un hermoso edificio de ladrillo rojo, elegante y acogedor. La entrada tiene puertas de vidrio que dan paso a un vestíbulo luminoso, decorado con arte contemporáneo y muebles minimalistas que invitan a relajarse.
Según tengo entendido, compartiré el departamento con un compañero llamado Mael, un nombre que nunca había escuchado antes en mi vida joven. ¿Será un chico de mi edad?
Suspiro, sintiendo que mi corazón late con fuerza al ver que un guardia se acerca y toca el vidrio de mi auto. Bajo la ventanilla, y él me sonríe con amabilidad.
—El estacionamiento es subterráneo —dice con una voz tranquila—. ¿Buscas a alguien?
—Soy Elías Colbert —respondo, tratando de sonar seguro. El hombre revisa su tableta y asiente.
—Bienvenido al edificio —me dice, sonriendo más ampliamente. Su calidez me hace sentir un poco más relajado en medio de los nervios. Me da instrucciones claras sobre cómo debe entrar mi auto: "Sigue por esta calle y gira a la izquierda".
Asiento y sigo sus indicaciones, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad. Justo cuando llego a la entrada del estacionamiento, otro guardia se acerca y me pide mis datos. Le proporciono la información requerida mientras el sonido del tráfico y las conversaciones de la ciudad flotan en el aire.
Finalmente, él revisa todo en su dispositivo, asiente y, con un gesto amable, me permite pasar. El gran portón se abre lentamente, revelando un amplio espacio de estacionamiento bien iluminado. Al entrar, respiro hondo; el ambiente es fresco y limpio, lo que me da una sensación de tranquilidad.
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El Chico Del Balcón
RomanceCuando Elías se muda a una nueva ciudad, lo último que imagina es que un simple balcón se convertirá en su refugio. Sin embargo, todo cambia al conocer a su vecina, clarisse , cuya lengua afilada y sarcasmo mordaz logran arrancarle sonrisas incluso...