Capítulo 29

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(slown Down - Chase Atlantic )

Elías

-¿Mael, a dónde vas?- pregunto al verlo levantarse del sofá, seguido de cerca por Astrid, quien me observa con los ojos entrecerrados.

-Me lo llevaré de compras- anuncia la castaña pelirroja con una sonrisa traviesa que ilumina su rostro.

-Bueno, bueno- elevo las manos en señal de rendición, divertido por su energía contagiosa. Mael se inclina hacia mí y susurra con complicidad:

-Voy a buscar mi disfraz y pasaré a recoger el tuyo.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro ante su murmullo, y asiento con entusiasmo.

-¡No hagan cochinadas!- nos grita Astrid, mientras se dirige hacia la puerta con un tono burlón. Mael me guiña un ojo antes de seguirla, dejándome solo en el sofá. Miro al frente y me encuentro con Clar, que está pensativa, mirando las cartas sobre la mesa. Hoy no lleva sus lentes, y sus ojos, de un profundo color café, brillan con una intensidad que me invita a explorar cada matiz de su expresión.

-¿Y Scott?- pregunto, notando la ausencia del cachorro que no he visto desde que llegué.

-William se lo llevó; le tocaba cuidarlo -me dice mientras muerde su labio inferior con una expresión divertida pero algo melancólica.

Asiento en comprensión.

-¿Qué podemos hacer?

-Te propuse ir al parque- le digo con un tono juguetón, tratando de encender la chispa de diversión que nos caracteriza.

Ella sacude la cabeza con una sonrisa resignada que parece decir "no hay forma".

-Es que mi batería social se acabó. Ya estoy lista para hibernar- responde con un suspiro dramático.

-Por eso nos quedamos aquí hoy -respondo, mientras ella lanza una de las cartas al aire en un gesto teatral y rodando los ojos como si estuviera lidiando con un niño inquieto.

-Ve a pescar o algo así -dice ella con un bufido impaciente, aunque su tono es más juguetón que serio.

-Bueno, ¿y si me besas? -sugiero con un tono travieso, juntando mis manos en un gesto exagerado de súplica que me hace sentir ridículo pero también divertido.

Ella rueda los ojos otra vez.

-No.

-¿Por qué no? Soy un niño bueno; me lo merezco -digo, haciendo un pequeño puchero que me hace sentir aún más ridículo pero también provoca su risa suave.

Clar suelta una risa ligera y sacude la cabeza como si estuviera lidiando con un niño travieso.

-Ugh, juegas sucio porque con esos ojos verdes parece un pobre gato desamparado.

-Solo un besito y ya.- Dejo las cartas a un lado y me coloco enfrente de ella. Estoy de pie, lo que logra captar su atención. Me inclino, tomo su rostro y le doy un beso lento. Saboreo sus labios mientras escucho un suspiro escapar de su boca. Sus manos se colocan en mi nuca y un hormigueo recorre mi piel. Lentamente, mis manos descienden hacia su cintura y tiro de su labio inferior, logro que un pequeño sonido salga de sus labios.

Ella se aparta, sonrojada como un tomate, y yo simplemente sonrío, fascinado.

-Yo... eh... ando preocupada -murmura, y levanto una ceja en señal de curiosidad.

-¿Qué pasa?- Vuelvo a tomar asiento, observándola titubear mientras muerde su labio, indecisa sobre si contarme o no. -Bella.

-Ya tengo mi disfraz, pero no sé si... sea el adecuado.

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