Capítulo 20

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(BTS- Love Myself)

Clar

Había aceptado la cita con Elías, y lo cierto es que jamás había tenido una cita como tal. Sentí que estaba siendo la protagonista de una película romántica, en lugar de ser parte de los extras que pasan desapercibidos. Elías es todo un caballero; cada gesto suyo me hacía sentir especial. Pero el momento en que mi cuerpo colapsó fue justo cuando nos besamos. Joder, su pecho entre mis manos se sintió tan firme, tan real, y cuando me elevó en un abrazo, sentí que mis hormonas se disparaban. No miento; he estado rondando esa escena en mi cabeza desde que ocurrió. Era como si un ejército de mariposas revoloteara en mi vientre, haciéndome sentir viva de una manera que nunca había experimentado.

Han pasado tres días desde la cita, y aunque he hablado con Elías desde el balcón de mi casa, ambos hemos evitado mencionar lo del beso. Sin embargo, sé que está presente entre nosotros; la tensión es palpable, como si el aire estuviera cargado de electricidad. Mi cuerpo parece querer fundirse con el suyo; él es un maldito imán que atrae cada parte de mí.

Por otro lado, he estado sumergida en el trabajo de los diseños navideños. Ha sido un verdadero dolor de cabeza porque, desde que el profesor—valga la redundancia quien es —habló con ese molesto grupo de los chillones, ha aumentado la cantidad de diseños requeridos. Estamos a la vuelta de la esquina para entregarlos; técnicamente nos dijo que deben estar listos a inicios de noviembre. Así que Astrid y yo estamos solas en esto. Aunque ya teníamos la mayoría lista, eso no quita el hecho de que mi mejor amiga y yo somos unas perfeccionistas.

Se suponía que mi mamá vendría con William pasado mañana y estaba ansiosa por verlos, pero estos últimos tres días se han basado en asistir a la universidad, hacer trabajos y tratar de sacarle chisme a Astrid sobre cómo iba su relación con Mael. Justo ayer, Mael había venido a darle clases de cocina, y no pude evitar ser una espectadora curiosa mientras ellos hablaban.

Mientras los observaba desde un rincón del salón, noté la química entre ellos. Mael estaba explicando con entusiasmo cómo preparar comida asiática:

—Primero debes asegurarte de tener todos los ingredientes frescos —dijo él mientras sostenía un trozo de jengibre en su mano—. La clave está en cortar todo uniformemente para que se cocine al mismo tiempo.

Astrid lo miraba fascinada, sus ojos brillando con interés.

—¿Y qué pasa si no tengo algunos ingredientes? —preguntó ella, ansiosa por aprender.

—No te preocupes —respondió Mael sonriendo—. Puedes sustituir algunas cosas. La cocina es sobre experimentar y hacerla tuya. Pero hay ciertos trucos que no puedes olvidar.Como por ejemplo, la marinada —continuó Mael, moviendo las manos animadamente—. Si quieres que tu pollo tenga un buen sabor, déjalo reposar en salsa de soja y un poco de ajo picado. Eso le da un toque increíble.

Astrid se inclinó un poco hacia adelante, como si quisiera absorber cada palabra.

—¡Eso suena delicioso! —exclamó—. ¿Y cuánto tiempo lo dejas marinar?

—Al menos una hora, pero si puedes dejarlo toda la noche, mejor aún —respondió él, con una mirada cómplice—. Así los sabores se integran mucho más.

—Entonces, ¿tú siempre cocinas así? —preguntó Astrid, con una sonrisa curiosa.

—La verdad es que sí, me encanta experimentar en la cocina. A veces salen cosas raras, pero otras veces... ¡oh, otras veces son simplemente espectaculares! —dijo Mael, riendo.

Astrid se rió también y le lanzó una mirada pícara.

—¿Y si hacemos una noche de cocina juntos? Así puedo aprender todos esos trucos de primera mano.

El Chico Del Balcón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora