Capítulo 14

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Elías

Joder, ¿por qué cuando la tuve tan cerca sentí el impulso de besarla? Estar así de cerca hizo que mi corazón casi se saliera del pecho. Las palabras que me dijo Mael han estado rondando en mi cabeza como un eco constante, y cuando la ví en la oficina, esas palabras resonaron con el doble de intensidad.

Me tumbo en el sofá, dejando mis pies en el aire, tratando de calmar el caos emocional que me invade.

—¿Qué tal te fue? —pregunta el cocinero de pacotilla, conocido como el traidor de mierda por haberme dejado solo justo cuando mis impulsos estaban a punto de traicionarme.

—Te voy a matar —gruño, aunque no puedo evitar que una sonrisa se asome a mis labios.

—¿Y yo qué hice? —responde él, batiendo sus pestañas de manera exagerada, como si no tuviera idea de lo que está pasando.

—Sabes bien que...

—¿Qué? ¿Que te gusta alguien? —interrumpe él con una risa burlona.

—¡Idiota! Ya te dije que no .

—Entonces, ¿por qué querrías matarme? —me lanza de vuelta, con una sonrisa desafiante en su rostro.

—¿Y tú por qué secuestraste a mi otra alumna? —contraataco, cruzando los brazos, intentando mantener la compostura.

—Me parece atractiva —admite sin titubear, como si estuviera hablando del clima. —Y es inteligente. Hablamos un poco y fue una charla muy amena —sonríe, y luego se da media vuelta y empieza a alejarse, dejándome atónito.

—Eres un descarado —murmuro, sacudiendo la cabeza en incredulidad.

—Lo admito en voz alta porque es lo que creo. No soy como otros que se andan armando una bola de mentiras. —Su tono es despreocupado, lo que solo aumenta mi frustración.

—¡Pudrete! —le grito mientras él se aleja y lo escucho reír .

De repente, mi celular suena ,me levanto de golpe y veo a Mael sonriendo divertido . Al revisar la pantalla, me doy cuenta de que es una videollamada de mis padres. Respiro hondo y acepto la llamada.

—¡Hola! —exclama mi madre con entusiasmo desde el otro lado. Su rostro se ilumina al verme. —¿Cómo estás, cariño?

—Hola, mamá... Estoy bien. Solo un poco ocupado con el trabajo —respondo, tratando de restarle importancia a la situación actual.

—¿Ocupado? ¿Ocupado haciendo qué? —interviene mi padre con una sonrisa traviesa.

—Con una historia de amor imposible —dice Mal, apareciendo de la nada con una botella de agua en la mano. Abro los ojos, sorprendido, y veo a mis padres intercambiando miradas cómplices. Sus ojos brillan con curiosidad y diversión.

Olvidé mencionar que mis padres y Mael han tenido varias interacciones a lo largo de mis videollamadas. Siempre que me llaman, él está presente, ya sea cocinando o simplemente disfrutando del momento. Mis padres están encantados con él, como si se hubiera convertido en un miembro más de la familia.

—¿Amor imposible? —repiten.

—Sí, amor imposible —insiste Mal, sirviendo un vaso de agua. Su sonrisa es traviesa y sabe cómo provocar. —Ya sabes, esa típica historia donde uno se enamora del mejor amigo que no puede corresponderle... o algo así.

Mis padres se inclinan hacia adelante, claramente interesados en el tema.

—¿Es cierto? ¿Te gusta alguien? —pregunta mi mamá con un brillo en los ojos que solo puede significar que está lista para hacer preguntas incómodas.

El Chico Del Balcón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora