Clar
No pensé que Elías estuviera en el pasillo aquel día en que vino mi mamá junto a William. Todo fue muy raro; la situación tenía un aire de sorpresa que me mantenía en vilo. Sin embargo, a pesar de la incomodidad del momento, me sentí extrañamente tranquila al darme cuenta de que a mi mamá le había agradado Elías. No paraba de hablar sobre lo atractivo que le parecía ese chico de ojos verdes, y su entusiasmo era contagioso, haciéndome sonreír sin querer.
Una vez que ella se marchó, Elías me envió un mensaje preguntándome si a mi madre le había agradado. Quería contestar de forma breve y directa, pero la verdad es que mi mente seguía atormentada por pensamientos sobre Amanda. Así que mi respuesta fue un simple "Supongo".
Astrid, por su parte, había estado tratando de sacarme información sobre lo que había sucedido entre Elías y yo. Era evidente que estaba curiosa y ansiosa por conocer los detalles, pero decidí no darle esa satisfacción. He estado evadiendo a Elías; incluso cuando él intentaba acercarse y hablar conmigo, siempre encontraba la manera de decirle que estaba ocupada. La verdad es que no sabía cómo manejar la situación: él parecía genuinamente interesado, pero yo me sentía atrapada entre mis sentimientos contradictorios.
Para distraerme, sumergí mi mente en el trabajo para terminar los diseños navideños. Me saturé tratando de darles un toque especial a cada uno y al final logré completarlos todos. Me sentí satisfecha al perfeccionar cada detalle, como si a través de ellos pudiera canalizar toda la confusión que llevaba dentro. Cada trazo y color se convirtieron en una forma de escapar de mis pensamientos sobre Elías y Amanda.
Mientras tanto, Astrid estaba muy activa en el departamento de los vecinos, donde decidió cocinar. Siempre me invitaba a unirme a ella con esas promesas de risas y buena comida que solían ser irresistibles. Sin embargo, yo rechazaba sus invitaciones una y otra vez. No es que no quisiera disfrutar de su compañía; simplemente sentía que necesitaba este tiempo a solas para aclarar mis pensamientos.
Con cada diseño que terminaba, sentía que estaba construyendo un pequeño refugio emocional. Era como si cada proyecto me ofreciera una oportunidad para explorar mis sentimientos sin tener que confrontarlos directamente. Pero también sabía que esta evasión no podía durar para siempre; tenía que encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida social, entre la creatividad y las conexiones humanas.
A pesar de mi decisión de mantenerme alejada, en el fondo sabía que Astrid solo quería lo mejor para mí. Ella siempre había sido una gran amiga, dispuesta a ayudarme a salir del caparazón en el que a veces me encerraba. Quizás algún día encontraría el valor para aceptar una de sus invitaciones y enfrentar mis emociones cara a cara.. es decir con Elías.
No sé cuántos días exactos han pasado, pero una vez más es lunes, y el calendario otoñal de octubre marca el 15. Después de darme una ducha, desayuno algo rápido y me voy con Astrid a la universidad. Ella trata de sacarme algún tema de conversación, así que le sigo el juego mientras charlamos sobre las novedades de los chicos de BTS.
Una vez que llegamos, caminamos juntas hasta nuestra sección. Al abrir la puerta, pego un respingo al ver a Elías mirándome con una sonrisa. Astrid se acomoda al fondo del aula y me deja sola con él, ya que somos las únicas alumnas que llegan tan temprano.
—¡Hola, querida alumna y vecina gruñona! —dice Elías con un tono juguetón.
—Hola —respondo con un tono seco.
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El Chico Del Balcón
RomanceCuando Elías se muda a una nueva ciudad, lo último que imagina es que un simple balcón se convertirá en su refugio. Sin embargo, todo cambia al conocer a su vecina, clarisse , cuya lengua afilada y sarcasmo mordaz logran arrancarle sonrisas incluso...