VI

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Después de la advertencia que le hice a Emily, todos los lores se dirigieron a mi despacho

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Después de la advertencia que le hice a Emily, todos los lores se dirigieron a mi despacho. Con paso lento, me encaminé hacia el lugar donde debía lidiar con un grupo de alfas confundidos y excitados. ¡Qué desubicados son!

Era la primera vez que bajaba la guardia ante alguien, y al parecer, Emily me había golpeado con todas sus fuerzas.

"Celoso", escuché una voz en mi interior. No podía ser.

"No te habías muerto", respondí, sorprendido por la presencia de mi lobo interior después de tanto tiempo.

"Si lo hubiese hecho, estarías corriendo en el bosque y no siendo el alfa del reino", replicó con sarcasmo.

"Prefiero tu ausencia, estaba bien", admití, recordando los años de tranquilidad sin su presencia.

"Sigues enojado por eso", observó mi lobo, notando mi resentimiento.

"¿Por qué volviste?", pregunté con curiosidad, sintiendo una punzada de intriga.

"Por ella", respondió mi lobo con una determinación que me dejó desconcertado.

Las palabras de mi lobo resonaron en mi mente, dejándome perplejo. ¿Por ella? ¿A quién se refería?

"¿Por ella? ¿A quién te refieres?" pregunté, tratando de comprender la enigmática respuesta de mi lobo.

"Emily", respondió mi lobo con claridad, y un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Emily?

Fruncí el ceño, tratando de rechazar esa idea. No podía ser verdad. Emily era una humana de intercambio que había venido debido a la muerte de mí prometida. No podía tener un vínculo tan profundo con ella, ¿verdad?, solo vino para traer herederos al reino.

Podía oír las risas de satisfacción de mí lobo mientras, me acercaba a mí despacho. Una ves frente a la puerta la abaro, los Lores se voltearon mirándome algunos con gracias por la escena anterior en el patio y otro con miedo ya que mí rostro no era muy amigable ahora

- Todos en fila - grité con mí voz de alfa, todos comenzaron a reír, ya que la voz no funciona con ellos - De que se ríen, es encerio - repeti y esta ves deje ver mis colmillos

Todos inmediatamente se levantaron en filas, como si estuvieran en el ejército

- Se creen muy superiores al andar viendo una chica.

- Pero su majestad, a de admitir que es muy bonita - respondió uno de ellos

Reí de forma sarcástica - Y ustedes de hacen llamar Lores, mirándo a la mujer de otro hombre.

Sus caras se palidecoeron entendieron a lo que referí, ellos ya lo sabían

- No puede ser ella - dijo tembloroso uno de ellos

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