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El silencio en la habitación se sentía denso, cargado de todas las emociones que no podía expresar en palabras

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El silencio en la habitación se sentía denso, cargado de todas las emociones que no podía expresar en palabras. Me dejé caer sobre el frío suelo, abrazando mis rodillas, mientras las lágrimas seguían cayendo en silencio. No podía dejar de sentirme traicionada. La imagen de Helena sobre Aric, tan cerca de él, tan cómoda en esa cercanía, seguía atormentándome.

Elio no decía nada. Permanecía a mi lado, respetando mi silencio. Pero su presencia me reconfortaba de alguna manera, aunque no pudiera borrar el dolor.

-¿Por qué? -mi voz salió en un susurro, casi inaudible. No estaba segura de si le preguntaba a él, a mí misma o al universo.

Elio giró la cabeza para mirarme, pero no respondió de inmediato. Lo vi tomar una respiración profunda, como si intentara encontrar las palabras correctas.

-Aric no es perfecto, Emily. Lo sabes. -Su tono era suave, casi cuidadoso-. Es un Alfa, y a veces... su lobo lo controla más de lo que debería. Pero lo que hizo hoy, lo que viste... no tiene justificación. Y sé que él lo sabe.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. Aric y su lobo. Siempre esa misma excusa. Pero, ¿hasta cuándo iba a tener que tolerar esas acciones impulsivas? ¿Hasta cuándo sería "su lobo"?

-No es solo su lobo, Elio -dije con la voz entrecortada, sintiendo la ira mezclarse con la tristeza-. Fue él también. No puedes decirme que no sabía lo que hacía. No puedes decirme que no lo disfrutó.

Elio me miró fijamente, su expresión seria. Sabía que no podía contradecirme. Sabía que tenía razón.

-Tienes razón -admitió finalmente-. Pero Aric... está confundido. Su relación con Helena es complicada. Ella siempre ha sido una sombra en su vida, una presencia que... -Hizo una pausa, buscando las palabras-. Aric te ama, Emily. Pero a veces, su pasado con ella lo atrapa. Y sé que eso no es excusa.

Me abracé más fuerte a mis rodillas, intentando procesar lo que decía. No podía negar que había sentido algo especial con Aric, una conexión que iba más allá de las palabras. Pero ahora esa conexión se sentía rota, casi imposible de reparar.

-¿Y qué hago con eso? -le pregunté, sintiendo que el dolor me desgarraba por dentro-. ¿Cómo sigo adelante después de ver lo que vi?

Elio suspiró, su mano se deslizó con cautela hacia mi hombro, pero no me tocó. Era como si estuviera ofreciéndome apoyo sin presionarme.

-Eso es algo que solo tú puedes decidir, Emily. No puedo decirte qué hacer o cómo sentirte. Solo puedo estar aquí para ti. Pero si decides hablar con Aric... si decides enfrentarlo, creo que necesitas hacerlo antes de que esta herida crezca más.

Me quedé en silencio. La idea de hablar con Aric me aterrorizaba. No estaba segura de poder soportar enfrentarlo, de escuchar sus explicaciones o sus disculpas. ¿Qué podría decirme que aliviara este dolor?

Lazos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora