Contratos de amor - Adap. supercorp

23. Volver a empezar

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—Vaya, chicas... ¡La comida estaba realmente buena! - Dijo Alex limpiándose con una servilleta.

—Te lo dije.
Lena y yo venimos aquí muy frecuente, aquí fue donde cenamos la primera vez que salimos. - Dijo Kara recostando su cabeza en el hombro de Lena que estaba sentada a su lado.

— Bendita sea esa cita, porque ahí fue donde nos pudimos conocer más y como que nos volvimos más cercanas desde entonces. - Dijo Lena para después besar la cabeza de Kara.

— Hasta terminamos nadando en la fuente del Central Park en esa cita. - Dijo Kara riendo al recordar aquello.
Las de mas también rieron ya que sabían a que se refería, ya se los habían contado.

— Pero agradezco a aquel niño que nos atropelló con su bicicleta ya que, gracias a ello, puede llevarte a nuestra casita por primera vez y dormir juntas, bebé. - Respondió Lena para después darle un corto beso en los labios a Kara.

— uughhh ustedes son tan empalagosas, no tardan en llegar las abejas a rondar la miel. - Dijo Sam para después beber de su vaso con agua mineral.

— Porque no estas enamorada Sam, ya comprenderás cuando te llegue la persona que te haga tontear como nosotras. - Dijo Lena abrazando a Kara.

— Pueesss yo creí que ya había llegado... Hasta que descubrí que era un tarado mentiroso infiel que me embarazó y luego se fue con su otra familia, el muy maldito ya estaba casado y con hijos. - Soltó Sam con un poco de fastidio.

Kara y Alex se quedaron con la boca abierta tras oír aquello.
Sobre todo Kara que conocía más a Sam y sabía que era madre soltera pero no conocía el por qué.

— Y por eso como tu abogada de confianza y casi tu hermana le trabe una demanda ya que se negaba a pasar pensión a mi sobrina. Y asesore a su ex esposa a que lo dejara por adulterio ya que se enteró de todo, yo misma lleve a cabo ese divorcio y arregle los papeles para que también les pasara pensión a sus otros tres hijos.

Ahora el mal nacido trabaja solo para mantener a sus hijos y a su ex esposa, que no le ha de quedar ni un centavo para comprarse un par de calzones. Se quedo solo como un perro y trabajando como burro. - Dijo Lena orgullosa por su trabajo.

Sam río al recordar como Lena destruyó a aquel hombre por lo que le hizo.

— Pobre, no sabía ni en lo que se había metido. Jamás provoquen a Luthor, chicas, o las aplastará con su mazo de la justicia. - Dijo Sam ya de mejor humor.

Todas soltaron una carcajada ante las palabras y advertencias exageradas de Sam.

— Tienen que ser igual de buenas que ellas niñas... Necesito más abogadiosas en mi vida.

— Me muero por graduarme y recibir mi título. - Dijo Alex.

— Y nos falta muy poco! - Soltó Kara emocionada.

— Prácticamente ya son abogadas chicas, y desde ahora se ve lo buenas que son, nacieron para esto. - Dijo Lena.

— Gracias... - Respondieron las dos jóvenes estudiantes.

— Bueno, igual ser médico es una excelente profesión, no es por presumir he. - Interrumpió Sam sintiéndose un poco ajena al tema.

Desde ahora le estoy inculcando a mi hijita que siga mi profesión, tiene que ser como su madre. De hecho, todo el dinero que recibe de su pensión se lo estoy guardando en una cuenta bancaria para cuando llegue a la universidad.