Capítulo 1

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A veces, cuando miro el cielo y la luna está llena, me dan ganas de llorar.

No es algo que pueda evitar. Tampoco es digno de ser dicho en una charla. Es una simple curiosidad random de las cosas que hago y ninguno de mis conocidos le daría cabida, porque piensan que soy un insensible sin remedio, y no me imaginan en esa faceta.

El día que la conocí a ella, la noche me hizo añicos, como si se burlara. La luna estaba completa y despejada de nubes, justo en mi ventana, más nítida que ninguna otra vez que yo hubiese recordado. Eso me llamó la atención, sumado a lo difícil que se me hizo dormir porque no dejaba de pensarla. ¡Ella se había metido en mi cabeza, sin esfuerzo!

Yo no me la había imaginado, de eso estaba seguro. Me encontraba completamente convencido de eso, tanto que podría jurarlo. Además; esa era la mejor respuesta, porque de lo contrario sentiría que estaba enloqueciendo. De la impresión, cuando desperté y noté que me estaba mirando, me quedé pegado al asiento mientras el resto de mis compañeros ordenaban sus cosas para salir. Ella apartó la mirada, riéndose, y me dio la espalda para irse con el resto.

Yo a ella no la conocía. Sus rasgos eran demasiado poco comunes como para no haber notado su larga cabellera pelirroja en el patio del Signum Fidei. Era la primera vez que la veía, de eso no había duda. Y resulta que antes de conocerla en persona, la soñé mientras dormía en clases. Eso no tenía sentido.

Me obligué a salir del aturdimiento y me colgué la mochila al hombro para salir. Ni siquiera me había molestado en guardar el único cuaderno y lápiz que cargaba conmigo, donde algunas veces apuntaba la fecha y la clase presente. El profesor me observó sin más y tras yo salir, él finalmente cerró la puerta con llave y nos despedimos con un asentimiento de cabeza.

Traté de buscar a la chica en el patio y a la salida del instituto, pero me fue imposible. Pues, simplemente había desaparecido, y con ella mis dudas y la única cosa interesante que me había pasado en mucho tiempo.

El trabajo de mamá no era suficiente para mantenernos, así que el año pasado conseguí empleo haciendo la limpieza en Jerry's para estar junto a ella y ayudarla

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El trabajo de mamá no era suficiente para mantenernos, así que el año pasado conseguí empleo haciendo la limpieza en Jerry's para estar junto a ella y ayudarla. Así también yo podía defenderla del acoso que ocasionalmente recibía por culpa de algunos clientes. Ella era bonita y simpática; una mala combinación cuando no se sabía poner límites.

Ese mismo día me tocaba trabajar hasta la 1am junto con ella, era viernes y mucha gente visitaba Jerry's para embriagarse y comer las papas fritas con el surtido de carnes de la casa, su especialidad. El negocio era tan exitoso que habían veces en que a mamá le pedían hacer cambio de turno y trabajar en la mañana... porque ahí era donde aprovechábamos esas ocaciones para ofrecer nuestros servicios de doble turno, y los dueños lo sabían.

Era una paga generosa aunque la desventaja fuera el extremo agotamiento. Pero, valía la pena, porque las propinas eran mejores mientras más tarde cerrara el local, y algunas veces cuando excedíamos el horario normal, el jefe nos iba a dejar a la misma casa después de cerrar. Como ese día, cuando la chica pelirroja se metió por primera vez en mi cabeza, en clases.

Ni tan vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora