Mis ojos se sientes completamente secos por estar tantas horas viendo solo la pantalla de mi computadora. Además, yo tampoco los ayudo con agrandar el tamaño de la letra y mucho menos en ponerme los anteojos que me recomendó (obligó) a usar el oculista. Pero es que uso el mismo marco desde que tengo quince años, lo único que cambia es el aumento porque cada vez estoy más ciega.
En este momento tendría que estar durmiendo en vez de estar escribiendo un informe que debí haber hecho hace una semana a las 2 a.m., pero es que cuando estoy enredada entre esas telas nada puede sacarme de allí. Así que no tengo el mínimo derecho a quejarme, porque fui yo quien dejó esto para último momento.
Además, ¿Quién tiene ganas de estudiar cuando sabes que las vacaciones de verano están por comenzar? Ya no veo la hora de ir a mi casa; ver a mis padres, a mis animales y visitar a Estela.
La puerta es abierta y alguien entra sin antes haber golpeado. Le lanzaría una almohada, pero sé que ella me lo devolvería con más fuerza.
—Odio esta vida. — Madison se tira sobre mi cama. Su pelo rojizo cae como una cascada sobre el borde.
—Y yo. — respondo mientras no dejo de teclear.
Ella suspira porque no le sigo el juego sobre quejarnos de la vida. Y no crean que no quiero hacerlo, porque siempre hay algo para quejarse, pero estoy más concentrada en odiarme a mí misma por elegir ser feliz toda la tarde y ahora me encuentro con la mente y los dedos acalambrados. Ya no tengo ganas ni de seguir respondiendo las preguntas que me quedan.
Mad se sienta con sus piernas cruzadas sobre mi cama y me observa, es fácil sentir su mirada en mi nuca.
Supongo que me quiere comentar que ya vio la noticia. Creo que apenas ingresé a mi salón todos estaban comentando de su vuelta. Ahí fue cuando me metí a mi celular para verificarlo, no quería creerlo hasta que mis propios ojos lo vieran. Pero allí estaba: su foto y la confirmación de que él vendría a la ciudad.
Cómo maldije a la vida por hacerme aquello.
Entonces, no es que dejé mis responsabilidades educativas a un lado, es que luego de esa noticia necesitaba despejar mi mente, y estar lejos del suelo es lo que me relaja siempre. Por eso, escapé todas las horas posibles de la maldita realidad que me esperaba lejos de mis telas.
—Oye, ¿viste las noticas? – ella lo dice con precaución.
—No.
—Es sobre él....
—O sea, sí vi las noticias. El "no" era porque no quiero hablar de eso.
—Ah.
Ella se recuesta de nuevo. Pone las manos sobre su estómago y comienza a tararear una canción. Suelta una risita.
—¿Qué desastre se irá a armar cuando vuelva?
Dejo de escribir y la miro. Destenso mis hombros y ella se hace a un lado para invitarme a que me acueste a su lado. Ambas miramos el techo con manchas de humedad.
—Espero que ninguno.
Yo planeando soy un desastre. Pero el objetivo principal es evitarlo.
Veamos cómo me va.
El marcador actual es: Yo: 0 – 0: Él
Hagan sus apuestas.
Y bueno, Alba ya nos dio el pie: hagan sus apuestas.
Sean bienvenidos a la historia de Alba y Zack. Espero que disfruten de ella y que rían, se enamoren, enoje también, lloren (¿por qué no?), pero el fin de los libros es eso: hacernos pasar por todos los estados de ánimo. :)
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La Luna No Brilla Sola
Teen FictionAlba y Zack son de aquellas amistades que no recuerdan el día exacto en el que se conocieron. Alba y Zack son de aquellas personas que les encantan vivir al límite y siempre están haciendo travesuras. Alba y Zack son de aquellas personas que el tiem...