Epílogo.

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Menos mal que yo no aposté dinero en ningún momento. Porque, conociendo a la vida, iba a perder. Aunque lo presentía, por más que hice mi débil esfuerzo.

El marcador se disparó y salió beneficiando a Zack. Pero no me quejo, porque el resultado también me está gustando a mí.

—¿Nerviosa? — murmura papá. Aprieto su brazo sintiéndome un poco incómoda por tantas miradas.

—Solo un poco intimidada por la mirada de mamá.

—Bueno, no le gustó la idea que uses zapatillas en el día de tu boda.

Suelto una risita, nerviosa, claro que estoy nerviosa. Es una boda íntima, pero igual con personas que me miran cuando el pianista comienza a tocar y yo a caminar junto con mi padre. Trato de no mirar a mi madre porque apuesto (y esta vez segura de que ganaré) de que su mirada está atenta a mis pies cubiertos por las mismas zapatillas blancas que papá me regaló para mi cumpleaños. Es que no le hallé sentido a usar tacones en un lugar lleno de césped, además, mi vestido las tapa.

Miro solo a la persona que sé que me calmará, al menos un poco.

Y ahí está él, bajo el árbol que nos vio crecer, con sus manos a un lado de su cuerpo y haciendo muecas con su boca sin dejar de observarme. El hombre que se adueñó casi por completo de mi pasado, presente y estoy segura de que futuro también. El dueño de mis <<Te amo>> y el causante de que yo no haya amado a nadie más.

Me sonríe y me recuerda que hago la perfección siendo solo yo.

Me sonríe y me recuerda que porque es él y solo él.

Papá deja mi mano sobre la de Zack y desde ese momento sé que a mi vida la compartiré con él. O quizá fuese desde hace mucho, desde ese momento en el que ninguno de los dos recuerda cómo nos conocimos. Quizá desde entonces supimos ambos seríamos nuestro hogar.

...

Sus dedos acarician la piel descubierta de mi piel mientras bailamos.

—¿Lo notaste? —pregunta. Miro curiosa entre las personas por si sucedió algo.

—¿Qué cosa?

—Que amo a alguien — sonrío.

—¿A quién?

—A ti.

FIN.

La Luna No Brilla SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora