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—Yo señor...¿No fue de su agrado?

Más él no respondió, se dió la vuelta caminando hasta regresar a su oficina, JungMi lo miró en todo momento hasta que desapareció de su vista.

—¿Todo fue bien?

Dalia pregunto viendo la actitud de su jefe—Creo que si...hice lo mejor que pude.

Cada momento que pasaba, cada oportunidad de verlo lo aprovechaba, no recordaba si alguna vez puso ese esfuerzo, pero era necesario, a pesar del tiempo aún si corazón era suyo y volvería a tenerlo aún si eso significaba ir en contra de la mujer más cruel que ha conocido.

Semana tras semana su vida se vio transformada en ser la sombra de Jungkook, atender sus pedidos, ir corriendo por el edificio tratando de mantener todo en orden hasta ese día.

Ella estaba ansiosa, ese día le dirían si podría continuar con su trabajo o si no había Sido lo suficientemente buena para continuar.

—Tranquila, se que te aceptarán.

—¿Que harás después de terminar tu trabajo?¿Haz pensado en algo?

Dalia era una mujer grande, su edad ya no le permitía continuar con la agotan te agenda de su jefe—Solo viajar...siempre quise ir a ver el mar, le tuve miedo durante años y creo que es momento de superarlo, asi que estoy muy confiada en que Jungkook lograra ver lo valiosa que eres o si no.... tendré que esperar otro año hasta que él se decida.

Justo al terminar de hablar él pidió que ella entrara. Con sus nervios latentes camino hasta entrar a la oficina, Jungkook estaba parado mirando hacia la ventana, su cabello prolijo dejaba ver su perfil filoso mientras que su camisa revelaba parte de su pecho al no tener los tres primeros botones abrochados y sus ante brazos también se revelaban al estar arremangada su camisa.

Él era un hombre peligroso, siempre fue así,nunca en su vida creyó que vería a un hombre de tal porte y menos poder unirse a él en cuerpo y alma, aún que ahora parecía lejano eso podía sentir ese mismo deseó que antes.

Jungkook era suyo sin importar que allá pasado,ese hombre era completamente suyo.

—Estas...des...

No la miraba, no podía hacerlo. Si mirada solo estaba en la ventana misma que le mostraba su figura en su reflejo.

Había prometido despedirla al terminar el tiempo pero no podía hacerlo.

—¿Estoy despedida?

Vio como sus nervios la consumían, limpiaba sus manos en su falda y su rostro mostraba desesperación.

—Puedo mejorar, por favor deme una oportunidad.

—...Estás...contratada.

Y por primera vez en todo ese tiempo él volteó, sus ojos se unieron en esa extraña conexión que él aún no entendía.

SomeplaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora