Capítulo 24

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Nadie se lo trató de impedir. Leticia ansiaba volver a ver a Fernando, y era justo lo que pensaba hacer. Rápidamente hizo su maleta. Metió solo lo necesario.

Carolina estaba dispuesta a acompañarla. Sabía que LEticia estaba alterada, y no quería que tuviera algun accidente. Las dos subieron al auto de Leticia, después de despedirse de sus padres y de Tomás, y luego se fueron rumbo a Acapulco. Carolina decidió tomar el volante.

C: ¿Estás nerviosa, cierto?

L: Mucho. No sabes cómo deseo verlo. Tenemos tantas cosas que hablar. Pero al mismo tiempo tengo miedo. Ahora entiendo por qué fue a buscarme al aeropuerto.

C: Claro, él acababa de enterarse de la verdad.

L: No sabes cómo lo siento Caro. Todo esto implicó muchísimo sufrimiento. Y me duele saber que no somos hermanos. No sabes cómo me duele.

C: Lo se pero, por otro lado, está Fernando, ¿no?

L: Por supuesto. Tu sabes que yo... Bueno... Lo que siento...

C: Jaja (Carolina rió con mucha alegría). Vamos, dilo, sin miedo, ya no tienes por qué ocultarlo ni tener horror de decirlo a los cuatro vientos.

Leticia suspiró, aliviada. Carolina tenía razón. Ese amor ya no era prohibido.

L: Que amo a Fernando con todo mi corazón. Es el hombre de mi vida, y quiero luchar por él. No pienso perderlo. Amo a Fernando, ¡amo a Fernando! (gritó con auténtica efusividad e ilusión)

C: Lo sabía, y él te ama a ti de igual manera. Así que, bueno, ya no somos hermanas pero ahora seremos cuñadas, ¿qué te parece? Finalmente, casi casi hermanas.

Leticia sonrió con nostalgia.

L: Cuñadas. Tienes razón, seremos cuñadas. Pero, yo siempre te veré como mi hermanita... Mi hermanita Caro.

C: Y para mi tu siempre serás mi hermana. Aunque no llevemos la misma sangre, somos hermanas de corazón. Al principio em sentí muy triste, desolada... Fue como si arrancaran una parte de mi. Yo ya lo sospechaba, pero cuando  lo confirmé, fue muy dramático para mí. Pero también entendí que hay muchas razones para sentirse felices. Por tu felicidad, y la de Fernando. Ustedes se aman.

L: Yo todavía no lo puedo creer. Me parece que todo es mentira. Es que, todos estos años, pensando que soy hija de los Mendiola, y de la noche a la mañana resulta que todo eso se viene abajo.

C: Lety, fuiste muy noble al no reprocharles a nuestros padres... Bueno... mis padres. Jeje, perdón, es la costumbre.

L: Para mí, seguirán siendo mis padres. Tengo mucho que agradecerles, me aceptaron en su familia como un miembro más. Crecí como su hija, teniéndolo todo. Sin embargo, te confieso que me duele no saber cuáles son mis raíces. ¿Quiénes fueron mis padres y por qué me abandonaron? ¿viven? ¿tendré hermanos Caro? Quisiera saberlo porque quizá alguno de ellos también haya sido abandonado y esté en problemas... Siento frustración.

C: Lo entiendo Lety. Podríamos buscar a tus padres, si tu quieres.

L: No lo sé Caro. Tengo que pensarlo.

 Tengo que pensarlo

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