Capítulo 37

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Fernando y Leticia decidieron juntos hacerle un regalo a Julieta, una pequeña casita muy cerca de la de ellos. Ambos tenían liquidez suficiente para hacerle ese regalo, pues la empresa iba bien, con mucho trabajo y ganancias sobre todo en los últimos meses.

J: Esto es demasiado. No puedo aceptarlo (dijo Julieta mirando la casa).

L: Mamá pero ¿por qué? Es para ti. Es tuya ahora.

F: Lety tiene razón Julieta. Usted debe vivir cerca de nosotros. Queremos convivir más con usted y verla más seguido. Por favor no rechace el regalo que con tanto cariño le hacemos.

J: Yo también deseo estar cerca de ustedes pero...

L: Pero nada mamá. Tu has batallado mucho, esto es algo que quiero hacer por ti. Quiero que dejes de rentar, incluso de trabajar.

J: ¿Qué? No eso no hija. Yo no estoy dispuesta a vivir de ustedes. Además mi trabajo aunque es cansado me gusta.

L: Quiero que descanses, que tengas suficiente tiempo para que podamos convivir. Ahora que si quieres trabajar, puedes venirte a Conceptos, y así trabajas con nosotros ahí.

Julieta no pudo evitar que los ojos se le llenaran de agua.

J: Ay hija, muchas gracias por ser tan noble conmigo. No lo merezco.

F: Suegrita, usted merece eso y más. No se nos ponga sensible que nos contagia. Deberíamos estar contentos. ¿Qué les parece si las invito a comer? Conozco un restaurante de comida mexicana deliciosa por aquí cerca.

L: Que buena idea Fer. Vamos.

Los tres se dirigieron a un restaurante cercano donde disfrutaron de un buen momento compartiendo los alimentos.

Los días transcurrieron tan rápido como el agua entre los dedos.
Durante ese tiempo parecía que a Marcia se la había tragado la tierra. Después de algunos meses, 5 para ser exactos, supieron que se había ido al extranjero a vivir definitivamente. Marcia era el tipo de mujer orgullosa que no soportaba ver que no había logrado salirse con la suya. Por eso había preferido huir, poner tierra de por medio, y así tratar de olvidar la obsesión por Fernando. Creyó que estando cerca no lo lograría así que decidió irse lejos.
Por otro lado, Marcela y Teresita seguían siendo amigas, a pesar de lo sucedido, se seguían frecuentando así como el resto de la familia, a excepción de Ariel, que había decidido dedicarse a sus propios negocios, y andaba de un lugar a otro, nunca estable en uno solo.
Carolina por su parte, extrañaba mucho a Fernando y Leticia en la casa. Ya nada era igual sin ellos, aunque se frecuentaban y trataban de pasar tiempo juntos, no era lo mismo. Pero extrañamente, Omar se había mostrado más cercano a la familia. Carolina no se atrevía a admitir que estaba enamorada de él, sobre todo al saber la clase de hombre que había sido Omar en el pasado, aunque debía admitir que ahora era muy diferente, se veía más maduro, y más responsable. Omar siempre la visitaba con excusas tontas, a veces diciendo que quería alguna orientación sobre el trabajo, o a veces simplemente diciendo que también extrañaba a Fernando y que esa era una forma de no extrañarlo tanto. Pero Omar también tenía temor de decir sus sentimientos por Carolina por miedo a ser rechazado.
Tomás siempre visitaba a la familia, y ahora por extraño que pareciera, era novio de Alicia, la antigua mejor amiga de Marcia. Alicia era una chica inmadura y caprichosa, pero al darse cuenta de la clase de persona en que se había convertido Marcia, y cómo ella le había ayudado en sus planes egoístas, decidió cambiar de actitud. Se dio cuenta de que hacer daño a las personas era muy feo, que no llebava a nada bueno, y que solo causaba dolor a todos. Alicia se enamoró de Tomás, no solo por su físico, sino por su corazón noble.

La convivencia entre Julieta y los Mendiola era cada vez más cercana, lo cual le encantaba a Leticia. Su madre biológica junto a su madre adoptiva, y además, su padre Humberto. Aunque le dolí no saber nada de su padre biológico. No dejaba de preguntarse qué había pasado con él. Si era un buen hombre, como su madre le había dicho, entonces seguramente le había pasado algo, y de solo pensarlo le daba mucha tristeza.

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