Capítulo 15

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Comida, bebida, mesas, banquetes, invitados, regalos, recuerdos, salón, y claro, vestido de novia.

Los preparativos de la boda estaban ya avanzados, una mujer emocionada esperaba ese día con alegría, claro, Marcia Villarroel, la cual se probaba su vestido y lo mostraba a todos en la sala de la casa de los Mendiola.

T: Caro por favor no dejes que Fernando mire ¿ok? (Comentó Teresita)

C: Si mamá, ya lo dijiste mil veces. Él ni siquiera está en la casa, así que tranquila, no creo que entre ni que vea a Marcia.

Carolina estaba arta de esta farsa, y más decepcionada aún pues ni ella ni Tomás habían logrado nada aún, y la boda estaba ya demasiado cerca, y la felicidad de sus dos "hermanos" (Fernando y Leticia) en peligro.
Justo en ese momento Leticia entró a la sala, quedando profundamente herida al ver a Marcia con ese vestido blanco, y debía reconocerlo, se veía hermosa. Marcia se percató de la presencia de su rival mayor, Leticia.

M: Teresita, estoy segura que encontraremos un buen peinado en mi revista "peinados y belleza". Ah Leticia, ¿me harías el favor de darme la revista que está en el sofá?

L: Claro (dijo Leticia en tono muy natural), aquí la tienes, Marcia.

M: Gracias que linda eres, futura cuñada, estoy segurisima de que seremos buena amigas, ¿no lo crees?

Carolina rodó los ojos.

L: Claro, por supuesto, Marcia (Leticia prefirió seguirle la corriente. No le daría gusto de verla derrotada).

Al siguiente día:Tras caminar una muy larga distancia, Carolina y Tomás se sentaron a descansar frente a una casa de tabique rojo, en el patio había hierba ya bastante crecida, además en las paredes había telarañas

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Al siguiente día:

Tras caminar una muy larga distancia, Carolina y Tomás se sentaron a descansar frente a una casa de tabique rojo, en el patio había hierba ya bastante crecida, además en las paredes había telarañas. Definitivamente era una casa vacía.

C: No funcionó (dijo carolina con tristeza).

T: Se suponía que aquí vivía tu ex nana katty, ¿no?

C: Si, pero parece que se fue, y no sabemos a dónde.

T: Tenemos que averiguarlo.

Katty, la cual era su pista principal, no estaba, ya no vivía allí. Las cosas ivan mal, de echo bastante mal.
Tomás y Carolina regresaron a casa derrotados.

Un mes se pasó volando, como agua entre los dedos

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Un mes se pasó volando, como agua entre los dedos.
Leticia estaba ya ubicada trabajando en Conceptos. Ese día lunes era especial para ella, pues llegaba Sara a la empresa, su amiga de Los Angeles, que trabajaría con ella en Conceptos.

Leticia estaba ocupando un puesto de gerencia. Poco a poco pretendía empaparse con todo, aprender todo lo necesario de Conceptos. Leticia desde que llegó se ocupó de decorar su oficina a su gusto. Puso plantitas en distintos lugares y algunos cuadros con bellos paisajes del mar. Le encantaba contemplarlos desde su silla.

Leticia estaba sentada, soñando despierta y a la vez muy triste, pues la boda de Fernando y Marcia estaba cada día más cercana, y su relación con él era hasta ahora muy seca, se hablaban solo cuando de negocios se trataba, pues jamás hablaban de nada personal, no compartían ni siquiera sonrisas, como aquellas cuando eran niños. Lo que la consolaba era que a pesar del profundo rencor que Fernando le guardaba, le seguía hablando por lo menos un poco. En eso pensaba hasta que alguien interrumpió sus pensamientos.

El sonido de la puerta se percibió, con ímpetu.

L: Adelante por favor.

F: Lety aquí están los papeles que te mandó mi papá para el contrato.

L: Gracias Fernando, ¿ya tienes todo listo? (Preguntó mientras tomaba los papeles que Fernando le entregaba en un folder amarillo)

F: Si, pero será muy duro el trabajo, así que tenemos que empezar hoy mismo.

L: De acuerdo, prescisamente hoy llegará una trabajadora mas.

F: Si, mi papá me comentó algo al respecto. ¿De dónde viene? Dice que es amiga tuya.

L: De Los Ángeles.

En ese momento Fernando quiso sacar jugo a la conversación, lo cual sorprendió y a la vez divirtió a Leticia, pues esto era algo muy raro en él.

F: ¿Hiciste muchos amigos por allá Lety? (Preguntó con curiosidad mientras ocupaba la silla que estaba enfrente del escritorio de Leticia)

Esta era la primera vez desde hace tiempo que Fernando le hablaba de algo personal e interesante.

L: Sí, conocí personas muy agradables.

F: ¿Cuántos?

L: Pues a Sara, a Viviana, Karina, ALdo (Decía ella mientras iba contando con los dedos de su mano).

Y en ese momento Fernando interrumpió... como si ya supiera que Leticia mencionaría ese nombre, y como si el solo estuviera esperando que ella lo dijera para comenzar a reprochar inconsciente e inocentemente.

F: ¿Aldo? ¿O cómo dijiste perdón?

L: Dije Aldo, osea, Aldo Domenzaín, para ser exacta.

F: ¿Domenzolín? Pero que nombres tan chuzcos.

L: Dije Aldo Domenzaín.

F: Ah, perdoname Lety, es que está muy entretenido el nombre jajaja (dijo con una sonrisa totalmente falsa).

L: No lo veo de esa manera (defendio a Aldo).

El sonido de la puerta volvió a interrumpir.

Esa tonta, imprudente e impertinente puerta. Solo consiguió interrumpir la interesante conversación, que ya se estaba convirtiendo en algo muy personal y serio.

L: Adelante...(Leticia autorizó la antrada)

PM: Perdón Lety pero aquí te buscan (anunció Paula María, su secretaria).

L: ¿Quién?

PM: Una joven llamada Sara.

L: Hazla pasar, ¡es ella! (Leticia se levantó, sus ánimos regresaron y una sonrisa marcó notablemente su boca).

PM: Adelante señorita (dijo Paula María mientras detenía la puerta de la oficina y se quedaba a observar de cerca los hechos).

S: ¡Lety! ¡Amiga! Dame un abrazo...

Sara y Leticia se abrazaron alegremente, se olvidaron completamente de la presencia de la secretaria y de Fernando.

L: Me alegro de verte.

S: Y más te alegrarás cuando veas la sorpresota que te traje (decía Sara emocionada)

L: ¿De qué se trata?

S: Adelante "sorpresita"...

Un hombre alto, de piel clara y cabello levemente rubio entró a la oficina.

A: Hola Leticia (saludó con voz dulce y una amable sonrisa).

L: Aldo, estás aquí (dijo con tono sorprendido pero muy suave).

A: Que... ¿No me vas a recibir con un fuerte abrazo?  ¿O acaso quieres mas a sara que a mi? (Dijo en tono de broma)

L: Tu siempre tan celoso, ¡no cambias! (Ella lo abrazó con alegría)

Se dieron un fuerte abrazo, muy alegres, llenos de emoción.

Fernando solo miraba con sincera tristeza.

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