Al: No lo puedo creer. ¿Fuiste tan ingenua Leticia? Ay es que no lo puedo creer, sencillamente. Mira yo lamento muchísimo lo que te hice, créeme que jamás lo volvería a hacer, de hecho, estoy tomando terapia en el psicólogo porque me queda claro que tengo problemas psicológicos por la muerte de mis padres y el abandono y traición de mi ex novia. Por eso mismo estoy dañado emocionalmente. Sin embargo, creo que tu también necesitarías una buena terapia. Eres totalmente dependiente a Fernando, y eso no es bueno.
L: Aldo, si que estás dañado. Mira yo tube una amistad contigo y eso lo valoro. Me apoyaste, me aconcejaste, me animaste cuando más lo necesité. Te lo agradezco. Pero, no te equivoques. Nuestra amistad tubo que terminar hace tiempo y por obvias razones. Te quiero pedir de favor que no te vuelvas a inmiscuir en mi vida. Por favor y por tu bien, no vayas a hacer nada en contra de Fernando o de mi, porque esta vez no te la voy a pasar.
Al: Yo haría lo que fuera con tal de verte feliz. Estoy completamente seguro que tu felicidad no está al lado de él. Pero bueno Leticia, si esa es tu decisión y no quieres que me meta en tu vida, está bien. Algún día me darás la razón.
Fernando entró a la oficina de Leticia, y al instante se dió cuenta de la presencia de Aldo. Aunque trataba de tomar las cosas con calma, Aldo tenía el don de sacarlo de sus casillas de inmediato.
F: No lo puedo creer. ¿Tu aquí Aldo? Te advertí que no volvieras a dar un paso hacia mi esposa.
Al: Si, ya me confirmó Leticia la triste noticia. Así que te saliste con la tuya, Fernando Mendiola. Lograste atraparla, aprovechándote de su ingenuidad.
F: ¿A qué veniste? ¿Qué quieres ahora?
Al: Vine a disculparme con Leticia por lo que le hice aquella vez. No había tenido la oportunidad de hablar con ella frente a frente. Vine a México a acompañar a mi hermana a un asunto de trabajo, y quise aprovechar la oportunidad para venir a ver a Leticia.
F: Ve a ver a tu abuela. Te lo advertí, y por lo que veo, no tienes miedo a las emociones fuertes, ¿verdad? Quieres ver mi lado más oscuro, te gusta la adrenalina Aldo.
Al: Efectivamente, no te tengo miedo. No me asustas con tus amenazas infantiles. Y yo no me pienso ensuciar las manos con un tipo como tu.
F: Que bien, porque yo si.
Fernando, sintiéndose provocado, golpeó a Aldo sin contemplaciones. Ya estaba harto de su actitud necia, y creyó que tenía que ponerle un alto definitivo.
F: A ver si así aprendes a alejarte de mi esposa de una vez por todas.
L: Fernando, por favor, ¡detente! Déjalo ya, Aldo vete por favor, no compliques más las cosas (intervino Leticia).
Al: Si, me iré, pero no sin antes decirles a los dos mis palabras de despedida. Leticia, con tristeza y decepción te digo que lamento mucho que hayas caído en las redes de este cretino. Lo siento por ti, y mucho. Más que felicitarte, te doy mi más sentido pésame. En cuanto a ti Fernando, eres despreciable. No tienes piedad de nada ni de nadie. Pero vas a pagar muy caro el daño que haces. Espero no tener que volver a verlos a ninguno de los dos, nunca. Ni siquiera a ti Leticia.
F: Ya estuvo bueno, tu no entiendes.
Fernando lo jaló de las solapas de la camisa, abrió la puerta y lo sacó de un golpe. Todas las secretarias se alteraron al ver la escena y se acercaron de prisa.
S: ¿Pero qué pasa? ¿Qué es todo esto? (Preguntó Sara alterada)
Ma: Lety, don Fer... ¿Qué está sucediendo?
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La verdad oculta.
FanfictionLeticia: Una joven dulce, simpática, inteligente y muy bella. Estudió Administración de empresas, y aunque su padre ha sido un poco duro con ella, ella anhela poder trabajar en su empresa "Conceptos", al lado de sus dos hermanos: Carolina y Fernando...