Era una noche muy fría, la neblina invadía las calles de la ciudad de México... una brisa escalofriante y llena de temor aterrorizaba a los habitantes, haciendo que se metieran a sus casas y decidieran mejor encender el televisor, o sentarse a cenar junto a su familia... o tal véz tomar un poco de café, o té.
Sin embargo, una mujer caminaba por las calles empedradas... una mujer cubierta con un largo abrigo negro que le llegaba a los tobillos... una manta negra y vieja sobre su cabeza, llevaba zapatos de cuero ya bastante viejo y duro... su cabello quebrado y negro, un negro muy intenso. Sus ojos grandes, negros y brillosos reflejaban miedo, angustia, soledad... todo a la vez.
Y más sorprendente aún: llevaba una bebé entre los brazos, de un mes de nacida, envuelta en telas rotas... la criatura lloraba de hambre y frío. Su padre Erasmo Padilla murió poco antes de que naciera ella, y su madre Julieta era una pobre mujer desamparada... la corrieron de la vecindad en la que vivía, por no pagar a tiempo la renta... no tenía alimento, ni dinero.
Los últimos centavos que le quedaban los había gastado en leche para la pequeña, pero ahora la leche se había agotado, no quedaba nada y ella estaba ya cansada de pedir limosna sin recibir lo suficiente para alimentar a su pequeña... había tratado de conseguir trabajo, pero nadie la recibía con una bebé en brazos... así que tomó una decisión:
Conocía a una familia de muy buena posición económica, dueña de una gran empresa de comerciales llamada "Conceptos"... la familia Mendiola.Tenían una casa grande, de dos pisos y muy bien pintada de un color azul agua... estaba rodeada de un jardín lleno de bellas flores....
Julieta se acercó a aquel enorme portón negro, colocó a la bebé en el suelo, tocó la campana y salió huyendo... Prefería regalar a su hija que verla morir de frío y hambre...
En el portón se asomó un hombre alto, moreno... era el mayordomo de la casa de los Mendiola... Se sorprendió mucho al ver a la pequeña bebé llorar de esa manera, así que la tomó en sus brazos y entró a la casa...
En la sala se encontraba la familia tomando café...
Fernando, el único hijo de 1 año de edad estaba sobre la alfombra jugando con un pequeño carrito de control remoto... un carrito negro de grandes llantas que corría de un lado a otro chocando con todos los muebles...
Teresa lo miraba con ternura, mientras estaba recostada sobre un gran sillón... estaba embarazada de una niña. Le faltaba ya una semana para aliviarse... todas sus amigas admiraban su enorme pancita, que más bien parecía que en lugar de una niña, serían tres....
Por otro lado, Humberto leía el periódico del día... recostado en una mecedora grande de madera muy bien pintada y barnizada.Pero alguien interrumpió aquel conmovedor silencio...
R: Perdonen señores... pero llegó esto (dijo el mayordomo)
T: ¿Rogelio? Pero, eso parece un... (Teresa tartamudeaba)
R: Si, señora, es un bebé... o más bien dicho... una bebé... trae un medallón de oro que dice "Leticia".
T: ¿Qué? (desconcertada, Teresa se levantó del sillón, dejando la taza de café sobre la mesita de centro)
H: Pero ¿qué clase de broma es esta Rogelio? (Preguntó Humberto con tono alterado, poniendo el periódico bruscamente sobre la mesa de centro)
R: No es broma señor, trajeron esto... (El mayordomo levantó a la bebé ligeramente, mostrándosela a Humberto).
T: Préstamela (Teresa cargó a la pequeña entre sus manos) sí... lo que supuse... tiene hambre.
H: vamos inmediatamente a una casa hogar, o a un albergue... ¡que sé yo! (Humberto interrumpió descolocado)
T: Cálmate humberto, ¿no te da lástima? (Preguntó Teresa con tono débil)
H: ¿Lástima? Anda teresa suelta a esa niña.
Humberto Mendiola era un hombre bastante duro, orgulloso de su posición social, no soportaría ser señalado por la sociedad por tener en su casa una niña abandonada, ¡que no era suya! ¡Le parecía vergonzoso!
Mientras que Teresa era bastante dulce... amable, tierna, cariñosa... simplemente no tenía corazón para abandonar a la pequeña en una casa hogar. Además, tanto Fernando como la niña que ya venía en camino estarían muy felices de tener una hermanita.H: ¿Te volviste loca? ¡Nosotros no podemos tener esa bebé aquí! (Protestó Humberto molesto)
T: Podemos adoptarla (insistió Teresa).
H: ¡Jamás! ¿Qué van a decir nuestras amistades? Reacciona Teresita, sería denigrante.
T: Si tanto te preocupa tu posición social, no te preocupes, podemos decir que es hija legítima.
H: ¿Qué? ¿Darle mi apellido a una niña que ni siquiera sabemos de donde viene?
T: Todos nos creerán que es hija legítima, podemos decir que tuve gemelitas, o mellizas, te aseguro que lo creerán, pues mi panza es bastante grande.
H: Eso no lo aceptaré nunca.
T: ¡Pues si no lo aceptas me largo de esta casa! ¡Estoy harta de tu presunción!
Humberto quedó helado ante las palabras de Teresa...
No le quedó de otra más que aceptar porque si no aceptaba perdería a su esposa, y además, ¿qué diría la sociedad al saber que Humberto el famoso empresario rico se ha divorciado de su esposa?
Era ridículo... así que adoptarían a leticia...
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La verdad oculta.
FanfictionLeticia: Una joven dulce, simpática, inteligente y muy bella. Estudió Administración de empresas, y aunque su padre ha sido un poco duro con ella, ella anhela poder trabajar en su empresa "Conceptos", al lado de sus dos hermanos: Carolina y Fernando...