Capítulo 29

51 9 13
                                    

Fernando miró a Omar con una mirada que Omar no podía descifrar. Quizas reflejaba odio asesino... O quizás reproche absoluto. No lo sabía.

F: ¿De mi hermana?

O: Si, de ella. Mátame si quieres, golpéame, haz lo que quieras. Estoy dispuesto a recibir eso y más, por ella.

F: Omar, estás loco. ¿De mi hermana? No voy a permitir que juegues con ella como acostumbras hacer con tus "amiguitas", ¿me entendiste?

O: No pretendo jugar con ella. Te estoy diciendo que estoy enamorado.

F: ¿Tu? No te creo Omar. Tu nunca te enamoras. Eres Omar Carvajal.

O: Gracias por lo que me toca. Te estoy diciendo que quiero a Caro. No me creas si no quieres, pero estoy dispuesto a luchar por ella.

Fernando estaba desconcertado.

F: Está bien Omar. Te daré el beneficio de la duda. Pero si estás hablando en serio, espero que no lastimes a mi hermana.

O: Eso es lo que menos quiero. Al contrario, quiero hacerla mu feliz. Pero primero, me tiene que aceptar, obviamente. Fernando, quiero pedirte que no le digas nada. Yo hablaré con ella.

F: Está bien. Pero te lo vuelvo a advertir. Caro es una niña muy sensible, dulce y tierna. Tómalo en cuenta.

Leticia caminaba por la calle empedrada que daba hacia su casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leticia caminaba por la calle empedrada que daba hacia su casa. Carolina y Tomás se habían ido a comprar algunas cosas pero LEticia había preferido volver a casa. Tenía muchas cosas que hacer. Iba sumergida en sus pensamientos, hasta que sintió una sensación extraña, como si alguien la estuviera siguiendo. Volteó pero no vio a nadie. Aceleró sus pasos y siguió sintiendo lo mismo, se sentía observada. Caminó lo más rápido que pudo hasta que llegó a su casa. Se metió a la sala y ahí estaba Teresita, tomando te con Marcela.

T: Hija, ¿qué te pasó? Parece que viste un fantasma.

L: No, nada mami (miró a Marcela, no la había visto después de lo ocurrido con Marcia).

M: Lety, que bueno que llegaste, me gustaría hablar contigo unas palabras.

Leticia se acercó, y sentó en el sofá, al lado de ella.

L: Dime Marcela.

M: Lety, siento mucho lo ocurrido con Marcia. Se que se portó muy mal con ustedes. Ni mi esposo ni yo sabíamos nada al respecto. Quiero decirte que ya hablamos con ella y estamos tomando las medidas necesarias para que cambie. Quiero ofrecerte una disculpa a nombre de toda mi familia.

L: No te preocupes Marcela. Lo bueno es que las cosas se aclararon. Espero de verda que Marcia cambie, por su propio bien.

M: Yo también. Y quiero desearte que seas muy feliz con Fernando. Se que ahora están juntos. Te felicito LEty.

L: Muchas gracias Marcela. Bueno, si me disculpan, me retiro.

T: Claro hija. ¿Pero de verdad estás bien?

L: Si mamá, no te preocupes.

Leticia se retiró a su habitación.

Leticia se retiró a su habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Algunos días después:

Leticia y Fernando salieron a dar un paseo a un hermoso parque en las afueras de la ciudad. Leticia sintió todo muy extraño. Fernando estaba como sospechoso, incluso Carolina estaba muy rara ese día. Aún así, Leticia salió con Fernando. Llegaron al parque donde había un hermoso río con peces. El río de agua cristalina corría dejando escuchar una hermosa melodía de tranquilidad. Caminaron a lo largo del mismo, disfrutando del paisaje, de los árboles y de las flores que lo rodeaban. Entonces, Leticia volvió a sentir la misma sensación que en ocasiones anteriores: que alguien los observaba y los seguía. Volteó mirando hacia todos lados.

F: ¿Qué pasa Lety?

L: Es que... No, nada, olvídalo.

F: Vamos, dime. ¿Estás bien?

L: Bueno, lo que pasa es que siento que alguien nos mira.

F: Hay gente aquí, es un parque. Seguro que hay alguna miradita curiosa por ahí, mirando a la hermosa pareja que camina de la mano, que somos tu y yo... ¿No crees?

L: Jeje (rió nerviosa). Si puede ser eso, ¿verdad? No me hagas caso. Sigamos caminando. ¿Sabes? Nunca había venido a este parque, es hermoso.

F: Es el lugar perfecto.

L: ¿Ah si? (Lo miró extrañada) El lugar perfecto, ¿para qué?

F: Pues... Para el amor. ¿No crees?

L: Si, por supuesto. Tienes buen ojo para escoger lugares, debo admitirlo.

F: Uy, y te falta ver lo mejor. Vamos.

Continuaron caminando hasta llegar al punto cúlmine del río: una hermosa cascada. Leticia y Fernando se detuvieron, contemplando el agua que caía. De pronto, una lona de desenrolló desde arriba, dejando ver un mensaje que impactó a Leticia.
"¿Quieres casarte conmigo?"
Leticia se cubrió la boca con ambas manos, dejando ver su sorpresa. Entonces, Fernando sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña cajita, y la abrió, dejando ver el contenido: un anillo con una piedra en medio, brillante y resplandeciente.

 Entonces, Fernando sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña cajita, y la abrió, dejando ver el contenido: un anillo con una piedra en medio, brillante y resplandeciente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

F: Lety, ¿quieres casarte conmigo?

Leticia no pudo contener las lágrimas de emoción.

F: Por favor dime que si, hazme el hombre más feliz del mundo.

L: Claro que acepto, por supuesto que si, ¡me quiero casar contigo!

Fernando tomó delicadamente la mano de Leticia, y colocó el anillo en su dedo, para después depositar un dulce beso sobre la mano de ella.

Desde lo alto de la roca, Carolina y Tomás capturaban el momento con las camaras de sus celulares.

F: Te amo Lety, mi Lety.

L: Y yo a ti, Fernando.

La verdad oculta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora