Capítulo 6

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Era la mayor y peor locura que había hecho. Leticia se desconocía. ¿En qué cabeza podía caber semejante cosa?

En el jardín de su casa, Fernando y Leticia tenían un lugar secreto para encontrarse, por supuesto a escondidas de sus padres.
Fernando sabía que algún día tendría que confesarle todo a ellos, pero quería que fuera en el momento oportuno, que, por supuesto no llegaba todavía, pero Leticia quería hablar con ellos cuanto antes, o por lo menos contárselo a carolina, porque leticia estaba segura de que carolina los apoyaría.
Pero Fernando no estaba de acuerdo pues creía que ese secreto era solo de ellos.

Estaban sentados bajo un árbol enorme. Era un árbol que estaba en uno de los rincones más lejanos y solitarios del jardín de su casa. Ese rincón nunca nadie lo visitaba, ni siquiera el jardinero que se encargaba de mantener en buen estado las plantas, árboles, pasto, rosas y todas las plantas del enorme jardín de la casa. Ni siquiera el jardinero iba a aquel lugar pues estaba en la parte de atrás de la casa y arrinconado, obscuro. Había 4 árboles de sombra, grandes y sin podar.  Eran truenos, árboles enormes, verdes y muy frondosos. Había también bosque y flores altas, de colores bellos... todo estaba desarreglado, pero hermoso. Fernando y Leticia se veían ahí diario, a cualquier hora, pero cuidaban que nadie los viera ir allí.

Esa tarde estaban los dos sentados bajo uno de los árboles grandes, sentados uno al lado del otro.

L: ¿Sabes una cosa Fer? (Se recargó en el enorme tronco grueso del árbol)

F: Dime... (La volteó a ver con mucha atención)

L: Mis papás me dijeron que me fuera a estudiar a los Ángeles.

F: ¿Y eso por qué? (Fernando sintió como un balde de agua helada caerle encima).

L: Dicen que allá me irá mejor pues me prepararán para trabajar en Conceptos, además, recuerda que allá esta nuestra prima Carmen y mi tía Irmita, ellas se encargarían de hospedarme. Mis papás quieren que vaya a una escuela de allá, dicen que aprenderé más, sobre todo mi papá, ya sabes cómo es.

De hecho, los padres de Leticia querían mandarla lejos pues sabían que allá la prepararían los mejores profesores y ella podría más adelante ser presidenta de Conceptos. Humberto reconocía que Leticia era la más inteligente de los tres hijos, que tenía más capacidad para dirigir la empresa. Además, su tía Irmita y su prima Carmen quedaron solas pues su tío falleció hacía unos días así que la compañía de Leticia les haría muy bien.

F: ¿Y tú que les dijiste?

L: Que no...

F: ¿De verdad? (Suspirando de alivio) Gracias Lety...

L: ¿Gracias? ¿Por qué? Sabes que te amo y nunca te dejaría... ni siquiera por esos estudios que mis papás quieren que tenga. Siento que es una oportunidad para darle gusto a mi papá, de que se sienta por fin orgulloso de mí, tú sabes que nunca he tenido su completa aprobación, así que me gustaría darle un motivo para que se sienta orgulloso de mí. Pero te quiero Fernando y no pienso dejarte por eso.

F: No sabes lo feliz que me haces...

Fernando abrazó a Leticia y los 2 se prometieron no separarse nunca.

Marcia comenzó a pensar en algo que le pudiera servir para separar a Fernando de Leticia, y es que era realmente horrendo que dos hermanos se amaran de esa manera, que tuvieran el valor de besarse, era totalmente asqueroso

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Marcia comenzó a pensar en algo que le pudiera servir para separar a Fernando de Leticia, y es que era realmente horrendo que dos hermanos se amaran de esa manera, que tuvieran el valor de besarse, era totalmente asqueroso. Pero algo le hacía pensar que Leticia y Fernando no eran hermanos, es que no se parecían en nada (físicamente hablando). Por ejemplo, Leticia era más baja de estatura mientras que todos los Mendiola eran altos, además ese carácter, tierna y fuerte a la vez, mientras que los Mendiola siempre impulsivos, carácter explosivo, diferentes. Además, esa forma fría en que Humberto había tratado a Leticia cuando niña, Marcia lo había notado, aunque ahora Humberto era más cariñoso con Leticia, Marcia no se explicaba por qué Humberto había sido así en aquellos años. Por otro lado, se suponía que Carolina y Leticia eran hermanas mellizas, pero no se parecían absolutamente nada físicamente. Los Mendiola eran de ojos grandes y expresivos, pero Leticia los tenía pequeños. Marcia trató de investigar algo, pero no dio con la verdad, y no sabía qué hacer para dar con ella.
Sin embargo, un día pasó lo imprevisto...


Marcela de Villarroel visitó a Teresita en su casa, acostumbraban a tomar el te en algunas tardes y conversar, pues eran muy amigas. Marcela llevó consigo a Marcia, pues siempre quería ir con ella con el fin de encontrarse con Fernando.

Ma: Teresita, que gusto verte, ya estoy aquí, para ponernos al día.

T: Marcela que gusto verte, siéntense por favor... Marcia ¿cómo estás?

M: Bien Teresita gracias.

Ma: Tere, ¿dónde están tus hijos? Tengo muchas ganas de verlos (Dijo muy amablemente Marcela).

T: Carolina está practicando piano en el estudio, ya vez que la música es su pasión, pero Lety y Fernando no sé dónde están... no los he visto en toda la mañana, supongo que en sus habitaciones metidos en sus propios asuntos. Ya sabes, así son los adolescentes.

Ma: Lety es tan encantadora... además muy bonita niña (Comentó Marcela).

T: Si es cierto, es muy hermosa (Contestó Teresita)

Ma: ¿De dónde sacó la niña esos ojos tan lindos? ¿Acaso tus papás o los de Humberto los tenían? Es preciosa...

Teresa sabía muy bien que Marcela era una buena mujer, además su mejor amiga, por eso merecía saber la verdad. Además, estaba segura de que Marcela sabría guardar el secreto mejor que nadie, así que decidió decírselo de una vez, al fin y al cabo, se tendría que enterar algún día y cuando eso pasara, se enojaría con Teresa por haber guardado el secreto.

T: Marcia... hija, ¿quieres buscar a Fernando y Lety por favor? (Teresa despidió a Marcia, para poder hablar sola con Marcela)

M: Si teresita (Marcia se levantó y se retiró).

Pero Marcia no era tonta, sabía que Teresita la había despedido porque algo le diría a su madre... es que siempre le hacían lo mismo, así que Marcia se retiró, pero se escondió tras la puerta de la enorme sala, escuchando la conversación, y Teresita jamás se lo imaginó.

M: ¿Qué pasa Tere? ¿No vamos a tomar te al jardín? (Marcela conocía a su amiga y sabía que algo extraño ocurría)

T: Marce, antes de eso, quiero decirte que, hoy te enterarás de la verdad (suspiró nerviosa).

M: ¿Cuál verdad? Me estás preocupando...

Teresa de armó de valor para decir lo que desde hacía años tenía atorado en el pecho.

T: Es que... Leticia no es nuestra verdadera hija.

M: ¿Qué? (Marcela no lo podía creer)

La verdad oculta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora