Capítulo 27

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Fernando abrió los ojos enormes, como dos platos. Una sonrisa gigante se dibujó en sus labios. Todavía tenía lágrimas rodando por sus mejillas, pero de pronto, esas lágrimas de tristeza se mezclaron con lágrimas de alegría. Miró hacia donde Leticia le indicó y pudo ver escrito sobre la arena su nombre de él, y abajo el de ella, encerrados en un corazón. Leticia siempre era tierna y cariñosa, así que el detalle no le sorprendió, pero si le conmovió demasiado.

F: Hiciste esto, ¿para mí?

L: Claro tontin, ¿para quién más? ¿Quién más es Fernando?

F: Si, ¿verdad? (Limpio sus lágrimas con sus manos) Gracias Lety. Siempre buscas la manera de hacerme sentir mejor.

Fernando la abrazó con fuerza, envolviéndola en sus cálidos brazos.

L: Con este abrazote, vale la pena todo esfuerzo por hacerte feliz. Siempre me ha encantado que me abraces, y más con esa fuerza. Tus brazos son mi hogar.

F: Me alegra escucharlo porque a mi me pasa lo mismito contigo.

Fernando se separó un poco de ella para mirarla a los ojos.

F: Por favor, disculpa mi reacción de hace un momento. Me morí de celos.

L: Amo tus celos Fernando.

F: Si pero, no solo fue eso. Me sentí también muy culpable. Es que, no pude evitar pensar en todo el daño que yo también te hice al andar con Marcia. Hice todo mal.

L: Ya no te preocupes. Nosotros pensábamos que éramos hermanos, por eso lo hiciste.

F: Lo se Lety pero de todos modos no debí. Yo nunca he amado a Marcia. Dañé a todos pero en especial a ti (tomó el rostro de Lety entre sus manos). Te amo tanto. No quiero volver a separarme de ti nunca más.

L: Yo tampoco Fer. Ahora que se que no somos hermanos, estoy dispuesta a todo por ti. Y te advierto que no dejaré que te vayas con tus antiguas amiguitas, así que, vete olvidando de todas ellas, ¿quedó claro?

Fernando rió timidamente.

F: Nunca te haría algo así. Mi conmportamiento anterior quedó en el pasado. Vamos a empezar de cero, tu y yo juntos, como siempre debió ser, sin separarnos.

Leticia y Fernando sellaron su promesa de estar juntos con un dulce beso que duró agunos segundos. Después se fueron a sentar a la orilla del mar, uno al lado del otro. Leticia se recargó en Fernando, mientras él la abrazaba. Miraron juntos las estrellas, conversaron mucho, rieron, lloraron y observaron cada ola que llegaba a romperse en la orilla. El tiempo pasaba volando mientras estaban juntos, ni siquiera podían percibirlo porque cuando estaban juntos sentían que el tiempo no existía. Así llegó el amanecer, poco a poco, dejando ver los primeros rayos del sol de la mañana, iluminando gradualmente el agua azulada del mar.

L: Es increíble (dijo Leticia con una sonrisa enorme, mirando el paisaje que se pintaba frente a ellos). Ver el amanecer junto a ti Fernando, estar juntos en ese hermoso nuevo día. ¿No te parece hermoso?

F: Por supuesto (depositó un suave beso en la frente de ella, sin dejar de abrazarla). ¿Sabes Lety? Estube pensando en lo que me dijiste anoche.

L: ¿Qué?

F: Que tu y yo no somos ni hemos sido novios nunca. Eso tiene que terminarse.

Leticia se incorporó para mirarlo a los ojos.

L: ¿Qué quieres decir?

F: Eso. Hoy, aquí, frente al mar, y formalmente, hoy quiero decirte Lety, o más bien, preguntarte, si quieres ser mi novia.

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