I Hate You || TAYNICK || TAYLOR ZAKHAR & NICK GALITZINE ||

45- Capítulo final

NICK

El día de la boda había llegado. Estábamos en un jardín hermoso rodeado de flores de diferentes colores, mesas altas y largas llenas de comida y bebida. Un altar precioso adornado con una corona de flores que lo acompañaba con una larga y extensa alfombra roja.

Por cada rincón que mirabas se podía respirar el aroma a sal de la playa que la teníamos relativamente cerca, el olor a flores y los rayos de sol cayendo sobre nosotros.

Los invitados iban llegando poco a poco, llenando las sillas y hablando unos con otros.

Llegaba el momento de ir a por mi madre, de coger su brazo y entregarla en el altar al hombre que la había echo feliz todos estos años después de tanto sufrimiento.

Toco la puerta de la habitación en la que se estaba arreglando con ayuda de las chicas. Me abre mi hermana y veo de frente a mi madre.

Está preciosa y demasiado hermosa. Lleva un vestido blanco largo, ondas perfectas en su cabello rubio y un maquillaje tan sumamente perfecto que hacia que sus ojos azules se vieran aún más grandes y hermosos.

- Mamá, estás hermosa - no puedo evitar llorar - la mujer más hermosa que he visto en mi vida.

Las chicas la miran y no tardan en llorar.

Habíamos formado una familia tan hermosa y perfecta, que a veces daba miedo tanta felicidad.

- ¿Y Dylan? - pregunto.

- Taylor se está encargando de él - contesta María - de hecho, creo que iremos por si necesitan ayuda. Nos vemos en un rato.

Me quedo en silencio admirando a mi madre. Hasta que se van las chicas y no dudo en acercarme a ella y cogerle las manos.

- Tranquila - le digo cuando la siento temblar - vas a tener una vida llena de felicidad al lado de Rob. Es un hombre y la figura paterna que nunca tuvimos a nuestro lado.

- Ya era hora de ser felices todos ¿verdad?

- Nos lo merecemos todos, mamá. Por fin ser felices al lado de las personas que amamos realmente.

- ¿Tú eres feliz, cielo?

- Taylor hace que todo sea maravilloso. Me hace feliz mamá y quiero que lo nuestro sea único y especial.

- Os lo merecéis los dos cariño. Toda la felicidad del mundo.

Dejo un beso en su frente y nos fundimos en un abrazo de largos segundos. Cuando me separo de ella le ofrezco mi mano.

- Ya es hora.

- Sí, ya es hora.

Entrelazamos nuestros brazos y la siento temblar como nunca antes. La miro y le demuestro con solo una mirada toda la confianza que necesita en estos momentos.

Abro la puerta y aparecen Bea y María, con dos canastas pequeñas de pétalos de rojas. Dylan un poco más alante con un pequeño cojín en donde descandan los anillos de boda.

Damos los primeros pasos y conforme los vamos dando; las chicas van esparciendo los pétalos de rosas por el camino. Según vamos avanzando, las personas se van levantando de sus sillas y nos miran con una sonrisa.